SGS |
TESIS. Tiene razón la izquierda: estamos inmersos en un neoliberalismo atroz. ¿Pero qué es el neoliberalismo? De entrada advertir que todo “neo” encierra en sí la contradicción de repetir (ahora se dice “clonar”) algún viejo concepto; vamos, que todo neo (nuevo) es de todo menos neo (nuevo), lo cual no acarrearía mayor desgracia, aparentemente, que la falta de originalidad del propio término. Pero lo grave, lo verdaderamente grave, es la falta de originalidad del concepto o contenido más que de la expresión y, sobre todo, que tras ese déficit creativo tanto en el hecho (el tal supuesto neoliberalismo) como en la expresión (“neoliberalismo” o “nuevo liberalismo”) hay hombres sin imaginación y que esos hombres sin imaginación se limitan a plagiar lo que ya hicieron otros, lo peor que hicieron otros pero, además, de modo extremo y burdo porque el mal imitador –y un hombre sin imaginación está condenado a serlo- siempre recurre a la exageración. El liberalismo es un sistema forjado en el siglo XIX que, sobre ideas cimentadas desde la Grecia de Pericles, promocionó conceptos tan prácticos como las libertades civiles, la lucha contra el despotismo, la división de poderes y la democracia. Ahí es nada. El neoliberalismo, tienen razón los de izquierdas, es una mala copia de aquél. Y no hay más que mirar a nuestro alrededor: estamos asediados por las multinacionales, ya no quedan ni profesionales (véase el derrotero que están tomando las profesiones liberales, todas “dependientes” de grandes compañías) ni industriales pequeños, ni medianos, ni comerciantes. Vivimos sitiados por grandes despachos/compañías y enormes empresas y superficies comerciales o pequeños comercios dependientes de los grandes vía franquicia (otro neoinvento, “las franquicias”, que se remoza en épocas de crisis económica y mental). ¿Resultado de todo ello? Cada vez menos ricos pero mucho más ricos, cada vez más pobres pero mucho más pobres (empleados/esclavos de los ricos). Y por supuesto, para los esclavos, uniformidad, siempre uniformidad: uniformidad interna/mental (lo políticamente correcto) y uniformidad externa/física (marcas). Sí, tiene razón la izquierda.
ANTÍTESIS. ¿Y qué alternativa ofrece esta izquierda? Los socialistas, más de lo mismo: flirtear con el neoliberalismo, engañarnos con una doctrina disfrazada de bellos aforismos (lo “políticamente correcto”) y todo con el único objeto mantenerse en un lucrativo poder político al servicio del gran capital. Este es el perfil del “neocom”. Los comunistas, por su parte, con la misma falta de imaginación que los neoliberales siguen anclados en las doctrinas marxistas del XIX, lo que no deja de ser fatuo tras el estrepitoso fracaso del comunismo práctico (Telón de Acero) y de absurdos y ambiguos ensayos como aquel curioso eurocomunismo de los setenta promovido por Carrillo hoy expulsado del mismo PC que en su día también desterró a Jorge Semprún. Pero, en concreto y en conjunto, ¿qué nos ofrece teóricamente toda la izquierda? Exactamente lo mismo que el neoliberalismo del que tanto abominan, sólo que llamando a los cuatro asquerosos capitalistas que gobiernan el mundo “camaradas dirigentes”. ¿Resultado? El mismo: cada vez menos ricos pero más ricos, cada vez más pobres pero mucho más pobres (camaradas/esclavos de los dirigentes), uniformidad para los camaradas: uniformidad mental (doctrina) y uniformidad en la vida diaria (marcas blancas estatales). Los mismos perros con distintos collares.
SÍNTESIS. Y como resultado de esta repugnante cópula, de esta dialéctica: China. Que no se sabe muy bien teóricamente lo que quiere ser pero sí se sabe lo que de hecho es: más de lo mismo de siempre, más de lo mismo de ambos extremos pero a lo bestia: más esclavos/camaradas, más doctrina/políticamente correcta y más marcas negras, que todas lo son.
¿ALTERNATIVA? La Historia la muestra (nada original tampoco): gui-llo-ti-nas, ahora cibernéticas, para esos cuatro desaforados idiotas que mueven tamaños hilos. No tontitos movimientos como el 15-M, otra neoidiotez.
Y quede claro: no animo, sólo señalo.
Su final me ha recordado algo que dice un amigo muy querido. Dice él: "Si es que aún se mata poco"
ResponderEliminarjijiji
La Conchaparis
Las grandes multinacionales, que ningún gobierno nacional puede controlar, pues para cada uno de ellos la parte que está fuera de su jurisdicción siempre es enorme, además de que su poderío económico es superior al de muchos estados (su cifra de negocios de cualquiera de ellas supera el PIB español)me recuerdan a los grandes imperios orientales, hititas, persas
ResponderEliminarEn el museo británico se contemplan bajos relieves
mostrando montañas de manos dortadas de prisioneros o filas larguísimas de esclavos con los brazos atados. Ahora no se cortan manos, ni se encadena físicamente a la gente, pero se les convierte en simples productores/consumidores, condenados para la eternidad a producir-consumir-producir-consumir sin descanso.
Servando, muy acertadas tus reflexiones.
Antonio.
Muchas gracias, Antonio.
ResponderEliminar