SGS
Es usted puntual como un gentleman. Y me trae mi bouquet de violetas. No sabe lo feliz que me hace. ¿Querrá que le cuente lo de mi tercer marido, verdad? Es una historia breve. Breve, pero hermosa. Sigerico, que así se llamaba el doctor que atendió a mis pobres difuntos Sisenando y Segismundo, al verme sumida en un total desconsuelo tras la pérdida de mis dos maridos, se sintió solidario con mi desgracia, al fin y al cabo él también había pedido dos amigos íntimos, de modo que comprendía mi dolor. Adquirió la costumbre de visitarme todas las tardes. Su visita era una mezcla de visita profesional, yo era su paciente, de amistad, éramos amigos antiguos, y de consuelo mutuo. Tras un breve y profesional reconocimiento (Saque la lengua. Con su permiso, voy a tomarle el pulso. Si me permite que la ausculte, desabrochese, por favor, un poco la blusa. Bien, bien, parece que todo está bien, dentro de un orden. No olvide de tomar las píldoras que le receté y para las sofocaciones una infusión de tila y cuando le den las palpitaciones, un sorbito de Agua del Carmen, no importa que sean dos) pasábamos a tomar el té y a evocar tiempos pasados más felices. Era un perfecto gentleman, puntual, educado, correcto, aunque delicado. Poco a poco los reconocimientos se fueron haciendo más completos y concienzudos, la blusa era un inconveniente para sus auscultaciones y había que quitársela….Hasta que un día, mientras saboreábamos una taza de té y unas deliciosas pastas que me hacía llegar el pastelero de mi calle….
No me diga que se le declaró.
Sí ¿cómo lo ha adivinado?
Perspicaz que es uno ¿A que le duró muy poco tras un intenso idilio de amor?
Sí, es usted un demonio, lo sabe todo. Fue un breve pero intenso idilio. Un día despareció y no hemos vuelto a saber de él, parece ser que falleció en una tormenta al volver de una consulta médica en Guadalajara. Hubo que hacer mucho papeleo y al año me declararon oficialmente viuda.
Y ahí terminaron sus días de amante.
No, qué va, lo que pasa es que ya no volví a casarme. Ya no hacía falta, porque llegó el destape. ¿Sabe lo que fue el destape? No, claro, es usted muy joven para saberlo. Pues fue una época prodigiosa, un milagro, de pronto el sexto mandamiento desapareció de la tabla, un rayo lo borró, y ya no era pecado nada, ya no era necesario casarse para holgarse con cualquiera que se pusiese a tiro. Todo comenzó con una película, figúrese, se llamaba “Asignatura pendiente” y salía un José Sacristán , joven pero una birria, para no enamorar a nadie, y ¿quién cree que era la dama? una Fiorella Fantoyano, que vestida valía poco, pero desnuda no excitaría la lujuria de un marinero que volviera de una travesía de tres meses; dirigía la película el cursi de José Luis Garci, no le digo más. Sin embargo aquello obró el milagro y borró el pecado de toda la geografía española. Entonces tuve amantes….
¿No se llamarían, por casualidad, Suintila, Recesvinto, Wamba…..y el último don Rodrigo? Hay una pregunta que me bulle en la cabeza desde hace días. Con su permiso, doña Rosamunda, es necesario que se la haga ¿No se estará inventando todas estas historias para obligarme a visitarla todos los viernes?
Joven ¡qué se ha creído! Estas preguntas no se hacen a una señora.
No se preocupe, el viernes que viene estaré aquí como un clavo, para que me cuente lo que quiera, soy su más rendido servidor.
Antonio Envid.
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