No lo dudó. Murdoc no lo dudó. Hizo examen de conciencia sin propósito alguno de la enmienda. Y de tripas, corazón. ‘Hasta aquí hemos llegado’, protestó al recordar al enano garroso que le había tratado como a una piltrafa. ‘A él, hablarle así a él, al Sire’. Se puso el mundo por montera y olvidó todo lo que tenía que olvidar: los ojos, la nariz y la sonrisa que se ocultaban tras el dorado cabello de una niña cuyo rostro jamás llegó a ver. Todo. Hasta las rencillas con el reverendo, que tan mal había llevado aquello de la fender, cuando Brown se la pidió para un concierto de catequistas y él se negó con el estribillo de la Ronda de las Mozas que le había oído al Fariseo:
que se me ha roto la prima,
la segunda y la tercera,
le dijo. Sí, eso le dijo. Y Brown es de los que ni perdona ni olvida, Pero Murdoc se puso el mundo por montera, cogió su harley davidson, se ciñó la fender estratocaster en bandolera, como si fuera un rifle de caza mayor y, con la cabeza semioculta bajo las alzadas solapas de su chupa de chapa, fue a ver al maldito reverendo, atajando a golpe de acelerador por el corredor de Vasari.
La puerta de la sacristía, cerrada. Pero el recinto entero retumbaba por los watios del interior. ‘El equipo DJ del cabrón del cura, se dijo’. Y lamentó haberse olvidado su disco de los Zeppelin. Ahora, ahora hubiera sido el momento de escuchar Startway to heaven al revés para oír los mensajes satánicos. Pero había que seguir. Así que golpeó varias veces con los nudillos sobre una estrella de ocho puntas. Se hizo sangre, claro, y se acordó de la madre del maldito mudéjar que diseñó la dichosa puerta. Enseguida comprendió que, con tanto volumen, era imposible que el reverendo le oyera. Y cuando ya estaba a punto de desistir, reparó en el videoportero de la sacristía. La voz del reverendo era como la de Spencer Tracy cuando lo doblan en español:
- Murdoc, qué cojones quieres de mí.
- Es un asunto importante, reverendo.
- ¿Tiene algo que ver con el XVI Certamen de Boquiñeni?
- Qué certamen ni qué niño muerto.
- El de los juegos malabares.
- No, no tiene nada que ver.
- Pues entonces márchate, Murdoc.
- ¡Reverendo!
- Ya lo has oído, ¡vete!
- Es por lo de la convocatoria.
- ¿La de Boquiñeni?
- No, Brown, no. La de esta noche, a las dos.
- ¿La del Guacamayo Azul?
- Sí, la del Guacamayo Azul.
- Bueno, pasa.
Se abrió una de las dos hojas de la gran puerta mudéjar. La sacristía, envuelta en incienso y con iluminación de verbena, le pareció a Murdoc el mejor escenario para una jam session en toda regla: El reverendo DJ vs. Murdok Stratocaster, pensó.
Narciso de Alfonso
Servando Gotor
Led Zeppelin - Startway to heaven
ResponderEliminarHay una dama
que está segura
de que todo lo que reluce es oro
y está comprando una escalera
hacia el cielo
Y cuando llega allí
sabe si las tiendas están cerradas
con una palabra, no puede conseguir
lo que viene a buscar
Oh¡ está comprando una escalera
hacia el cielo
Hay un cartel en la pared
pero quiere estar segura
sabemos, que las palabras
algunas veces, tienen dos significados
En un árbol junto al arroyo
hay un pájaro cantor
entonando…
A veces todos nuestros pensamientos
son dudosos
Oh¡ esto hace que me maraville
Oh¡ hace que me maraville
Es una sensación
como cuando miro al oeste
y mi espíritu llora por el abandono
En mis pensamientos he visto
anillos de humo
a través de los árboles
y las voces de aquellos
quienes están de pie mirando
Oh¡ esto hace que me maraville
Oh¡ es lo que realmente hace que me maraville
Y son unos susurros que pronto haremos llamar
la melodía
después el gaitero nos conducirá a la razón
y un nuevo día comenzará para aquellos
quienes estén deseosos
y los bosques se harán eco por medio de la risa
Si hay bullicio en tu valla de setos
no te preocupes ahora
se trata de una limpieza
de la reina de Mayo
Si, hay dos caminos
por los que puedes ir
pero a largo plazo, todavía
tienes tiempo de cambiarte
del que te encuentras
Y esto hace que me maraville
Tu cabeza es un zumbido
y no es algo que se vaya
en caso de que no sepas
es el gaitero llamando
para que te unas a él
Querida señora
¿Puede oir el viento soplar?
¿Sabía usted, que la escalera
se sustenta en su susurro?
Como el viento nos mueve
en el camino
nuestras sombras son más largas
que nuestra alma
Hay paseos con la señora
que todos conocemos
la que brilla con luz blanca
y quiere mostrarnos
cómo todo se convierte en oro
y si escuchas muy fuerte la melodía
ésta vendrá a ti , por fin
Cuando todos seamos uno
y uno seamos todos
para ser una piedra
y no estar rodando
Y ella está comprando,
una escalera hacia el cielo
Ángel