A medida que surgen las ciudades, la
prostitución, por motivos higiénicos, sociales y fiscales, es tempranamente regulada.
Las ordenanzas medievales sobre su ejercicio se prolongaran largamente hasta el
siglo XVII sin apenas cambios notables en lo esencial: mancebías autorizadas en
lugares acotados, licencia para ejercer la prostitución a mujeres abandonadas o
huérfanas sin arraigo familiar en la sociedad, etc., sin embargo, ayer como
hoy, es un esfuerzo inútil poner reglas y límites a este oficio tan antiguo y
que precisa de tan pocos medios para practicarlo, de modo que su ejercicio en
las “tasqueras”, como se denominaba a las tabernas en germanía[7],
fue generalizado en todo tiempo. En las tabernas de la época romana ya hay
testimonios de ese comercio.
Que sirvientas y fregonas ofrecían sus
servicios carnales a los huéspedes de mesones y ventas era público y notorio,
de modo que las maritornes y rameras[8]
son personajes habituales de la novela picaresca. En las tabernas esas mismas
“fregatrices” y mozas sacarían unas blancas[9]
extras con su cuerpo para redondear su mísero salario, cuando no eran
explotadas por el propio tabernero. (“Un mozo de servicio, trabajando en una
venta, recibe diariamente 15 reales de plata, mientras que una moza, trabajando
en un mesón, gana mensualmente 3 reales de plata”, nos informa López Beltrán,
Mª T.) Todo un comercio sexual clandestino a despecho de las ordenanzas
municipales, que ante las quejas de los explotadores de las mancebías, que
pagaban un canon al municipio por la autorización, prohibían, en vano, la
apertura de hostales y tabernas cerca de las casa de tolerancia y trataban de
regular sus horarios.
Antonio Envid Miñana
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[7] Según Corominas, “tasquera” es la acción de espadar el lino y por
similitud del ruido que produce al golpear el lino se comenzó a utilizar
“tasquera” como sinónimo de pendencia y riña, evolucionando a “tasca” con la
acepción de taberna.
[8] Según Covarrubias prestaban sus servicios en chozas cubiertas de
ramas, de donde “se dixeron rameras”. En general se piensa que su nombre
proviene del ramo que como distintivo ponían en la puerta de sus casas. También
las bodegas colgaban una rama de pino para anunciar el vino nuevo, práctica que
todavía se sigue en Mallorca.
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