martes, 11 de mayo de 2010

CAMINANDO POR NUEVA YORK CON UNA BOLSA DE PRADA Y ZAPATOS DE TACON


(Texto remitido por Arcadio Muñoz quien dice que su autora es una niña de 14 años)*


Sé lo que piensas, lo que ronda por tu cabeza, todo aquello que te preocupa. Todo. No son las mejores palabras para presentarme pero qué puedo decir, si dijera otra cosa estaría mintiendo. Soledad, adoro esa palabra. No tener contacto con las personas, solo observarlas, sin hablar, sin ningún tipo de relación, las cualidades perfectas para ser un buen espía.

Hace frío, es invierno pero la gente camina por las calles, deprisa, muy deprisa. Abrigos de colores, de todos los matices que puedan existir, desde el más inmaculado blanco hasta el sombrío y oscuro negro.

Camino. Sigo a la multitud, miento, solo sigo a una persona. Katherine Owens, ese es su nombre, rubia, ojos verdes, tez bronceada, probablemente por varias sesiones de rayos UVA. Lleva una bolsa de Prada en la mano izquierda, en la derecha un móvil. Empieza a marcar, 134743? La mayoría de las personas no sabrían el número que Katha, para sus amigos, ha marcado pero yo no soy como el resto de las personas.

Katha se gira, mira a la derecha, nerviosa, después a la izquierda. No hay nadie, respira tranquila y empieza a hablar con Jake. Sólo por si acaso me separo de ella unos diez metros, no la pierdo de vista. Sé todo sobre ella, desde que por las mañanas desayuna tostadas con mantequilla y azúcar hasta que su clase de yoga es de lunes a jueves de siete a ocho de la tarde. Katha habla, se sonroja, no sabe qué
decir, a pesar de que en su cabeza tiene una idea bastante clara, que se resumiría en: ¿Quedamos a las nueve y cuarto (hoy es viernes) en The Plaza Hotel? Tal vez el miedo impida que lo diga o simplemente espera que lo diga él. Miedo, no entiendo esa sensación, sin embargo, todos mis clientes, o idiotas como yo los llamo, tienen eso en común.

Los Red Hot empiezan a sonar en el bolsillo de mi pantalón: How long how long will I slide Separate my side I don't I don't believe it's bad Slit my throat It's  all I ever.  Miro la pantalla de mi Sony Ericsson: idiota Owens llamando. Contesto, a veces las personas necesitan reírse.

-Owens, ¿se puede saber qué narices quiere?

-Yo, yo?yo? sólo quiero saber?..

- Venga vaya al grano que no tengo todo día.

-¿Está con el tío ese?, ¿quién es? Voy a partirle la cara.

- Cuando sepa algo ya se lo diré, mientras tanto no me moleste y no llame.

Le cuelgo antes de que le dé tiempo a decir algo más. Owens. Que hombre tan ignorante, si supiera la triste realidad, si  conociera todo lo que yo conozco. Los secretos de su mujer, cómo cada noche, miento, cómo cada viernes se cita en secreto con Jake, el mejor amigo de su marido, en The Plaza Hotel para después pagar con la tarjeta de crédito de Owens. Otro caso de infidelidad para añadir a mi interminable lista. Desde que ese hombre entró a mi despacho supe exactamente como acabaría: lloros, gritos, un porqué, abogados, juicios y finalmente los papeles del divorcio y veinte años de matrimonio perdidos, además de pagar mensualmente una pensión para su mujer y sus dos hijos, Kevin y Heidi. Owens estaba arruinado, seguramente acabaría suicidándose o en algún psicólogo que le mataría igualmente con pastillas antidepresivas. Otro idiota menos, esa era mi teoría sobre la muerte.

Miro hacia delante. Katha sigue allí, sus rizos dorados se mueven con gracia mientras camina por Wall St. Un hombre alto y moreno con Ray Ban pasa al lado de Katha. La toca, Katha se aparta, el hombre se da la vuelta y le mira el trasero.

Bonito culo, piensa y sigue su camino. Estallo a carcajadas, en mi cabeza claro. Vuelvo a mirar a Katha, es guapa. Guapísima. Ahora comprendo por qué engaña a Owens, aunque ya lo sabía desde el principio pero ahora todo está más claro y esos insignificantes problemas en la cama se quedan solo en problemas y el quid de la cuestión se resume en que Katha se ha vuelto a enamorar pero no de su marido.

Sigo a Katha. Entra en Tiffany's. La espero apoyado en una farola y cojo un periódico para disimular, aunque sé que no lo necesito. ¿Qué idiota iba a sospechar de un tío con chándal Adidas, camiseta blanca de algodón y barba recortada cada martes en Nubia?s? Pasa media hora y Katha sale, ahora con dos bolsas en la mano izquierda. Comienza a caminar, gira, acaba de decidir que va a Times Square. Mete la mano en su bolso y saca unas gafas de Dior, se las coloca tapando sus ojos verdes. No puedo mentir, se ponga lo que se ponga siempre está guapa.

Times Square. Me encanta ese lugar, pasas desapercibido quieras o no quieras, es perfecto. Katha entra en el metro. Eso es raro, muy raro, ella siempre coge un taxi, bueno mejor, así me evitaré pagar diez dólares. Katha baja los escalones, uno, dos, tres, siempre elegante, no mira al suelo pero tampoco lo pierde de vista, no quiere caerse y manchar ese precioso conjunto de Chanel.

Pasan cinco minutos, llega el metro y ella sube. Espero unos veinte segundos y la sigo. Está sentada al final y mira a su alrededor. Busca algo. Sigo su mirada. Derecha nada, suspira irritada. Izquierda, me parece que no. Se da la vuelta y premio. Allí está, alto, castaño, atractivo, con el pelo desordenado, la cazadora  Levi's en la mano y las gafas de aviador en la cabeza. Katha le sonríe. Él le devuelve la sonrisa y ella se sonroja. Jake se acerca y Katha lo imita. Cuando sus
labios se juntan en un beso frenético saco mi Sony Ericsson y hago una foto: Clic. Perfecto. Dejo de mirar a la guapísima Katha, ya no me interesa, ya tengo lo que quería, ahora ella sólo es un viejo recuerdo que olvidaré dentro de poco.

El metro se para y bajo. No sé donde estoy pero me da igual. Camino media hora y llego a Central Park. Me siento en un banco, saco mi móvil y envió la foto a Owens. Pasan dos minutos y el bajo de Flea vuelve a sonar. No contesto, sé quién es y lo que me va a decir, ya no es asunto mío y por lo tanto no me importa.

Una ardilla se para delante de mí, me mira, la miro y se va corriendo.

Soy como una ardilla, miro, me miran y me voy, sin decir nada aparte de lo que aparento.


* Paula Díaz Beltrán
3º ESO B
Colegio Escolapias Pompiliano

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