EN LA TRASNOCHADA, 43 (María Jesús Mayoral)

MJM

Villamayor de Gállego, 1 de marzo de 2011

En esta trasnochada, leyendo algunas declaraciones sobre el 23-F y aunque vaya con retraso, quiero dejar algún comentario en esta Barricada.

¿Dónde estaba yo el 23-F de 1981? En la Escuela de Graduados Sociales esperando a que llegase el profesor para examinarme de Historia Social. Un cuarto de hora antes de comenzar el examen, entró un compañero transistor en mano diciendo que los etarras habían asaltado el Congreso y que se había armado una muy gorda. Tras la confusión llegaron las noticias y viendo la que se avecinaba, el profesor decidió suspender el examen y todos a casa. Yo tenía 19 años y poco sentido común, que suspendieran el examen de Historia gracias a un lío en el Congreso fue lo mejor del día. En mi casa no hubo miedo, tan sólo incertidumbre. Sin embargo en algunos hogares se vivió una tragedia preparando maletas, quemando documentos y permaneciendo a la espera de acontecimientos. Para los que estaban fichados en comisaría y militaban en el PCE la cosa no pintaba bien.

Hará un par de años, un amigo italiano me dejó una revista para que leyese un artículo sobre las castas políticas italianas, sucesos y escándalos que habían hecho historia en Europa: entre ellos estaba nuestro 23-F con foto incluida de Tejero pistola en mano. Me hizo sonreír que el comentarista italiano lo calificara de golpe de Estado tragicómico. Que les pregunten a los que permanecieron aquella noche en vela barajando la posibilidad de abandonar España.

Tras la pasada celebración de los 30 años del “Tejerazo”, debo dar la razón a los italianos cuando lo definieron como un suceso tragicómico; tal fue la sensación que tuve al ver la conmemoración que se hizo en el Congreso la pasada semana. El más digno en dicho acto fue el hijo de Adolfo de Suárez, más que nada porque declinó la invitación de José Bono. Personalmente no me parece una buena idea rememorar antiguos intentos de golpes de Estado. Vista la foto que se hicieron los aún supervivientes, algunos ya momificados, parece ser que todo aquel asalto al Congreso fue una patochada interpretada por un coronel de la Guardia Civil, una mala noche y nada más. Desde luego no creo que lo pasaran bien Adolfo Suárez y Gutiérrez Mellado, que al fin y al cabo fueron los que dieron la cara. Y desde luego el que hizo un papel estelar y puso las cosas en orden fue Sabino Fernández Campo, el fue el que sacó el cabo de la madeja que entre todos habían enredado.

Nos han vendido muchas teorías y falsas heroicidades. Al mismo Rey se le ha escapado decir que sigue sin conocer algunos datos del 23-F. De vez en cuando nos lanzan alguna nueva versión enrevesada del “Tejerazo” con el único afán de vender libros. La nueva teoría argumenta que fue un golpe de Estado diseñado por el sistema desde dentro del sistema, que todos estaban al cabo de la calle de que iba a haber un golpe de Estado y que hasta Felipe González lo sabía.

Fue en mis años vividos en Madrid, en el transcurso de una conversación de cocina, en esa relajación entre cigarro y copa de coñac, cuando salió a relucir el 23-F. Acababa de morir Gutiérrez Mellado. Yo permanecía sentada sin decir ni pío: en circunstancias interesantes me limito a mi papel de mochuelo. Las dos mujeres con las que estaba comiendo pertenecían a ideologías bien distintas; una falangista y la otra socialista, el padre de una había luchado por el Bando Nacional y el de la otra por el Republicano, ambos hermanos. La señora de derechas dejó caer que con Gutiérrez Mellado se iba una versión del 23-F, a lo que la de izquierdas respondió: “A estas alturas todos sabemos lo que sucedió. Suárez dimitió porque alguien entró en su despacho y le puso una pistola encima de la mesa. El resto nos lo podemos imaginar”. Ahí se zanjó el tema: ambas estaban de acuerdo. Añadir, que estas dos mujeres sabían de lo que estaban hablando tanto por posición como por información.

Y con lo que he contado en estas líneas, uno puede adivinar contra quien fue el golpe de Estado. Y ya puestos, en esa conmemoración del 23-F hubiese sido todo un detalle por parte de José Bono haber invitado a Tejero y que le hubiesen hecho sitio en la foto.

María Jesús Mayoral Roche