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Nuestros cuerpos tintinean
en la noche
como fríos eslabones
que se encuentran suavemente
entre caricias sinuosas
ignorando el sudor
testigo del deseo
que resbala
Y soportando el clímax
sin cerrar los ojos
nos buscamos la mirada
en el momento del placer inesperado
de sabernos inmersos en el otro
coincidiendo de nuevo
sin buscarlo
Ángel Ferrer
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