Hasta que Grecia se independizó del Imperio otomano bien entrado el siglo XIX, aquellos estudiosos europeos que en busca de sus propias raíces realizaban ese viaje formativo al que Richard Lassels se refirió por vez primera como el "Grand Tour" (1670), limitaban su trayecto nada más -y nada menos- que a la Magna Grecia; esto es, al sur de la actual Italia y a Sicilia.
Conviene aclarar que cuando se habla de la Grecia clásica no solo nos referimos al territorio griego actual sino, en general, a la cultura griega que impregnaba las vidas y costumbres de todo el Mediterráneo. Y, evidentemente, Sicilia fue uno de los lugares nucleares de aquella cultura. Y, además, uno de los que más y mejores restos conserva. Si a ello añadimos el crisol de pueblos que la mayor isla del Mediterráneo ha conformado, vertiendo en él su impronta gentes tan singulares como los normandos, los sarracenos, los franceses y los españoles, no resultará exagerado afirmar que nos encontramos ante una experiencia única y apasionante. Y así lo vieron aquellos privilegiados viajeros del Grand Tour. Que, además, nos trasladen sus experiencias personales plumas tan diversas y autorizadas como las del alemán Goethe y los franceses Alejandro Dumas y Guy de Maupassant, leerlas es compartirlas.
Disfrute pues el lector, y aprenda, con estos tres textos enriquecidos por abundantes notas que constituyen la más eficaz guía de viaje y lectura.
__________
De venta solo en amazon
versiones digital e impresa
Si no estoy mal informada, en la tal isla de Sicilia (si es que Sicilia es una isla) moraba la Sibila de Cumas, cuya desgracia utiliza un tal Eliot (TS) para inaugurar 'La tierra baldía': Apolo (que era más malo que Rajao) la había condenado a vivir tantos años como granos de arena tenían las playas del Mediterráneo -por ejemplo-, y -aquí viene lo hermoso de la anécdota-, cuando los niños le preguntaban: ¿pero qué quieres, Sibila?, ella respondía, quiero morir, quiero morir.
ResponderEliminarBien mirado, vale más esta cita que toda La tierra baldía que la sigue, aunque eso no se puede decir y aunque nadie haya leído La tierra baldía, ayyyy.
Un saludo
narcisodealfonso