Se ha desatado una guerra de precios entre el joven monstruo distribuidor, Amazon, y la vieja bestia editorial Hachette. ¿Qué pasa? Que las grandes editoriales, como las pequeñas, no tienen otro remedio que vender sus libros (impresos o digitales) tanto en Amazon como en cualquier otra distribuidora de las muy pocas que con ésta pueden competir. ¿Y qué más pasa? Que el precio lo ponen, como siempre, las propias editoras con los mínimos que marcan la distribuidoras (por ej. Amazon). ¿Y qué más? Que, como en tantas otras cosas, en Internet luchan los más fuertes contra los más débiles y muchas veces ocurre, como hoy, ¡ay!, que en estas nuevas lides digitales el pequeño puede comerse al grande. Y ahora mismo, resulta que cualquier persona física, desde su casa, puede editar y vender, y de hecho lo edita y vende, el mismo título a menor precio que la más fuerte. Y claro, vende lo que el grande no vende. Y uno pequeño no hace daño, pero muchos pequeños pueden cargarse al grande. Y esto es lo que pasa: que los editores o autoeditores, 2.0 venden en amazon (la tienda plus grande du munde) más que las editoras multinacionales de toda la vida.
Me explico, y voy por partes.
Yo, como autor, acabo de recibir una circular de Amazon por email, en la que explica a su mundial masa de autores y editores la guerra con Hachette, que ya ha sacado a la arena a los suyos con un manifiesto contra Amazon diciendo lo de siempre: que las editoras convencionales (las, para ellos, "buenas editoras") pueden irse al traste, y con ellas el arte y la cultura, por los bajos precios de la autoedición o la coedición, posibilitadas, en este caso, por el monstruo distribuidor Amazon. Vamos, que la vida del libro está en serio peligro.
Yo, como autor, acabo de recibir una circular de Amazon por email, en la que explica a su mundial masa de autores y editores la guerra con Hachette, que ya ha sacado a la arena a los suyos con un manifiesto contra Amazon diciendo lo de siempre: que las editoras convencionales (las, para ellos, "buenas editoras") pueden irse al traste, y con ellas el arte y la cultura, por los bajos precios de la autoedición o la coedición, posibilitadas, en este caso, por el monstruo distribuidor Amazon. Vamos, que la vida del libro está en serio peligro.
Este es el problema y esta es la guerra: Hachette, el monstruo editorial se resiste a bajar el precio de los libros digitales y ponerlo a la altura (más bien a la 'bajura') del precio medio (prácticamente tirado) de las editoriales pequeñas o, mejor, de las autoeditoriales o de los propios autores, francotiradores, 2.0, freelance u outsiders (llaméseles como se quiera).
Mi opinión personal como "experto" en el tema en los sólo dos años escasos que llevo editando y vendiendo libros en Amazon, infiere de todo esto cinco conclusiones, dependiendo de mi poliédrica perspectiva personal.
Las expongo seguidamente, desde la más egoísta a la más solidaria:
Las expongo seguidamente, desde la más egoísta a la más solidaria:
1ª Como autor, Amazon me ha dado la oportunidad de que mis libros se estén vendiendo en todo el mundo (poco, pero antes no es que no vendieran, es que no estaban en el mercado).
2ª Como editor estoy editando libros buenos de buenos autores que se están vendiendo en todo el mundo (poco, pero antes no es que no se vendieran, es que nadie los editaba).
3ª Como editor, estoy poniendo en el mercado, y a un precio increíble, buenísimos títulos, en cuidadas ediciones, y en una relación calidad/precio inmejorables, que hasta hoy estaban descatalogados, o agotados; en todo caso: fuera del mercado. (Vamos, que estoy aportando algo a la humanidad).
4ª Como autor/editor, me da lo mismo que Amazon y Hachette se saquen los ojos: los dos son dos monstruos multinacionales que, además se están limitando a "escenificar" una guerra que tiene los días contados, y por supuesto, con la victoria de Amazon, como luego diré.
5ª Como lector, alabado sea: cada vez tengo más libros en el mercado y a mejor precio. Con la música ya pasó lo mismo: hace "años" que apenas compro música (¡con lo que me han sacado las discográficas en "sus" tiempos!, ¡con lo que han abusado de mí, en "sus" tiempos). Hace mucho que, como melómano, soy millonario: tengo más de lo que nunca pude imaginar, más de lo que nunca soñé, gratis o prácticamente gratis.
Y volviendo a los libros, hace casi siete años que una institución semiprivada de mi querida ciudad, publicó una de mis novelas. Se la mostré al dueño/director de una gran librería/editorial cercana, la miró con desprecio y me dijo: es una vergüenza cómo la administración y los entes públicos o semipúblicos nos hacen este tipo de competencia desleal. Es cierto, pensé: el pequeño editor tenía sus razones, pero también yo tenía las mías como autor: si no me la publica este organismo, tú nunca me la hubieras publicado. De hecho, he tenido una novela entre las finalistas de dos importantes concursos sin que nadie me la haya editado a lo largo de más de veinte años. Esas son las mías, mis razones ( en este caso, como autor).
Bien, pues la cuestión es sencillísima y por eso digo que la guerra entre Amazon y Hachette (que por lo demás me importa un rábano) tiene los días contados. Y ellos, además, lo saben mucho mejor que yo. Lo que pasa es que quieren arrancar las últimas mieles.
Estamos en otra época. Eso es lo que pasa.
Estamos en época de extremos: de las grandísimas multinacionales y del los pequeños profesionales 2.0 (los que podemos codearnos con los grandes gracias a los "populares" medios digitales).
Estamos en la época en que muchas profesiones y muchas industrias han muerto, se están muriendo o se morirán a corto plazo, les/nos guste o no.
Y todo esto tiene ventajas e inconvenientes. Pero, amigo: al que le toca, le toca (y a todos nos toca un poco de todo, y a todos nos toca espabilarnos).
Estamos en otra época. Eso es lo que pasa.
Estamos en época de extremos: de las grandísimas multinacionales y del los pequeños profesionales 2.0 (los que podemos codearnos con los grandes gracias a los "populares" medios digitales).
Estamos en la época en que muchas profesiones y muchas industrias han muerto, se están muriendo o se morirán a corto plazo, les/nos guste o no.
Y todo esto tiene ventajas e inconvenientes. Pero, amigo: al que le toca, le toca (y a todos nos toca un poco de todo, y a todos nos toca espabilarnos).
La industria editorial como venía ejerciéndose hasta hoy, tiene los días contados. Por eso la guerra la ganará Amazon, que no es una editorial sino una distribuidora, un monstruo logístico.
Las editoriales tienen que cambiar de chip totalmente o desaparecerán. Y lo mejor del caso es que tienen que competir, no ya con Amazon, sino con microscópicos profesionales de la edición y la coedición: con los autores 2.0. Y en esta guerra, paradojas de la vida, yo no tengo ningún gasto: sólo mínimos, casi imperceptibles, beneficios: no tengo los costes de una editorial convencional: invierto tiempo, trabajo (u ocio), pero no dinero; tanto para los libros digitales como impresos. Más: encima yo puedo poner a la venta en Amazon un libro clásico más barato que una editorial tradicional: no hace falta stock (ni siquiera en los impresos). Ojo, tampoco cuento con subvenciones públicas: yo me lo guiso, yo me lo como. Y, sin ayuda alguna, he puesto títulos en el mercado que de otra manera no existirían (¡qué bueno, cuánto bien para la humanidad!). Y yo solo, yo solito... Y como yo, tantos "editores 2.0". No hay gastos, no se necesita stock, los títulos pueden ser los mismos.
Aquí, lo que realmente debe preocuparnos a todos, lo que de verdad debe preocuparnos, es que haya verdadera competencia, que no vayamos, como indefectiblemente parecemos ir, hacia el inexorable monopolio de dos o tres monstruos. Porque esta es la paradoja de nuestros días: frente a la realidad del empresario o profesional 2.0, que aprovechando los modernos medios digitales puede hacer cosas grandes el solo, he aquí la otra realidad: la de los tres o cuatro grandes que todo lo atraen hacía sus insaciables fauces. En definitiva, lo que hay que evitar por todos los medios es el monopolio, para eliminar luchas desiguales, desequilibradas.. Eso es lo que hay que hacer: evitar que bestias editoriales como Hachette o logísticas como Amazon, sean las únicas del mercado internacional. Sobre esto es sobre lo que tenemos que pensar todos, porque este es el verdadero problema, en esto como en todo. Este es seguramente el gran problema de nuestro tiempo: la propiedad de los medios de producción esenciales en tres o cuatro manos.
Dicho todo lo cual, me mojo:
1º Soy de la opinión de que en el mundo editorial, como en general en todo, no debe haber ayudas ni subvenciones públicas (excepción hecha de libros de texto: ahí debe ser sagrada la ayuda, como sagrado, pulcro y exquisito debe ser el mecanismo democrático que haya de marcar sus contenidos).
2º Es mentira, pura mentira, que la muerte de las editoriales tradicionales conlleve la muerte de la literatura, de la poesía.
3º Los autores que se están posicionando a favor de las grandes editoriales, son "sus" autores: los autores de "ellas". Y debería darles vergüenza (a "ellos") posicionarse así. Porque: o mienten, o están vendidos, o ignoran la verdadera realidad... O las tres cosas a un tiempo: son meros esbirros de las grandes multinacionales, a las que se deben en cuerpo y alma, en tinta y pluma.
3º Los autores que se están posicionando a favor de las grandes editoriales, son "sus" autores: los autores de "ellas". Y debería darles vergüenza (a "ellos") posicionarse así. Porque: o mienten, o están vendidos, o ignoran la verdadera realidad... O las tres cosas a un tiempo: son meros esbirros de las grandes multinacionales, a las que se deben en cuerpo y alma, en tinta y pluma.
4º Los grandes medios de comunicación están todos en similar situación de dependencia que los autores expresados, claro que en este caso porque suelen pertenecer a los mismos grupos editoriales, o comparten sus mismos intereses.
5º Los periodistas que se manifiestan en los mismos medios y dicen lo mismo que los autores de las grandes editoriales, demuestran tener la misma dignidad profesional que los autores que firman semejantes manifiestos.
Y, por favor, ¿qué fuerza moral pueden tener las editoriales de siempre que, en las ferias del libro, promocionan a lo bestia a verdaderos patanes con verdaderas basuras que venden libros por ser famosos y guapos presentadores de televisión? Respuesta que nos dan: que gracias a esos patanes, gracias a los beneficios que dan se puede publicar a autores buenos deficitarios. Bueno, pues si los buenos autores son deficitarios, que se pasen al sistema que menos gasto comporta: la edición 2.0. ¡Yo les edito! Claro, que eso, competir en la arena, a pecho descubierto y sin una promoción con un buen respaldo económico... Ah, y los editores y autores, o coeditores, 2.0 tampoco cuentan con las ayudas púbicas del mundo del libro (como no hay gastos, no hay ayudas, claro). Y tampoco contarán aquí, en 2.0, con la opinión impresa de esos maravillosos críticos pseudo intelectuales (en realidad verdaderos pelotas que viven de lo mismo), para los que sólo cuentan los autores de las "grandes" editoriales.
Bueno, pues esto, este sistema, como tantas otras cosas, se ha acabado. Así de claro. O renovarse, o morir.
En fin, lo principal: no dejarnos engañar. En la web tenemos de todo. Así que aprendamos a buscar, aprendamos a elegir. Precisamente veo estos días una noticia muy reveladora:
Los comentarios de los clientes en Internet influyen en el precio y la ocupación de los hoteles.Cadenas como NH o Meliá vinculan el salario a la satisfacción.
El País, 9 agosto 2014
Internet puede ser muy bueno para el consumidor, siempre que el consumidor tenga verdadera libertad. Pero para tener verdadera libertad hay que tener también una buena formación, claro. Y, como decía Proust, hay algo imperdonable: la estulticia. Hoy más imperdonable que nunca, porque hoy tenemos a nuestro alcance, a precios bajísimos y hasta regalados, los mejores libros del mundo. Algo que jamás hubiéramos podido soñar. Y no sólo libros: los mejores archivos, las mejores bibliotecas del mundo están digitalizando ahora mismo, mientras usted lee esto, muchas obras y documentos más, para ponerlos gratis a nuestro alcance. Por minutos, por segundos, se enriquece Internet. Ha sido mucho lo andado y muy largo el camino desde la Biblioteca de Alejandría hasta aquí. Aprovechémoslo.
Si quieres... pásalo. Y si no, lo tiras. Esto es Internet. Esto es, o debe ser, Libertad.
Servando Gotor
De vuelta al tajo y entre pañales. El artículo es enorme. Desde mi pequeña experiencia de "autor" publicado (modestamente) suscribo todo.
ResponderEliminarJavier Iribarren
2 matices : no hay nada gratuito...individualmente y en apariencia :si !
ResponderEliminarNo vives de tu "producción literaria o te tu función "editorial" !
Un periodista o un periódico una revista : viven de la publicidad...( como Amazon et el sistema Internet, en general)...Yo ne me fío de los grupos mundiales....y me aprovecho de Internet...Hay que mantener siempre una segunda via : pagar su periódico es un deber cívico...sino, el sistema te lleva a la concentración y al poder "unico"...
Hasta otra...