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Hay quien dice que la ética empresarial está desapareciendo, y es que cada vez más nos sorprendemos por nuevos casos de corrupción, de vulneración de los derechos humanos o de daños al medio ambiente. A pesar de todo esto, no debemos engañarnos, pues los empresarios han buscado siempre lo mismo: maximizar beneficios, obtener mayor rentabilidad. Es triste, pero el ser humano es codicioso hasta el extremo. El problema ahora es que es la sociedad quien ha cambiado. Demandamos todo lo que no teníamos en el pasado, hemos trabajado para progresar y queremos ver los resultados de tantos años de sacrificios.
Allá por el siglo XIX, durante la I Revolución Industrial, no importaban aspectos relacionados con los derechos humanos, ni siquiera éstos existían. Los niños trabajaban durante largas jornadas laborales, los obreros no tenían derecho de huelga, ni de sindicarse, ni posibilidad de negociación colectiva con el empresario; seguía existiendo la esclavitud, la marginación estaba al orden del día, y, por supuesto, el medio ambiente era entonces lo menos importante. Sí estaba presente, como hoy en día, la corrupción y el desarrollo de nuevas tecnologías, pues ambos eran aspectos que favorecían al empresario.
Como ya he dicho, la sociedad avanza y adquiere una mayor calidad de vida, y como consecuencia, empieza a preocuparse de lo que le rodea, intenta hacer que su nivel de vida sea mayor en todos los sentidos. Ya los primeros movimientos obreros pedían cosas para nosotros básicas, como una jornada laboral de ocho horas, un salario mínimo, unas buenas condiciones para el trabajador… Con el pasar del tiempo se conseguiría excluir a los niños del trabajo. Más tarde, con la incorporación de la mujer en el mundo laboral nacería la petición de igualdad, algo por lo que aún hoy se sigue luchando.
Finalmente llegamos a nuestro tiempo, donde se acaba de incorporar una nueva materia a la ética empresarial: el Medio Ambiente. Ahora las tiendas te dan bolsas de papel, los políticos se ponen verdes y todas las empresas (unas más y otras menos) te dicen lo maravillosamente bien que se portan con el medio ambiente.
Para regular cuestiones relacionadas con el tema que nos ocupa, las Naciones Unidas, mediante el Pacto Mundial, establecen diez principios básicos mínimos que las empresas deberían cumplir. Son: apoyar y respetar la protección de los derechos humanos, asegurarse de no ser cómplices en la vulneración de los derechos humanos, apoyar la libertad de afiliación y el derecho a la negociación colectiva, apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción, apoyar la erradicación del trabajo infantil, apoyar la abolición de las prácticas de discriminación, favorecer al medio ambiente, fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental, favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente, trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluidas extorsión y soborno.
A pesar de todo esto, ésta es sólo una cara de la moneda, por el otro lado nos encontramos con el Tercer Mundo, con todo lo que para nosotros no queremos (y que no repetiré una vez más). Así, vemos cómo en estos paraísos empresariales residen grandes y prestigiosas multinacionales y, lo peor de todo, es que nosotros, los que tenemos el poder, somos conscientes de lo que sucede y no hacemos nada, seguimos consumiendo y seguimos favoreciendo a esta multinacional y seguimos dándole cuerda a la corrompida economía, “porque ése ya no es nuestro problema”.
Mercedes
Hola, tu entrada me tenía un poco confusa, sin embargo tu reflexión final en la que hablas de que nosotros tenemos el verdadero poder, me ha gustado mucho porque no es habitual. Gracias. Vladimira.
ResponderEliminarHola, M.
ResponderEliminarPuedo hacer dos cosas: opinar o no opinar;
como el tema del que hablas no es mi fuerte
prefiero callarme, claro, pero por lo menos que
sepas que le he leído y releído -si puedo, leo
siempre dos veces- y prefiero un parrafazo
como el que has escrito, independientemente
de los acuerdos y desacuerdos que pueda tener,
al silencio, que da frío y lo tienen especialmente
los muertos, cadáveres, finados, fallecidos y tal,
sipe.
Gracias por compartir ideas.
Narciso
A veces distingo las voces
Eliminarde los que creen que nunca morirán
voces sujetas al presente
sencillas en su forma
sofisticadas en su elucubrar
Se defienden de lo místico
y se aferran a lo propio
como para una eternidad
Voces que acaparan y no hablan
rompiendo el flujo, manteniendo en conserva
su saber
y el lenguaje es un delfín
al que cierran cada anilla
Voces de onda corta, estériles
avanzan a gritos, señalan a gritos
cercan a gritos, matan a gritos
y presumen de epitafio
Ángel
MERODEANDO A … EL SEÑOR DE LOS ANILLOS (REALIDAD O FICCIÓN)
ResponderEliminarUno que lleva acercándose a esta megalítica obra, desde hace más de 20 años, se pregunta cada nueva vez que la aborda, ¿ no será verdad esta historia?
Quizás cuando uno tiene problemas, de esos gordos, que hacen que le desaparezca la boca de hablar, y se acerque a las lecturas de Tolkien, vea en algún congénere suyo, a muchos de los personajes que se mueven por la Tierra Media. En ese caso, cuando el poder del anillo te alcanza, (que no es lo mismo que le alcances tu a él), te veas en la tesitura de decir, si tiro p'alante con esto o mejor me deshago de semejante atrofia .
Viendo al bueno de Isildur, guerrear tanto por conseguirlo, por poner un…ejemplo, uno piensa en la raza humana y considera que resulta la más codiciosa de todas en cuanto a tener el poder del anillo. Parece que no importa que el portador se vaya encorvando más, cada vez que se lo pone, que se vanaglorie de sus capacidades para ver la paja en el ojo ajeno, frotándose las manos como una mosca delante de un montoncito de azúcar, glace.
Mientras, otras razas lo quieren, si, pero sólo cuando lo tienen delante. Es como un aumento de su potencia, extra. Hay que ser muy hobbit, y querer, por encima de todo estar en la taberna con los amigos y dejarse de tonterías, para poder quitárselo y volver a la vida normal.
Tolkien en su afán de comprender el mundo con la boca de comer y callar, se marcó un glosario psicológico de comportamientos, en los que cada forma de actuar en la vida se convirtió en una raza de la Tierra Media. ¿Acaso alguien que haya leído el libro, no conoce a los tumularios? Esos seres que viven en los cementerios custodiando tumbas, que si les haces algo malo, dejan su misión y se dedican a perseguirte el resto de su vida. ¿Quién en el trabajo, no ha visto a alguien asi? Haberlos, hailos. O ¿a los nazgul?, ¿esos seres sin rostro, pero con mucho rostro, al servicio de la oscuridad, que te dejaban frío para siempre y con la cara de susto?
Uno, también, al acercarse al Silmarilion, como ignorante merodeador, piensa en los ainur, como en los poetas, si. La música de Ilúvatar, es la inspiración de los poetas que cantan con sus melodías la verdad de la vida, inundándolo todo a su paso y claro, el pobre Melcor, que estaba empachado ya de tanto comer y callar bondad, se dijo a si mismo que ya estaba bien, que un poco de por favor y se marchó a vivir en la sombra que era febrero ya en su vida y al pobre le afectaban mucho los cambios estacionales.
Quizá nos vamos poniendo todos el anillo poco a poco, si. Y nos lo ponemos antes de salir a comprar al super, para estar en modo tigre y que no nos engañen en la factura, pero lo que está claro es que para poder conseguir un ambiente, como el de la taberna hobbit, queda mucho, mucho que hacer todavía.
Ángel
Creo que muchos empresarios les gusta más el anillo que el dinero... :)
EliminarÁngel
Me alegro de que te guste, Vlad.
ResponderEliminarHace unos cinco años que escribí esto, y ahora el tema tampoco es mi fuerte, así que yo también me lo creeré, Narciso.
Y Ángel, si El señor de los Anillos es una descripción psicológica quizá algún día me anime a leerlo. Por lo demás creo que casi entiendo lo que quieres decir. El anillo lo queremos todos alguna vez.
Y sobre el tema, es que es verdad. Tenemos el poder, en muchos sentidos, pero no lo ejercemos, por miedo quizá. En el caso de las multinacionales descorazonadas que para optimizar recursos vulneran derechos humanos, podemos elegir informarnos de cuáles son las que hacen eso y no comprar sus productos. Existen de hecho los llamados productos de comercio justo, que se supone garantizan que se han respetado en su producción los derechos de los trabajadores, y sin embargo elegimos no consumirlos. Son más caros es verdad, pero, como decía, tenemos el poder.
Saludos
M
El texto de El señor de los Anillos lo he puesto por tu entrada M.
EliminarEs el poder sobre la ética, si lees el libro algún día verás que sí que va sobre el tema.
Saludos
Ángel
Angel : no confundes un comentario (que es expresión propria, pero relacionada al tema o las formas" del autor" ) y un "post". Ya sabes que el amigo Servando no pone censura : es sobretodo, su fuerza, aunque puede tambien interpretarse como debilidad (en la vida, cada uno tenemos esas dos caras, como Janus : una de fuerza y otra de debilidad...En concreto : el libro (y la película) del"señor de la anillas", me dejan tan "pancho"...Sera cuestión de generaciones ?
EliminarLa verdad es que fue un impulso, pero en fin...supongo que si el bloger, considerase que no ha estado bien, me hubiese dicho algo, o lo habría borrado, no sé.
EliminarNo entiendo, a qué te refieres con lo de las debilidades. me ha sorprendido el comentario en este sentido. ?
Ángel
Como se puede entender : cada uno tenemos nuestras fuerzas y debilidades...nunca voy a segundas
EliminarNo creo que me haya referido a segundas intenciones, sólo he dicho que no lo entiendo, en el sentido del post, no veo relación entre haber puesto un post, con las debilidades y sigo sin entenderlo.
EliminarÁngel
Creo que a la única que le podría molestar es a Mercedes, eso lo entendería más.
EliminarÁngel