AEM |
- He hecho lo que tú me encargaste, una actualización de los cuentos populares ¿qué te extraña?
- No me extraña nada. De ti podía esperarme algo así. Lo que me extraña es que yo te encargara esto. Pero, vamos a ver ¿de dónde te sacas que la bella durmiente era una drogota y su padre, el rey, un déspota?
- De la lectura del original de los hermanos Grimm. El Rey sabe que su hija la princesa se pincha, se lo ha informado su servicio secreto, muy eficiente, como en todas las dictaduras. Entonces prohíbe la utilización de agujas hipodérmicas en todo su Reino. Lo dice claramente el texto, en clave, por supuesto, la manera que tenían los hermanitos de eludir la censura de su tiempo. ¡Pincharse con un huso....! ¿Quién puede creerse tamaña estupidez? Pincharse con un palo, aparte que ¿dónde encuentras ahora un chico que sepa lo que es un huso?
- En eso del huso te doy la razón, ni yo se muy bien qué es ¿dicen los Grimm que el Rey es un tirano?
- Desde luego, si no fuera un tirano ¿cómo iba a prohibir la utilización de jeringuillas sin provocar una revolución? Gracias a sus fuerzas de represión y a su servicio secreto, el pueblo, a pesar del sufrimiento que esta orden causaría a enfermos y a ciudadanos en general, no se atreve a rebelarse. Ahora bien, seguramente se desarrolló un importante mercado negro de jeringuillas, con pingües ganancias para algunos de los jerarcas del reino, como ocurre en todos los regímenes corruptos. Pero, claro, llegan lo dieciocho añitos de la princesita y ésta se pasa siete pueblos. Lo celebra con sus amiguitos en una orgía que termina con una sobredosis y, naturalmente, entra en coma.¡Está clarísimo¡ El dictador no va a reconocer que su hija es una drogota, una heroinómana, de modo que sus cronistas se inventan toda esa patraña de la bruja despechada y su maldición y todas esas boberías que jamás se ha creído ningún niño.
- El príncipe, según tú, será el director de una clínica de rehabilitación.
- ¡Exacto! ¿cómo lo has adivinado? Y mientras, para aliviar las tensiones sociales, el Gobierno había liberalizado el consumo de estupefacientes, de modo, que el personal iba siempre colgado.
- He de reconocer, pero no comparto ¡eh!, que así este estúpido cuento cobra algún significado.
- Y siempre encontraremos alguna Consejería de cultura o de educación, que lo encuentre progresista y nos subvencione la edición.
Antonio Envid
MENSAJE DE PRUEBA. Me dice María Jesús que parece ser hay problemas para insertar comentarios.
ResponderEliminarAsí que este mensaje es de prueba y os ruego a quienes lo leáis probéis también y si hay algún problema me lo digáis vía e-mail (ya sabéis: sgotor@ono.com).
En fin, a ver si funciona (primero lo voy a hacer con la cuenta de Google como administrador del blogger y luego, desconectado).
A ver.
Prueba 12: YA PARECE QUE FUNCIONA TODO NORMAL, INCLUSO MEJOR QUE ANTES.
ResponderEliminar"Érase una vez..." un buen título para recordar a Ana María Matute por la concesión del Premio Cervantes.
ResponderEliminarPor cierto que me cautivó saber que inició el día desayunándose un gin-tónic en la cafetería de la Universidad de Alcalá.
Antonio.
(las dificultades para acceder son debidas a que google ha cambiado el sistema por una fuga de datos)
Se me adelantó, Antonio, a recordar a Ana María Matute
ResponderEliminarya sé que ha leído su discurso, pero no puedo evitar copiar aquí lo que ella dice sobre los cuentos:
"Sobre la famosa crueldad de los cuentos de hadas -que, por cierto, no fueron escritos para niños, sino que obedecen a una tradición oral, afortunadamente recogida por los Hermanos Grimm, Perrault y Andersen, y en España, donde tanta falta hacía, por el gran Antonio Almodóvar, llamado "el tercer hermano Grimm"-, me estremece pensar y saber que se mutilan, bajo pretextos inanes de corrección política más o menos oportunos, y que unas manos depredadoras, imaginando que tal vez ser niño significa ser idiota, convierten verdaderas joyas literarias en relatos no sólo mortalmente aburridos, sino, además necios. ¿Y aún nos preguntamos por qué los niños leen poco?. Yo recuerdo aquellos días en Sigtes, hace años, cuando algunas tardes de otoño venía a mi casa un tropel de niños y, junto al fuego -como está mandado-, oían embelesados repetir por enésima vez, las palabras mágicas: "Érase una vez..." Y habían dejado la televisión para escucharlas.
Dicho esto, la variación de "Érase una vez..." de la Bella Durmiente
me parece ingeniosa
Como dice Matute al final de su discurso : "Créansela porque me las he inventado"
¿Una variación del poema 'Sumérgete en mi estupefaciente lecho'?
Gracias por sus textos
isabel