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Mariano Berdusán hubiera cumplido hoy 83 años. Y he pensado recordarle con estos versos de Alfred Tennyson, que estoy seguro le hubieran encantado:
Permanece a mi lado, cuando se apague mi luz,
y la sangre se arrastre y mis nervios se alteren
con punzadas dolientes.
Y el corazón enfermo
y las ruedas del tiempo giren lentamente.
Permanece a mi lado, cuando a mi frágil cuerpo
le atormenten dolores que alcanzan la verdad.
Y el tiempo maniaco siga esparciendo el polvo.
Y la vida furiosa siga arrojando llamas.
Permanece a mi lado, cuando vaya apagándome.
Y puedas señalarme el final de mi lucha.
Y el atardecer de los días eternos
en el bajo y oscuro borde de la vida.
Permanece a mi lado, cuando el camino se acabe.
Y lo recorrido no sea más que un recuerdo,
un instante suspendido en el tiempo, en la eternidad.
Y la verdad me alcance, y la verguenza se rinda.
Permanece a mi lado, cuando todos se hayan ido.
Y la soledad me amenace,
y la oscuridad me envuelva.
Cuando el sonido de tu voz sea el último nexo con la vida.
Y tus ojos me miren y tus labios me besen.
Permanece a mi lado, cuando la vida me deje,
y no pueda cantar, y no pueda gritar.
Cuando las olas del mar no me lleguen
y la brisa desprenda la verdad de mis días.
Permanece a mi lado, cuando todo parezca sucumbir al hastío.
Y el tedio se canse y la esperanza no nazca.
Y la música se ahogue, callada, lenta, mojada,
en mi burlada garganta.
Permanece a mi lado para no perderte ahora,
para quererte siempre, y así protegerte
de la llama incandescente que derriba las puertas
y aplasta las vidas, dejandolas muertas,
en espantosa huida.
con punzadas dolientes.
Y el corazón enfermo
y las ruedas del tiempo giren lentamente.
Permanece a mi lado, cuando a mi frágil cuerpo
le atormenten dolores que alcanzan la verdad.
Y el tiempo maniaco siga esparciendo el polvo.
Y la vida furiosa siga arrojando llamas.
Permanece a mi lado, cuando vaya apagándome.
Y puedas señalarme el final de mi lucha.
Y el atardecer de los días eternos
en el bajo y oscuro borde de la vida.
Permanece a mi lado, cuando el camino se acabe.
Y lo recorrido no sea más que un recuerdo,
un instante suspendido en el tiempo, en la eternidad.
Y la verdad me alcance, y la verguenza se rinda.
Permanece a mi lado, cuando todos se hayan ido.
Y la soledad me amenace,
y la oscuridad me envuelva.
Cuando el sonido de tu voz sea el último nexo con la vida.
Y tus ojos me miren y tus labios me besen.
Permanece a mi lado, cuando la vida me deje,
y no pueda cantar, y no pueda gritar.
Cuando las olas del mar no me lleguen
y la brisa desprenda la verdad de mis días.
Permanece a mi lado, cuando todo parezca sucumbir al hastío.
Y el tedio se canse y la esperanza no nazca.
Y la música se ahogue, callada, lenta, mojada,
en mi burlada garganta.
Permanece a mi lado para no perderte ahora,
para quererte siempre, y así protegerte
de la llama incandescente que derriba las puertas
y aplasta las vidas, dejandolas muertas,
en espantosa huida.
Alfred Tennyson
In Memoriam A.H.H.
(fragmento)
Es un poema muy hermoso,
ResponderEliminarrealmente.
Sirva para recordar al traductor
de Holderlin y Propercio.
Gracias por el recuerdo y por
colgar el poema, blogger.
Narciso
No sé que tienen las personas silenciosas, que dejan una huella imborrable.
ResponderEliminarEs dificil verlas tras su silencio, pero esa imagen de la distancia entre el tiempo común, el de todos y el que experimentan en su interior...
Me ha gustado mucho el poema.
Ángel