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sábado, 9 de noviembre de 2013

miércoles, 6 de noviembre de 2013

"EN PROCESO": EXPOSICIÓN DE FABIOLA ARES MASCARAY EN EL CENTRO PENITENCIARIO DE ZUERA


Fabiola, ayer, en la presentación de si exposición
(Fotografía: J.L.H.B.)


Ayer se inauguró en el Centro Penitenciario de Zuera "En proceso", la exposición de Fabiola, amiga y colaboradora del blog, tanto con sus aportaciones plásticas como con sus narraciones y poemas en prosa. Tuvimos ocasión de ver sus pinturas, demostrándose una vez más que hay que ver un cuadro de verdad para admirarlo y disfrutarlo en toda su dimensión. Tras la presentación y palabras de bienvenida de rigor, se suscitó un interesante coloquio entre la pintora y un grupo de internos, que nos descubrió nuevas perspectivas y secretos en sus óleos impresionistas, sus magníficas acuarelas y sus imaginativos contrastes de estilos a la búsqueda del mejor de sus lenguajes. Esperamos con fervor una nueva muestra abierta esta vez a todo el público.  No por nada, sino porque el público -a veces- se lo merece. 

Chapeau y enhorabuena, Fabiola.



Fabiola Ares Mascaray (Zaragoza, 1988) es licenciada en Derecho y ADE por la Universidad de Zaragoza (2006 - 2012) y ya desde la niñez viene mostrando unas dotes artísticas excepcionales, tanto como poeta, narradora, pintora o cantautora.
Su obra, en los más variados soportes, denota ―de un lado― una imaginación lírica desbordante e irónica y mordaz en ocasiones; y ―de otro― una mirada atenta a cuanto le rodea: desde lo más nimio a lo más inmenso. Es la mirada inquieta del talento artístico, que todo lo disecciona y todo lo analiza y fagocita. Inquietud que le ha llevado no sólo a recorrer y observar el mundo y la sociedad, viajando y residiendo, literalmente, de extremo a extremo del orbe; sino también a profundizar en los pilares que sustentan esa sociedad, de ahí también su opción universitaria.

En el contexto de dicha formación académica, su visita al Centro Penitenciario de Zuera, hace ahora algo más de un año, sirvió para tomar contacto por vez primera con este otro mundo, y asimilarla como una nueva experiencia en su ya importante acervo personal y artístico, enriqueciendo su pluma, voz y paleta, siempre inmersas en un mágico, personal y misterioso proceso de búsqueda, propio de todo verdadero artista. 

Y de este trayecto da puntual razón "EN PROCESO", donde nos vamos a encontrar, desde un paisaje urbano toscano propio, real e ideal a un tiempo y que resume en parte la experiencia italiana de nuestra pintora, hasta la escena callejera de una pareja enamorada al pie de una escalera, pasando por la reproducción/recreación, nunca inocente, de pinturas ya consagradas o por esa mujer azul de "Aisberg", hermosa como si ya no hubiese mares en el planeta, única obra de un pintor contemporáneo del centenar escogido por el Narciso de Alfonso para su divagación literario-pictórica: "Merodeando el desnudo femenino" (2013).

(Del tríptico de la exposición)




miércoles, 6 de marzo de 2013

MUJER AZUL (Juan Serrano)

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Fabiola A.M.


Te dije qué guapa estás con esa blusa azul ceñida que no llevas puesta.

Y al momento te vi desnuda de color oscuro y más tapada.

Ya no te volví a ver.

Desde entonces y sin descanso voy en busca de aquella mujer que guardó su azul para un mar de ojos más claros.







Juan Serrano
de su blog blao



martes, 1 de enero de 2013

DIÁLOGO CON UN LANGOSTINO (Nocturno)

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Descubrí mi avanzado estado de locura cuando pregunté a un langostino (cocido) (el langostino) por qué las personas nos obsesionábamos tanto con medir las cosas. Con medir los días. Qué tiene hoy de nuevo y de vieja la noche de ayer; qué diferencia hay para que ahora, de repente, todos nos deseemos felicidad.

El muy capullo, guardó silencio. Yo no me atreví a comérmelo. Para él, hubo una diferencia importante.

No hay duda de que, a veces, callar es la mejor opción...

Pero sin que sirva de precedente, diré que feliz año nuevo. (Los que me conocen dicen que por qué me complico tanto para decir las cosas... yo lo encuentro "origenial").


Fabiola A.M.

martes, 25 de diciembre de 2012

"Espíritu Navideño" (Fabiola)

<<(...) No importa lo que te ocurra, tienes que ser feliz, es Navidad.
Con la mirada perdida entre churriguerescos escaparates y espumillones
inútiles colocados por todas partes; esquivando a hombres vestidos con
estúpidos trajes de un tipo americano que también se cubrió de gloria;
intentas aislar tu mente de lo que realmente te preocupa y buscar un
regalo con el que ganarte el cariño del que lo reciba, alguien que te
apreciará por momentos, mientras sea rentable para su felicidad. Con
las manos llenas y el bolsillo vacío, te diriges a casa de tus
abuelos, donde va a tener lugar la anual reunión familiar. No importa
si el del plato de enfrente es el pariente al que has criticado
durante el resto del año y empezarás a poner verde a partir del día 8,
tampoco importa si no tienes hambre o ganas de comer; simplemente hay
que sentarse en una mesa con la que podría alimentarse la población de
El Salvador durante un mes y medio, sonreír ante los nefastos chistes
del típico tío que trata de hacerse el gracioso sin aproximarse a
conseguirlo, y refugiarte en el último recurso de tratar de ver una
gala de televisión sin lograr escucharla debido a las voces del resto
de los invitados que no han parado de beber sidra desde las nueve de
la noche. Da igual lo que haya ocurrido antes o lo que ocurra después.
Es Navidad.
Sin embargo, de no ser por la pesadez de mi estómago, los cánticos de
los vecinos de arriba y el afeminado abeto que me está mirando por
encima del hombro, nadie diría que lo fuera.


(...) Ahora es Navidad. La felicidad es gratuita, se regala en
carteles publicitarios, en anuncios de la televisión, en deseos
mecánicos. Es tu deber ser feliz en Navidad, no es cuestionable: no
importa lo que te pase, hoy toca ser feliz. Es el espíritu de la
Navidad.
Hoy ese espíritu me ha abandonado. Pero no me preocupa, seguro que
mañana el olor a mazapán me devuelve la ilusión, sorprendiéndome al
tararear una melodía monocorde y repetitiva. Campana sobre campana,
todo será otra vez verde y rojo. Tomaremos las uvas guiados por un
ancestral reloj, rogando al editor de nuestras vidas que se porte bien
con nosotros. Llegarán los Reyes Magos con sus coloridos presentes, y
nos traerán el cariño materializado de las personas que nos quieren y
de todas aquellas a los que les somos útiles para completar su
felicidad. Entonces volverán a llevarse todas nuestras entrañables
costumbres y las esconderán hasta el año que viene. Hasta que vuelvan
tendremos una cierta libertad de pensamiento.
Pero ahora no. He cometido un error al escribir todo esto. Ha sido
reconfortante, pero no era el momento. Un hombre debajo del balcón
rasga sus cuerdas vocales repasando las fechas nacionales y pidiendo a
una tal María que saque la bota para emborracharse. Tendré que unirme
a sus desafinadas notas. Ahora no es tiempo de andar con cavilaciones,
que ande la Marimorena. Hoy hay que ser feliz. Hoy es Navidad.>>

(Extraído de "Espíritu Navideño" - Fabiola A.M., 2004-)

martes, 4 de septiembre de 2012

¿FELICIDAD? NEXT... (Fabiola A.M.)

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sgs


Quería hacer lo que me diera la gana. Y cada vez que estaba a punto de conseguirlo… ZAS, aparecía algún valor o principio que me inculcó mi educación y las costumbres de la sociedad del momento y lugar en el que desarrollé mi personalidad. Distinta y determinada, tal vez. Avispada, bastante. Pero siempre en el último momento retraída por esos principios en los que hay que apoyarse, esos papeles que no se deben perder y esos modales que deben guardarse.

Un día me rebelé y decidí cuestionarlos todos. Decidí plantar cara a Felicidad, Honestidad, Humanidad, Sinceridad, Humildad,… y casi por no romper con todas esas dades etéreas llegué a cuestionarme la Navidad. Luego llegaron algunos ismos: mi preferido, el Romanticismo, y también el Compañerismo. Y la Paz. La Tolerancia. El Respeto…

Los maté a todos uno por uno, por estar vacíos. Les puse en fila, primero, por no prejuzgar. Y les pedí la documentación.     

La primera fue en la frente. 24 años pensando que el dinero no daba la Felicidad, y la RAE me lo soltó a la cara sin ningún género de dudas.

Felicidad.

1.       Estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien.
 
2.       Satisfacción, gusto, contento.

3.       Suerte feliz.

En definitiva, (1) uno es feliz si posee un bien. Y los bienes podrían ser desde un kilo de patatas hasta un chalet en Marbella (eso lo sabe cualquier estudiante de ADE). Al fin y al cabo, en nuestro rico idioma, felicidad implica posesión.

 Cabría que algún inteligente me dijera que aquí la RAE se está refiriendo a bien como el opuesto al Mal. Pero entonces estaríamos entrando en el pecado y la virtud, en el cielo y el infierno, y en los tontos y los listos… y mira, imbécil, que a mí no me gusta etiquetar…

De todas formas, rompo una lanza a favor del idioma y de los órdenes en los que he creído que funcionaban hasta ahora. Pienso en la gran cantidad de millonarios que acaban suicidándose en bañeras (eso sí, en bañeras de suites de lujo), y en los millones de pobres de película que se aman en el seno de un hogar en el que se comparten patatas hervidas. Y por todos ellos, busco una definición de Bien en mi bien-amado diccionario.
¡Se recogen 17 acepciones las cuales están al alcance de cualquiera con conexión a Internet. De todas ellas, solo 3 se refieren a un bien que pudiera ser objeto de posesión. Y todas con concuerdan como idea de bien material.

Atenta especialmente contra mi curiosidad la primera de las acepciones, que transcribo por ver si deja de ser imprecisa: Bien. Aquello que en sí mismo tiene el complemento de la perfección en su propio género, o lo que es objeto de la voluntad, la cual ni se mueve ni puede moverse sino por el bien, sea verdadero o aprehendido falsamente como tal.

 A lo que yo digo, primero, misión no cumplida. Y segundo, lo que yo veo ahí es que bien es aquello que se puede llegar a querer (de voluntad, no de amor). Entonces: Voluntad de poseer un bien àPosesión del bien à Felicidad (o, con la contra, sino me lo compran me da un berrinche).

Así que, sintiéndolo mucho Mamá, la felicidad es poseer.

Pero, de acuerdo, hay otra felicidad (2). Y no sería justo juzgar el todo por la parte (eso también sería poco ético, ¿verdad?). Y aquí la felicidad es:

- Satisfacción à Ok. Cuanto apruebas 7 asignaturas en febrero, te sientes satisfecho y estás feliz.

- Gusto à no como sentido, entiendo, sino como placer obtenido al hacer una cosa. Y esto sería como decir que si me gustan los helados soy feliz si me estoy comiendo uno.


- Contento à ¿Si estoy contento estoy feliz? De acuerdo.

Y, vamos más allá, porque no hay dos sin (3). La felicidad es SUERTE FELIZ. Y a mí que siempre me dijeron en el cole que la palabra definida no podía incluirse en la definición. Al parecer los Hombres de las Letras que configuran nuestro idioma cobran por permitirse estas licencias. Sigo sin entenderlo, pero sería algo así como: corro buena suerte à soy feliz. Del tipo… tengo suerte, me toca la lotería, poseo bienes a tope, y soy feliz.

Entonces se pecaría de repetición, y sería una acepción que bien podría sobrar, porque esa idea ya la teníamos recogida en la primera, tan primordial como tajante. Para darle un valor añadido me planteo que sería tal vez aplicable a todas esas expresiones que tanto nos gusta decir por quedar bien (Quedar Bien también como valor ético) desde a la panadera hasta los amigos que ves dos veces al año. Me estoy refiriendo a Feliz Navidad, Feliz Cumpleaños, Feliz aniversario… porque claro, es mucho más bonito pensar que estamos deseando una suerte feliz a que estamos deseando que te regalen muchas cosas (que es algo que solemos desear también, como plus de encanto).

Así que podría cuadrar perfectamente: Feliz Año à Suerte feliz para el año. Plus: no te olvides las bragas rojas y cómete todas las uvas.

Con todo lo anterior, feliz es el que tiene. Y mi reto se hace fuerte, porque como valor ético me parece una sandez. Vale que la acepción 2 es la que todos podríamos tener como idea de felicidad. Pero los segundos nunca fueron lo suficientemente importantes como para ser los primeros, y mi vocación no es buscar medias tintas, ni medios blancos.

Tajante. La búsqueda de la felicidad, tan rimbombante y altruista es en realidad una farsa. Y bueno, la Felicidad no se opondría a hacer lo que me diera la gana… siempre que fuera la mía. Porque se entiende (o me entiendo) que no me dará la gana hacer aquello que no me haga feliz. Pero está claro que no me voy a poner por delante la Felicidad de los demás antes de hacer lo que me dé Mi Gana.
En otras palabras, que si me quiero comprar el último pantalón modelo exclusivo de la 36 que queda en los estantes, no se lo voy a dejar a otra, porque la posesión de ese bien l – pantalón modelo exclusivo talla 36 última pieza – es la que me dará la felicidad.

En conclusión, la Felicidad se ha adaptado también a la realidad en la que vive. Se ha sumado al mercantilismo y se ha disfrazado de Codicia por no desentonar, a medio camino entre la Ambición y la Avaricia.

Estamos de acuerdo en que el Derecho evoluciona, el Lenguaje evoluciona… y al igual que los pantalones campana se fueron para que llegaran los pitillo, los valores se vacían de contenido, y los principios ya no solo no están de moda sino que se cambian por fines, que además tienen la suerte (feliz) de justificar los medios. Y aquí el que no corre derrapa.

Por otra parte, y dada la abstracción de esta dad que nos ocupa, no dudo en decir que no es posible hablar de una felicidad universal, que todos compren. De eso no me queda.
La Felicidad es relativa, y cada uno se hace la suya. A medida y en tanto en cuanto le conviene. Habrá quien sienta satisfacción, gusto y contento por fumarse un habano, y habrá quien lo sienta por tirárselo (a la cara el puro, digo). Pero nadie estará dispuesto a comulgar con la Felicidad de otro a la mínima personalidad que tenga guardada.

Y a la postre me encuentro con la misma imprecisión con la que partí. De un lado la felicidad capitalista; del otro la felicidad a medida. Pero ninguna infalible, ninguna prêt a porter, ninguna que me merezca la pena abanderar, por la que enterraría Mi Gana y la ofrecería a cambio de la satisfacción, gusto y contento eternos.
 
Felicidad, yo no te compro.

Next.



 

Fabiola A.M.

sábado, 17 de marzo de 2012

LOOKING AT MY ὈΜΦΑΛΌΣ, QUE QUIZÁ TOQUE (Servando Gotor)

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ὈΜΦΑΛΌΣ
Ónfalo, el ombligo o centro del mundo
(Museo de Delfos)

 


La Conchaparís anda con una máquina de fotos nueva y se ha tirado a la calle como una loca disparando a viento y marea. Lleva una semana así y como se ha comido España en un momento, acaba de largarse a Holanda para comérsela también.  Eso sí, con queso gouda y buena cerveza. Cientos y cientos de fotos con un lápiz de memoria que siempre acaba encima de mi mesa con mirada amenazante (no ella, el lápiz) exigiéndome horas y horas de photoshop. A La Conchaparís le pasa como a mí: dispara mucho.  Ya se sabe que cuando se dispara mucho alguna vez aciertas. Y. como ahora, en estos tiempos, disparar sale gratis, su cámara –como la mía- parece una auténtica ametralladora. Claro, que la Conchaparís es mucho mejor que yo. La Conchaparís, además de la estadística, mira bien.  Como deben mirar los artistas.  Pero además, y aquí viene lo esencial, no tiene vergüenza: se mete en cualquier tienda, la confunden con una sixter de Andy Warhol y le abren las puertas de par en par. Luego, cuando se despide le preguntan que dónde saldrán esas fotos y ella se encoje de hombros y contesta tan feliz que en ningún sitio. Después llega a casa y como se conoce ya el manejo del programilla de edición de Picasa, va haciendo algún retoque y así, poco a poco, avanza por momentos. En todo caso acaba endosándome a mí al día siguiente todo ese material para pasarlo por el photoshop, material que –la verdad sea dicha- siempre viene bien para la barricada.

Don Antonio nada que ver con La Conchaparís. Cierto que, como ella, tampoco se corta un pelo aunque muchas veces no ve muy bien, no sabe ver y, lo que es peor, siendo autodidacta, se niega a aprender a ver y eso me cuesta más de una bronca con él porque, para mí, los autodidactas son gente con el oído bien abierto. Vamos que para aprender a ver es conveniente tener bien abiertos… eso: los oídos. Don Antonio, no. Y no lo digo porque jamás siga un consejo mío (yo doy pocos y cuando los doy raramente acierto) sino porque no admite consejos de nadie.  Si bien reconoce haberse apuntado -tiempos ha- a un curso de fotografía y que la experiencia le gustó: sólo chicas jóvenes y él.  Hala, todos revueltos en el cuarto oscuro.  De modo que salió como había entrado: indemne (en cuanto a conocimientos de fotografía, se entiende).  Es don Antonio, pues, además de autodidacta, algo ciego (me refiero sólo al tema de la imagen, claro), bastante sordo y sobre todo autónomo. Tiene pues mucho mérito lo suyo porque nada –o muy poco- le debe a nadie y sin embargo, algunas veces también acierta.  Digo yo si será también porque apunta mucho y dispara más.  

Y con esto de no deber nada a nadie me voy a María Jesús.  A ella más bien le deben y, lo que es peor: no le pagan. Autónoma también y autodidacta donde las haya. Lo que no quiere decir sola, que siempre marcha bien pertrechada de incondicionales (más bien "incondicionalas") que, unas veces con razón y otras con menos, le aplauden fervorosamente hasta la extenuación. Aunque, ojo, la lealtad o el cariño ciego no siempre son buenos consejeros. En todo caso, creo que María Jesús y sus incondicionales harían bien escuchando las críticas de sus –también por lo demás- amigos, sus muchos amigos que no le faltan. Que los mismos que te silban unas cosas te aplaudan otras no es garantía de buen juicio pero sí de objetividad y distanciamiento, buenos ingredientes ambos para una crítica certera. Yo doy el mismo crédito a aquellos que te aplauden siempre como a los que siempre te silban: ninguno. O te quieren mucho (cosa que se agradece) o te odian mucho. En todo caso, malas posiciones para un buen juicio.  

No voy a hablar de Narciso, mirada siempre expectante, oído abierto, actitudes ambas tan agotadoras, y más a su ritmo, un ritmo por el que a veces explota y otras se desvanece haciendo mutis por el foro. Desaparece y es capaz de dejarnos colgados a todos, después de habernos animado a escalar las más altas cumbres. Mil proyectos, mil energías, mil ideas, mil miradas para cada objeto. Es el poeta profesional del blog como Vladimira es, o fue o lo ha sido, la poeta ocasional.

De Juan Serrano y Ángel sólo voy a decir un par de cosas, por ser tan recientes por estos lares: don Juan, desde que lo leí por vez primera me ha parecido siempre el señor de la pluma, la palabra y el pensamiento. Ángel es un encanto, un hombre más culto de lo que él cree y persona inteligente como lo acredita su británico sentido del humor. Un humor sin aspavientos. Suave.


Javi es otro de los poetas completos: escriba, haga un comic, fotografíe lo que sea o se marque (como en los tiempos del cine) un señor film  de inigualable talento, todo lo hace a la perfección. Es un hombre que sabe oír y mirar como pocos (por cierto, la huída Fabiola –esperemos que algún día vuelva, o al menos se asome- también, e incluyo el humor).

¿Y qué me dicen de Babiluno? Seguimos con el humor, el buen humor. El señor (joven, por cierto) que se esconde tras Babiluno nada que ver con lo que escribe. Nada que ver… aparentemente, claro. Incluso parece serio y hasta buena persona. Qué cosas.

Y, para el final: Isabel. Isabel es como la sombra de todos, algo así como -siempre salvando las distancias- Pepín Bello para la élite surrealista española: artista sin –casi- obra, pero cuya impronta impregna inconscientemente la de algunos de los que andamos por aquí. Y digo casi sin obra porque algunos de sus comentarios son verdaderos poemas.

Evidentemente no hablaré de mí –uno nunca debe hablar de sí mismo- que, por más que abro los ojos y los oídos sigo siendo ciego y sordo. Y cuando alguna vez hablo –como hoy, por ejemplo- siempre me queda la duda luego desvelada de que más me hubiera valido ser también mudo.


Servando Gotor


viernes, 17 de junio de 2011

ARRIVEDERCI (Fabiola)

Fabiola

Prometo echar de menos todo lo que dejo y odiar todo lo que reencuentre hasta que lo que dejo parezca un sueño y lo que reencuentre vuelva a ser la red del salto triple mortal de espaldas. Porque seguiré saltando. Aunque nadie sepa que siempre me dio vértigo.
Aprovecharé la melancolía como fuente de inspiración. Apagaré todas las velas. Sin soplar: esperaré a que la cera se consuma y se ahoguen, ellas también. Killing me softly. Cerraré todas las ventanas. La casa olerá a vacío. A fin. A ausencia. Como un huevo sin yema y sin clara. Estaré allí, pero desearé estar en otro lugar. Mejor: en otro momento. Vaciaré los cajones como se vacían los bolsillos después de una excursión. Vaciaré los cajones y llenaré las memorias: solo quien guarda papeles sabe todo lo que representan.
Me iré para no volver, porque nadie puede marcharse de otra forma: la persona que se marcha nunca es la persona que vuelve. Nunca seré, ni será, lo mismo.
¿Y qué pasa con Ellos? Qué difícil es responder cuándo vuelves cuando solo sientes que te vas. Ellos me dan bienvenidas que jamás deseé, y que he prometido odiar. Al igual que odiaré todas las despedidas.
Decir adiós sabe a resbalar la cuchara de plástico en la tarrina vacía de tu helado favorito de hoy. Lo único que te devuelve es un sonido desolador. No hay nada más. Todavía puedes sentir el dulzor en tu boca, pero no tendrás una nueva cucharada. Espero que disfrutaras la última, es horrible cuando la última de las pipas del paquete es la que está mala. Ahora solo tienes sed.
Pedí al feriante que no acabara nunca, y me dijo: “Tienes una última vuelta”. Arrivederci.


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