Editorial Tirano Banderas. Murcia, 2018
Un fantasma verde recorre Occidente...
Resulta que mientras se celebraban los Oscars (Oscars contra Trump -cada cual con su dinero hace lo que quiere-), andaba yo disfrutando con el final de este gran libro, aprovechando que por aquí, por Zaragoza, el cinco de marzo es fiesta.
Resulta que mientras se celebraban los Oscars (Oscars contra Trump -cada cual con su dinero hace lo que quiere-), andaba yo disfrutando con el final de este gran libro, aprovechando que por aquí, por Zaragoza, el cinco de marzo es fiesta.
Ni me acordaba que
estaban con los Oscars, pero aunque me hubiera acordado por supuesto que jamás
lo hubiera cambiado por mi libro de Juan Serrano. Lectura que luego me deja, como
siempre que acabas un buen libro, con un vacío muy lleno (que diría Woody Allen) .
Como el libro es una
reflexión sobre la muerte, también es cierto que uno se queda como muy así, con
la mirada perdida y pensante, sobre todo cuando amanece.
Ya, cuando desayuno, veo las
noticias y la película más premiada es "La forma del agua". Busco alguna imagen, y me digo, vaya, vi parte del tráiler hace unos días y esta sí
que tiene muy pero que muy buena pinta.
Bien... ¡Pues no! Va a ser que tampoco, porque enseguida sale por ahí un ser verde y monstruoso que la caga (o un ET, a fin de cuentas se dirige a la generación de los etés, ahora crecidita, que no madura). Ya no me interesa. Prejuicio, por supuesto. Uno está ya más que harto de que el pueblo se alimente mentalmente solo de circo, de ese circo que con el pan que nos da el poder económico y estatal (migajas más bien) visualiza perfectamente el ocaso de nuestra civilización por las mismas razones que cayó Roma.
Bien... ¡Pues no! Va a ser que tampoco, porque enseguida sale por ahí un ser verde y monstruoso que la caga (o un ET, a fin de cuentas se dirige a la generación de los etés, ahora crecidita, que no madura). Ya no me interesa. Prejuicio, por supuesto. Uno está ya más que harto de que el pueblo se alimente mentalmente solo de circo, de ese circo que con el pan que nos da el poder económico y estatal (migajas más bien) visualiza perfectamente el ocaso de nuestra civilización por las mismas razones que cayó Roma.
Aún así, no me resisto a ver
el tráiler. Lo busco en la web oficial y… ¡Oh!, la preciosidad de la fotografía y atrezo se complementan con una banda original
impresionante: entre otros temas, La Javanaise, una inolvidable canción que Serge
Gainsbourg compuso en 1963 (o sea, antes
de su "Je t'aime moi non plus" con Jane Birkin) para Juliette Greco.
La maravillosa versión de la película es la de la canadiense Madalaine Pairoux (hija espiritual de Leonard Cohen), y
pude escucharla en directo en Vitoria en julio del 2009 (por cierto, con una
caja de cerveza Estrella Damm por toda percusión, que para lo bueno se necesita muy poco). Canción y
versión de estudio para la película, con un tono y unos violines de inicio, perfecta.
Y, claro, después de
tanto dinero invertido, tantos efectos, tan buenos y preciados profesionales y
tanta star, lo primero que piensa uno es si para vender una película hace falta siempre un monstruo
verde o similar. La respuesta es tan triste y segura
como inmediata: sí. Sí, porque para vender siempre hacen falta cosas de estas. Hoy, como en la Roma Imperial las masas siguen almientándose de pan y circo. Conclusión: no
tenemos remedio (ojo, y hablo sin haber visto la película, y dudo que la vea
porque dudo que la aguante, y a ciertas edades uno ya no está para perder mucho el tiempo).
A lo que voy es al libro,
al que acabo de leer. Que es justo lo contrario a las películas de éxito, y que se acerca
más a la caja de cerveza del batería de la Peyroux en Vitoria porque exhala la misma magia. La
película no sé si lo será o no, pero el libro sí: es arte, creación,
reflexión seria y profunda, no producto. Está en las antípodas de los Óscars y
en las antípodas de la narrativa lúdica que hoy se vende, y que -encima- dudo mucho
que se lea siquiera. (¡Ay amigo ―decía aquel―, se escribe tanto y tan malo, y además, se lee
tan poco…!). La novela lleva por título
"El otro lado", y el autor es mi muy querido y admirado Juan Serrano,
un filósofo-pensador-poeta outsider, murciano de Yecla y residente en Molina de Segura, al que ya tuve el honor
de editarle en 2013 "Esta sombra no es mía", una recopilación de más
de un centenar de jugosos y líricos cuentos, a cual mejor.
La novela, porque de una
novela se trata, es una profunda reflexión sobre la muerte y, por tanto, sobre la
vida, porque solo la vida concibe la muerte. Eusebio Berruezo trabaja
como contable de una conservera de frutas, está casado con una enfermera
(Marina) y tienen dos hijos. Su suegra, enferma
(la Carmen), se agrava, la acogen en casa y será él quien se hará cargo de su
cuidado personal. Josema, un librero
primo de Marina, admirador de Rilke, le cuenta a Eusebio la historia de dos enamorados,
uno de ellos enfermo de muerte. El otro, mientras hace unas anotaciones en una
libreta, comprueba que, conforme escribe, su compañero mejora: La tinta
regeneradora de su cálamo, trascendiendo la palabra escrita, se introduce por
las venas del agonizante con la misma fuerza que un motor bombea los artilugios
de una máquina, con la soltura de un fuelle sobre el rescoldo de un fuego
apagado.
Después, Josema le da a Eusebio un
Libro de Actas en blanco: "Ahí tienes, Eusebio, por si te vale".
Medio en broma, medio en
serio, Eusebio, además de reforzar su ya buena relación con la Carmen, acaba
escribiendo, reflexionando y examinando las reacciones de su suegra en su fatal
camino hacia la muerte.
Todo ello da lugar, como
he dicho, a interesantes reflexiones del propio Eusebio, enriquecidas con las
que constantemente aporta Josema y las referencias abundantes de este a las
Elegías de Dunio de Rilke. Pero como
todo ello gira en torno a la Carmen, es ella quien acaba siendo la verdadera
protagonista de la novela, esa mujer moribunda que afronta el final de sus días
como ha afrontado su dura y difícil vida: sacando a los suyos adelante, con
sacrificio, fuerza, serenidad, trabajo y optimismo. Una mujer en un ambiente
histórico y social tan hostil que (como tantas mujeres de la Guerra y la postguerra) siempre vivió con la obsesión de dar de comer a sus
hijos. Obsesión que se cuela hasta en sus sueños, tan reales que cuando sueña
que hace arroz con leche sus manos huelen a canela. Esto es, en suma, "El otro lado": la
dura y hermosa, historia de una abnegada mujer, narrada desde una perspectiva real, intelectual y lírica.
De entrada, solo para iniciarse
en el universo poético de Rilke y, en concreto, de sus célebres Elegías; y, por
tanto, aprender a saborearlas y disfrutarlas, solo por eso merecería ya la pena leer
esta interesante novela. Pero es que, Rilke al margen, la prosa lírica, sagaz, profunda, social, actual y divertida de
Juan Serrano, constituye una maravillosa obra literaria, después de cuya lectura el lector ya
nunca será el mismo. Y es esto, el que una obra nos cambié, lo que confiere
a esa obra la dignidad artística.
Dudo que el espectador sea otro después de
ver las películas premiadas del Hollywood actual. Y lo dudo porque adolecen del
artificio de todo producto industrial, porque carecen de la verdad que caracteriza a toda
obra de arte. "El otro lado",
sale de dentro, de ese rico interior de Juan Serrano. Un autor todo él verdad y duda, y a cuya sólida formación personal se une una innata inteligencia y una mirada al mundo profunda y
escrutadora.
Si nos esforzáramos más en disfrutar de otra manera, si en vez de buscar inútilmente una falsa felicidad en lo meramente lúdico (el circo), en tanto monstruo verde que recorre Occidente, y nos conformáramos con conocernos más y mejor a nosotros mismos profundizando y disfrutando en lo verdaderamente humano (lo único importante), estoy seguro que habría menos maltratos, menos muertes y menos desaparecidos. Pero el monstruo verde sigue asolando a Occidente.
Si nos esforzáramos más en disfrutar de otra manera, si en vez de buscar inútilmente una falsa felicidad en lo meramente lúdico (el circo), en tanto monstruo verde que recorre Occidente, y nos conformáramos con conocernos más y mejor a nosotros mismos profundizando y disfrutando en lo verdaderamente humano (lo único importante), estoy seguro que habría menos maltratos, menos muertes y menos desaparecidos. Pero el monstruo verde sigue asolando a Occidente.
Cabronazzi!!! Has dado en el clavo!!! Y el monstruo verde no es ET, es el de la bella y la bestia... Muy bien escrito!! Te superas!
ResponderEliminarGracias, Josemari, me quieres demasiado. Lo principal es el libro: muy pero que muy bueno e interesante (por cierto: el Manifiesto Comunista (que tiene una buenísima factura literaria) comienza con esta frase: "Un fantasama recorre Europa..."
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