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El Fondo Monetario Internacional hace unas previsiones para España poco halagüeñas, pues considera que nuestro crecimiento en los próximos cinco o seis años no permitirá reducir la obscena cifra de parados que sufrimos. Lo curioso de estas previsiones es que no tienen en cuenta para nada el signo del partido que gobierne, dará igual que lo haga la derecha, que la izquierda, que un conglomerado. Estoy de acuerdo con este planteamiento y es descorazonador pensar que no hay en el horizonte ninguna opción política ilusionante. La economía se alimenta de ilusiones.
¿Qué pensar de un partido, como el PSOE, que gana puntos cuando su líder anuncia que se retira de la política? Vaya éxito. Aparte de lo paradójico del caso, ese anuncio debería ser neutro, ya que lo normal es que se produzca el natural relevo de presidentes del gobierno en una democracia y no la perpetuación en el poder, signo propio de las imperfectas democracias de algunos países sudamericanos y asiáticos. Cuanto hay de antidemocrático en nuestro sistema político y cuantos resabios del caudillismo ¿Qué ocurre en Andalucía donde el PSOE gobierna desde hace treinta años? Que el pus de la corrupción revienta por todos los abscesos.
¿Y la derecha? Resulta que presenta unas candidaturas en Valencia llenas de personajes muy sospechosos de meter la mano en la caja pública y dicen tan airosos ¿pero quién se va a creer que Camps se vende por cuatro trajes? ¿Por cuánto, pregunto yo, cree el portavoz del partido popular que se vende Camps? Es que no está condenado, dice otro. Pero vamos a ver, resulta que para rechazar a un político, al que vamos a confiar un poder exorbitante sobre nuestros dineros, sobre los proyectos de futuro, sobre los numerosísimos cargos de confianza, es necesario que se pruebe de modo concluyente que es un ladrón. No, rotundamente, el gobernante ha de ser honorable en toda la extensión de la palabra, no ha de oscurecerlo la menor sombra de duda. No se trata de que nos gobiernen aquellos que: a ver si no roban. Un exiliado español cuenta en sus memorias que Méjico apareció un día lleno de pintadas que decían: “Fuera del Gobierno, los ladrones”. Se convocaron comicios y a los seis meses de actuar los nuevos gobernantes, volvió a amanecer lleno de pintadas: “Que vuelvan los ladrones al Gobierno”.
Para qué votar, entonces. Muy sencillo, para que después te digan: “no te quejes, tú voto es el que ha decido estos gobernantes, tú tienes la culpa, imbécil”. Los que vivimos con intensa ilusión el nacimiento de una democracia en España, no nos merecemos esto, como seguramente tampoco se merecieron la República que tuvieron aquellos españoles que un 14 de abril la saludaron con esperanza.
ARMANDO BULLA
Y lo contentos y satisfechos que se sienten muchos cuando van a votar, hasta se creen importantes.
ResponderEliminarAzulenca
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ResponderEliminarSupongo que en tu línea, lo que me sale es que nos quedan solamente elementos caducos -socialmente hablando-; el socialismo es algo ya absurdo al que sólo le queda la política -sin intereses sociales-; claro que ya el bueno de Ramón hizo una greguería diciendo que un socialista es alguien que sólo sabe ser socialista -o algo parecido, ya la buscaré-.
Es todo escandalosamiento viejo, trasnochado, desfasado. No insisto en lo que estamos cansados de escuchar.
Aps, el comment que yo quería hacer era el de que, si una democracia funciona bien, debe incorporar el papel que hasta hace poco era el de las revoluciones. Las revoluciones -sin armas, pero drásticas, que tiran lo caduco para incorporar lo reciente, deberán ser un elemento democrático futuro -esperemos-, algo así como la versión productiva y macho de la huelga.
loqax
Lo que pasa en Andalucía, es ciertamente escandaloso y dificil de digerir en un pais civilizado, nos estamos enterando ahora de algunas cosillas pero es tal la porquería que hay en la Junta de Andalucía y tantos los "estómagos agradecidos" que será muy difícil que todo salga a la luz. ¡Que haya trascendido el tema a Europa y tengan que venir a investigar, es grave!
ResponderEliminarloqax se pregunta desalentado ¿que hacer? y llama a la revolución, sin armas pero drástica.
ResponderEliminarEso es lo que hay que hacer:
¡¡¡INDIGNARSE!!! y mostrar nuestra INDIGNACIÓN
¡¡¡a las barricadas!!!.....¡¡¡a las barricadas!!!
a las barricadas intelectuales, sin violencia, pero con ira.
parapetémonos detrás de nuestros cerebros, no de los cerebros aplolillados de nuestros dirigentes
nuestro cerebro, ese que según Ortega y Gasset es un musculo que se atrofia si no lo utilizamos
que cese el silencio de los corderos, aunque sea tras alguna barricada como ésta desde la que estoy llamando.
Armando Bulla.
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ResponderEliminarBueno, Bulla, sí, claro que la revolución, pero no es
fría... de indignación y cerebro y reclamar el derecho a pensar por uno mismo -que no me parece tan importante, ni muchooo menos-
Es que no he dejado claro que no es cosa mía, y como no lo he explicado muy allá... son los sociólogos, que para algo están, claro, y dicen eso, que una democracia en forma, como se debe, ha de contar con la revolución, no sangrienta, sino, drástica... me pareció una buena idea cuando lo leí...
Con la que tu dices, yo me manejaría de maravilla, incluso con la de toda la vida, pero esta.... nu sé...
bss y abzss para muchos (no para todos, pd)
pd no es postdata, sino por dios. Quizá que lo ponga pD, para distinguirlo.
Viva la revolución.
El Puma cantaba Viva la Numeración.....
loqax (también narciso)
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Quizá no sea tan importante pensar con el cerebro de uno, quizá sea más eficaz saber elegir el cerebro con el que pensar, pero ¿quién nos garantiza la fiabilidad de ese cerebro? Hoy por hoy, yo me fio más del mío, quizá porque coozco algunos de sus entresijos y me son totalmente desconocidos los impulsos últimos y las secretas intenciones de cerebros ajenos aparentemente bien construidos.
ResponderEliminarAndo algo perdido en estos comentarios pero en lo que estoy totalmente de acuerdo es en que lo que nos queda son, en efecto, sólo algunos elementos caducos.
ResponderEliminar¿Qué hacer? Me pierdo y, asumo el grito de El Puma: ¡VIVA LA NUMERACIÓN!, juaaaaa...
Ah, viva la numeración y también:
ResponderEliminar¡¡VIVA ZAPATA!!! (¿zzzzz.. ¡p... af!?
Don Loqax, uno que me conozco bien suele gritar: ¡Es que se mata poco!
ResponderEliminarJuaaaaaaaaa
Srta. Malísima.
Una cosita fuera de tiesto.
ResponderEliminarMi querísimo amigo D. José Martínez de Sousa ha tenido la generosidad de remitirme su crítica a la nueva ortografía que nos marca la RAE.
Bueno, que está a disposición de todo el que esté interesado. Con chiflar al blogger se os enviará.
Srta. Generosísima (con el trabajo ajeno)
Sí, doy fe, estoy leyéndomelo y, como siempre, Sousa nos enseña con su sabiduría, su sana crítica y la generosidad con que sabe resumirnos y acercarnos todo su brutal saber.
ResponderEliminarSi se pudiera colgar en este blog para descargar (con permiso, claro está de su autor) ya lo habría hecho, es lo que pensé en cuanto lo recibí, pero no es posible.
En balconcillos, (¿Loqax?), no es poética, lógicamente, pero es crítica sobre las normas (gramática) de manejo del principal instrumento: la palabra.
Como dice la Srta. Generosísima, quien tenga interés, sólo debe pedírmelo.
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ResponderEliminarY nos queda: Cuerpos represivos, disolución.
Y Somos gente de paz, no queremos gritar (lo
que se hace levantando la voz cada vez que se canta
la frase -lo explico por los jovencitos, si los hay)
Se mata muy poco, y otra teoría mínima: Todo lo
malo que tiene el dinero es porque se puede contar.
Si no se pudiera contar, claro, desaparecería como
bueno y como malo.
loqax