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Atravesamos las húmedas callejas del barrio de San Pablo. El comisario Domínguez hacía gala de su mal humor habitual. No era mala persona, al contrario, un excelente jefe y muy humano, pero con un humor de perros siempre. Crimen pasional, dicen. Crimen entre maricones, eso es lo que es, pero no se pueden decir las cosas con las palabras justas, parece como si estuviera en las palabras el delito, no en los hechos. Esta humedad se me mete en los huesos. O el cierzo o la niebla, puedes elegir. O te tumba de espaldas el cierzo maldito o se te mete en el alma esta niebla meona. Continuó rezongando durante bastante rato hasta que llegamos a un portal estrecho que olía a pis de gato. Un número de la policía nos saludó y nos indicó que el fiambre estaba en el tercero.
Por las oscuras y estrechas escaleras, entre inmundicias que había que salvar, oliendo a guisos dudosamente comestibles, subimos al pausado paso del comisario, mientras decía para sí, entre resoplido y resoplido: Veamos quién es el fiambre. Penetramos en el cuarto y allí estaba, tumbado de bruces en un catre, desnudo, lleno de moratones y con una escobilla de limpiar el váter hincada en el ano. No te dije: un vulgar ajuste de cuentas entre maricones ¿sabes quién es este individuo? No. ¿Lo conocía? Desde luego, desde luego, claro que lo conocía, mucho, mucho. No hay derecho ¡cómo puede existir en el mundo gente tan sádica! ¿Han llamado al forense? Bueno, pues mientras viene, procedamos con el protocolo habitual. Las huellas servirán de poco, habrá numerosas, era algo promiscuo este individuo. Mal asunto, mal asunto. Está difícil. Cúbrelo un poco, tiene derecho a algo de dignidad.
¿Pero quién es? Ah! Bueno. Es “El Contemplativo”, maricón y confidente, por eso digo que lo tenemos difícil. No más difícil que otros casos, repliqué, ya irás aprendiendo, ¿cómo crees que se resuelven estos casos? Pues por confidencias y aquí se han cargado la solución y han dejado el problema. ¿Qué es eso que tiene en una mano? En efecto, tenía un papel arrugado cogido en la mano. Costó bastante hacérselo soltar, a pesar de estar muerto, pero la rigidez había atenazado sus dedos, parece como si hubiese defendido, hasta con su vida, la posesión de ese papel o que le hubiera dado fuerzas para aguantar la brutal paliza. Con cuidado, para que no se rompiese y quedara destruida una posible pista, lo extraje. ¿Un papel escrito? Léelo. Y con un tono de ironía: ¿Quizá nos diga quien es el asesino y podamos ir a tomar un café? Esta humedad me cala los huesos. El comienzo era ilegible por manchas de sangre, leí con estupefacción el resto:
………………………….
Tu alma en carne viva
sufre la arpillera del encuentro fugaz
del burdel o el urinario
mientras se te niega el bálsamo
de una sonrisa y de unos brazos.
Quien tanto amó no es extraño,
que tanto odiara.
Ya ve, jefe, sin firma, escrito con ordenador. No creo que nos ayude en nada. El comisario se rascó el cogote mientras mascullaba: Cada vez se pone peor este asunto, no podía yo esperarme esto ¡un poema! ¿Te gusta la poesía? Bueno, he leído lo que todos, algo de Machado y de Bécquer…, contesté por decir algo. Yo la odio, en ese mundo fracasa toda lógica, todo queda fuera de control. Muy mal asunto, ya te digo… ¿Por cierto, porqué lo llamaban “El Contemplativo”?, pregunté ingenuo. ¿No lo imaginas?, frecuentaba los urinarios para mirar, era un mirón, un “contemplativo”, eso le valía más de un disgusto, pero no podía resistirlo. Era un pobre hombre completamente inofensivo.
Antonio Envid
Antonio, creo que definitivamente lo tuyo sería la novela negra. Incluso podrías crear un comisario, tu trasunto literario: un sabueso que se las sabe todas y que conoce la vida.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Vladimira
PD; supongo que lo de sabueso no te ofende verdad?
No dices nada, estimada Vladimira ¡la novela negra! Es el género más dificil, pues tiene que ser buena literatura y no parecerlo, porque entonces la tildan de intelectual. Solo está al alcance de los buenos, buenos: Vázque Montalban, Chadler...
ResponderEliminarCon que haya escrito una página ya me conformo.
La novela negra tiene que bucear en lo más profundo del alma humana, esa zona que ni siquiera nosotros conocemos de nosotros mismos y a la vez tiene que tener un argumento que te mantenga el interés hasta el final....