martes, 6 de marzo de 2012

DOS ALMAS GEMELAS Fábulas de desamor (Antonio Envid)

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AEM

 
La descubrió en un baile en la embajada. Era idéntica a él, pero en mujer, su alma gemela. Tan pronto como fueron presentados surgió entre ellos una corriente de simpatía, la atracción irresistible y un fluir de energía como si estuvieran conectados a un mismo generador de corriente eléctrica que los animara simultáneamente, con la misma intensidad. 

Es cuestión de tiempo que 22 pares de cromosomas se combinen en una misma secuencia para dar dos personas idénticas, y quizá una probabilidad mayor el que solo se distinguieran en un único par, xx para una mujer y xy para un hombre. Que, además, el resultado de esas combinaciones coincidieran en el tiempo y en el espacio, era posible, aunque lejanamente probable. Pero como lo que es probable es posible, había ocurrido, no cabía darle vueltas.

Al principio combinaban la pareja perfecta, dos almas gemelas, ninguna disensión entre ellos, acuerdo total en todo, armonía en sus pensamientos y acciones. Cuando uno deseaba ir al cine, el mismo deseo anidaba el otro, y, lo más insólito, la elección de la película era unánime. Si se trataba de una excursión, era el día perfecto y el lugar adecuado. Ella simpatizaba de inmediato con los amigos de él y viceversa. Ambos sentían al unísono el deseo de acercarse al otro, de gozarse de ambos cuerpos, o sentían a la vez la necesidad de estar solos y aislarse.

Pero al poco sintieron como si la vida fuera un aburrido juego de espejos. Cuando uno de ellos deseaba una cocacola, el otro levantaba el brazo para solicitar del camarero el refresco. Las conversaciones se convertían en un experimentar con el eco, cada afirmación de antemano era asentida por la pareja, y cada pregunta tenía una respuesta sabida con anticipación. Era como si la vida se viviera dos veces, como si se hiciera de ella una descolorida copia que había, obligatoriamente, que volver a contemplar con un ligero intervalo de tiempo. Ni la más mínima discusión que sirviera para afianzar la identidad de cada uno y propiciara la posterior tierna reconciliación, ni la más simple sorpresa en la reacción del otro ante los hechos y circunstancias de la vida. El mundo se cubrió de un espeso velo de aburrimiento.

Es por eso que cuando él, esperando en la sala del aeropuerto el anuncio de la salida de su vuelo para Nueva Zelanda, contempló con gran alivio como pasaba ella presurosa hacia la puerta de embarque para Reikiavik.


Antonio Envid


4 comentarios:

  1. Me temo que al cabo de un tiempo de convivencia y, sin ser almas gemelas, las respuestas de las distintas preguntas se conocen antes de ser escuchadas.
    Se conocen muchas, muchísimas cosas

    Uff. con esos velos de aburrimiento.

    Sin hablar de la sociedad y costes si se intenta tener personalidad propia. Sería maravilloso que se conformará con una sola copia.
    Jeje, recuerdo esa canción que decía "a la gente no le gusta que uno tenga su propia fe, todos, todos, me miran mal, salvo los ciegos es natural...".

    Si se es mujer, más difícil todavía (sobre todo sin querer ser o ir de terminaitor).

    Me gustó la fábula del desamor: "Dos almas gemelas"

    isabel

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  2. Ah, Brassens-Ibáñez, porque los españoles tenemos el privilegio de que las interpretaciones de Paco Ibáñez,con su voz rota y áspera y su mala reputación a cuestas, son tan buenas o mejores que las originales de Brassens
    en cuanto a las almas gemelas, terminan en aburrimiento, y las que no lo son también
    me alegra que le guste mi cuento.

    Antonio.

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  3. Hace días que ronda mi cabeza, sin atreverme a escribirlo, parece ser que hoy estoy un poco descarada. Nos contará su opinión sobre la exposición de Chagal, en Madrid, cuando la vea. No solo me gustan los cuentos que escribe, también sus opinones sobre pintores y Pintura, etc.
    (La primera vez el día que me entere de que la inauguraban, hoy con otra que inauguran de Matisse en el Pompidou, vuelta a rondar por la cabeza. Me atrevo, no me atrevo. Me atreví).

    Esto, sería también un lujo.

    A perdonar el descaro

    isabel

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  4. No he visto la exposción de Cahgall
    Chagall era más que un pintor, pintaba poemas, me parece que es en Zurich donde hay unas vidrieras suyas
    en las que la luz al atravesarlas se convierte en puro poema.
    un cordial saludo
    Antonio

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