SGS
Para el Fariseo, la calle de Conde Aranda se convierte en street. Sobre todo a la altura de la tienda de Kamal.
Kamal también acaba de abrir.
Kamal es young. Buen porte. Se siente en su home, no hay más que verlo. Sale speedy de su garito y con una sonrisa de oreil a oreil le dice a una caribeñita brun que marcha a su trabajo:
- Kalimero Xiomara, kalimero lovely. Para las seven lo tendrás.
Y Xiomara, con risita chinesse:
- Grasias sielo, sabía que me lo conseguirías. Y por fin ¿cuatro euroh?
- Cuatro euros, baby.
- Ereh un soleil, Kamal.
- Para vos the sun, la lumière y tutte las estelas, Xiomara. Obrigado.
Y se mete en su garito frotándose las manos en el delantal y atusándose el gorro de barquillo.
Kamal es happy.
Quedan ya lejos los amargos días de la patera. Olvidar significa abandonar la esperanza de un pasado mejor. En tres años se ha hecho con el barrio del Gancho. Y el Gancho con él. Cuando oye las campanas de San Pablo, sale a la calle y mira la torre mudéjar. Sonríe y atiende a una niñita rubia del barrio que se llama Pili.
- Kamal, quiero un magnum.
- Un magnun quiere mi niña.
- Sí, un magnun, Kamal.
- Y de qué lo quieres, princesa.
- De chocolate negro.
Y Kamal abre la cámara y elige el mejor de los magnun de chocolate negro para su princesita de ojos azules.
- Cuánto vale, Kamal.
- Para ti un euro, cielo.
Y la niña Pili se pierde impaciente por los colores de la calle, con los morritos negros de chocolate, mirando a la vez el caramelo que kamal le ha regalado, camino del colegio de monjas que hay junto al Portillo. Las Hermanas del Carmen y San José.
Kamal trabaja mucho y gana poco, pero se siente happy perfumando el barrio de especias lejanas. En Conde Aranda street, menos los internos de escolapios que miran a hurtadillas con niña envidia tras las ventanas lenitivas, todos, todos se sienten happys.
El Guacamayo Azul
Narciso y Servando
mis felicitaciones
ResponderEliminarya sabes mi interés por esta cultura mestiza de algunos barrios
sobre todo el Gancho
El lenguaje, buenísimo
En la edad media, en cualquier puerto del Mediteráneo se escucharía algo parecido (sin anglicanismos, claro, que estaban todiavía en la prehistoria)
Me acordaba de este pasaje cuando leía tu novela, precisamente (por cierto tengo que robar algún trozo más de ella para colgarlo por aquí, y precisamente del mundo este). Yo soy del Gancho, nací en el Gancho y siempre he vivido a no más de doscientos metros de donde nací (ahora, desde hace unos quince años, aún más cerca). Claro, todo ha cambiado un montón (entonces no había mestizaje).
ResponderEliminarLa foto la hice hace muy poco en la plaza de Santo Domingo (tengo unas cuantas más de ese día y por la zona).