Desnudo reclinado 6 (Amedeo Modigliani, 1918 – Metropolitan Museum) |
Una mujer longitudinal cruza el cuadro, nadadora de noche, nadadora. Merodeando, uno piensa –y propone- que el pintor descubrió a la mujer binaria o la forma binaria de ver, de mirar a la mujer, a las mujeres, que nos muestra como criaturas simples o elementales –no sencillas-, como criaturas hermosísimas con sólo dos posiciones, con dos alternativas, descubrimiento que no facilita las cosas, sino que, más bien, las complica, las dificulta.
Modigliani leyó dentro de la mujer –que eso es la inteligencia- y se encontró con un esquema salvajemente simple, como ya a Leibniz le pasó con las matemáticas de la realidad: sólo el 0 y el 1: espléndido, asombroso, pero abismal y terrible. Los ojos vacíos, sin mirada, sólo una luz negra: no sabemos si ella nos ve o nos mira, pero con los ojos sólo nos dice una oscuridad, una noche rasgada.
Una mujer larga en casi todas sus medidas cruza el cuadro: estilizada, elegante, pero no despojada: sus nalgas son redondas y los muslos ahusados y el vientre terso y sus pechos son glándulas para hacer leche y dar de mamar a un niño vivo.
Tal vez terriblemente binaria en sus resortes interiores, pero también, además, tremendamente erótica y deseable y curvada en su natación nocturna, nadadora de noche, nadadora.
Narciso de Alfonso
Retratos de mujeres desnudas
El merodeador (Serie II)
Narciso de Alfonso
Llevas sola mucho tiempo, te reconozco pero no te conozco. No necesito tu leche. Me sincronizaré con la muerte para morir gradualmente, en el último instante de mi vida. Mientras tanto iré cosiendo en mi, tus heridas infligidas. Las que me acercan y alejan, las que provocan mi mortal deseo de ti.
ResponderEliminarun admirador