El número es el símbolo de la necesidad causal. Ahí queda eso.
El día de mi muerte… Sería más apropiado decir "la tarde en que me mataron". Pero da lo mismo, al final todo se sabe. Lo cierto es que "aquella misma noche" escampó y una niebla deleznable con la que se podrían moldear terribles monstruos y simpáticos muñecos, se impuso a la lluvia casi de repente. El inspector Menoyo abandonaba la zona hablando solo porque estaba solo como sola estaba la noche. El último, yo siempre el último, en todo, se decía. Mis pasos, amargas cábalas de un viejo solitario, el más solitario del mundo. Pasen, pasen y vean. Aflojaba el nudo de su corbata como aflojaba la corriente, y la basura se aferraba a la calzada como sus dudas a la noche. Plas… plas… plas… Trattoría Cambalache, pastas y pizzas de primera calidad. Andar trémulo y desorientado. Miró el reloj, Érika, se dijo, pero no, a estas horas... Plas… plas… plas… Y en el Esplanade, aquellos ojos verdes de mirada serena… Cafetería Snack, desayunos desde las seis de la mañana, plas… plas… plas… dejaron en mi alma eterna sed de amar… en el Esplanade siempre se oyen canciones antiguas que normalmente te encantan, plas… plas… plas… Cine Capitol, aquí siempre ponen buenas cintas. El neón intermintente se sigue reflejando en la acera, todavía brillante, plas... plas… plas, Érika, cine Capitol, doble sesión: ‘Muerte en Venecia’, de Luchino Visconti, con Dirk Bogarde, Silvana Mangano, Björn Andrésen, Marisa Berenson, Mark Burns... ‘Breve encuentro’, David Lean: Celia Johnson y Trevor Howard. Duda, duda en meterse, pero no sabe cuál estarán pasando ahora ni cuándo habrá empezado y no hay cosa que más odie que el azar y las películas a mitad, así que… plas… plas… plas… anhelos de caricias, de besos y ternuras… Lotería, Apuestas. Y un sucio ramo de novia resiste en la boca de una alcantarilla a punto de ser tragado.
Oh, luna, luna de Alabama, guíame, enséñame el camino a la próxima whiskería pues tenemos que morir, morir, morir… Y no preguntes, no preguntes por qué. Tú guíame, simplemente guíame hacia mi chica, luna, luna de Alabama…
Caminaré hasta cierta puerta, caminaré hasta cierta puerta, sí, se repetía, pero al final, ¿me atreveré a abrirla? Érika. En su casa no, imposible. Por un momento piensa en acercarse a la Jefatura, pero no, allí no hay nada que hacer, estará sólo Adso y no quiere que el muchacho palpe tanta soledad. Érika. Pero en Los seis conejitos tampoco, los martes nunca. Al final, plas… plas… plas.. Al final, otros neones ya sólo tímidamente reflejados en la acera se disuelven entre la niebla y sus trémulos pasos. Al final, cae como absorbido, como habrá caído ya el ramo de novia en la alcantarilla, como escupido por la noche. Y aparece de golpe, atravesando –casi rasgando- una cortina roja en medio de una penumbra, roja también, frente a una barra… americana (Los seis conejitos). Cree parecer un borracho cualquiera e intenta reponerse. La camarera es nueva. En estos sitios hay mucho, demasiado movimiento de personal. Se repone. Se va reponiendo. Ajusta su corbata con: buenas noches, guapa… Y se acomoda frente a la barra con: menudo día. En realidad quería decir ‘vida’, pero le ha salido ‘día’. Mejor, ¿o no? Sí, está claro: es nueva.
- El número es el símbolo de la necesidad causal. Tal cual. Contiene, como el concepto de Dios, el último sentido del universo, considerado como naturaleza. Por eso puede decirse que la existencia de los números es un misterio, y el pensamiento religioso de todas las culturas ha afirmado siempre esta impresión.
- Qué coño quieres.
- Una coca-cola.
Oh, luna, luna de Alabama, guíame, enséñame el camino y no preguntes, no preguntes por qué. Tú guíame, simplemente guíame…
- Los números son símbolo de lo transitorio, ¿sabes?
- ¿Ron?
- Ni hablar, estoy de servicio, muñeca… Spengler, lo decía Spengler, no yo. Claro, tú no sabes quién era Spengler. Las formas rígidas niegan la vida.
- ¿Las formas... rígidas?
- No, sin hielo. No quiero hielo.
- ¿Anda, dame un pito?
- Las fórmulas y las leyes dan rigidez a la imagen de la naturaleza.
- Cerramos en media hora.
- Y lo dices ahora ¿eh?
- Yo te digo lo que hay
- ¿Por qué algunas os empeñáis en que os llamen zorras?
- Oye, hijoputa, límpiate esa lengua o llamo a la pasma.
- ¿A la pasma... A la pasma, gilipollas? Mira, mira esta placa, ¿la ves? Estás hablando con Lonny Menoyo, idiota... A ver si te la tragas.
- Ah, con que poli, ¿eh?
- ¿Y los otros? ¿dónde están los otros?
- Querrás decir las otras.
- Bueno sí, me refería a los otros… -se frena a tiempo, antes de pronunciar “conejitos”. Tampoco pasaría nada, allí, pero él, aunque hay cosas que le sacan de quicio, generalmente es un hombre prudente, de los de antes-. Las otras, quiero decir… ¿dónde están?
- Haciendo la calle, dónde coño van a estar a estas horas... Los martes no son buenos aquí, no hay negocio.
- Y... esto, y… hmmm…, -habla bajito, le da vergüenza- y… ¿Érika?
- ¿Érika?
- Sí, Érika, ya sabes…
- La han venido a buscar.
- ¿La han venido a buscar? ¿quién coño la ha venido a buscar?
- No sé, un tipo con…
- ¿... Con un bigote muy grande…? ¿Un economista, así, así de bajito y con un bigote enorme?
- ¿Cómo lo has sabido?
Oh, luna, luna de Alabama, guíame, enséñame el camino. Rooney, Rooney. Érika y Rooney. Érika y su bigotazo. Érika y el káiserguillermo. Oh, luna de Alabama, No, esta noche, no, no lo resisto, tenemos que morir, hemos de morir.
Y de repente, al borde del K.O. suena la campana:
- El móvil, sí, mi móvil, dónde coño lo tengo, ah, sí, aquí, aquí... ¿sí…?, ¿otro fiambre...? Bueno, bueno, tranquilo, Adso, tranquilo, estoy ocupado pero enseguida voy por allá… bueno, vale… venga.
Noche salvada… de plenilunio ataviada…
(El olor de tu pelo entre la niebla)
recuerdo haber leído en el blogg dos fragmentos de este libro que tiene una pinta excelente, pero ¿está terminado? o lo estas escribiendo. Tiene estilo de cine negro de coña. Me parece muy bueno.
ResponderEliminarNo te preocupes, Antonio, pasadas las navidades tendrás como castigo el primer borrador terminado, pero te advierto que es más una novela mística que negra (lo que pasa es que la novela negra me gusta mucho y siempre meto algo).
ResponderEliminarPor aquí, por el blog, he encontrado la letra de Oh, luna de Alabama y tres vídeos que servando ha colgado: el de Lotte Lenya (la esposa de Brecht)el de The Doors y el de David Bobwie, tres perlas. Servando os explicará donde encontrarlos.
ResponderEliminar¡lástima! La novela negra buena siempre es mística. ¿No podrías escribir una novela negra-mística, en lugar de una mística-negra? Ya te lo explicaré si logro entenderme yo.
ResponderEliminarAquí va el enlace de Oh, luna de Alabama que dice Antonio:
ResponderEliminarhttp://sites.google.com/site/servandogotor/pintura/oh-luna-de-alabama
Una maravilla, sí.