miércoles, 26 de mayo de 2010

EN LA TRASNOCHADA 22 (María Jesús Mayoral Roche)


Villamayor de Gállego, 19 de mayo de 2010

En esta trasnochada y viendo las noticias me apetece hablar de algo que, desde hacía tiempo, llevaba en mente. He nacido en España y soy española. ¿A qué viene esto? Pues viene sencillamente a cuento de que en estos tiempos que corren, parece ser, que sentirse español no está de moda. De hecho el himno y la bandera sólo están bien vistos en los campeonatos deportivos. Por otra parte y al hilo de los deportes, alguien tendría que advertir a nuestros deportistas internacionales –que tan a menudo ganan trofeos y suben a los podios- que lo correcto y educado mientras suena el himno e izan la bandera es permanecer inmóvil, en la medida de lo posible, como señal de respeto; quiero decir, sin tocarse las narices o el pelo o ambas cosas a la vez, sin cabecear, sin cambiar continuamente la posición de los pies. Los deportistas profesionales representan un país y sus símbolos son el himno y la bandera. Esto es así de simple, sin añadidos políticos de ninguna especie. Dice muy poco a favor de un deportista español, que mientras está sonando el himno de su país se esté tocando las narices, el pelo o cabeceando, moviendo los pies y demás. Para mí esto no es una falta de respeto a la bandera o al himno, sino un claro ejemplo de mala educación por parte del deportista.

El español. Ley de Lenguas. Esto de que cada uno hable como le dé la gana en el Senado: gallego, euskera, catalán, valenciano… y que para que se enteren todos haya que echar mano de traductores, me parece un despropósito y un absurdo, además de un gastazo innecesario en plena crisis. Un problema más que han creado ciertos políticos/as con poca sesera.

En uno de esos cursos de italiano para extranjeros que hago en Florencia, coincidí con una estudiante de Costa Rica; el resto eran suizos, alemanes, rusos y belgas. El último día de clase tuvimos que hacer una exposición sobre nuestros respectivos países: extensión, número habitantes, bandera, himno, fiestas nacionales, artistas, deportistas, gobernantes… No es nada nuevo, pero siempre me ha parecido importante y necesario unificar el español, teniendo en cuenta los cientos de millones de personas que hablamos español. Volviendo al curso de italiano en Florencia; aquella mañana en que tuve que hablar de mi país, de España porque soy española, me sentí importante respecto al resto de alumnos. Hablar de su historia, del arte, de sus costumbres y de la repercusión que tiene el idioma español en el mundo, me hizo ver las cosas desde otro ángulo, mejor dicho, me abrió las miras. Pero lo verdaderamente notable de aquella exposición fue la referencia que hice a la fiesta de la Hispanidad. Fiesta que despertó la curiosidad de todos, incluida la profesora, porque era un hecho que desconocían. Llegados a este punto, la muchacha costarricense pidió la palabra para intervenir, pues en Costa Rica la Hispanidad es más celebrada que en España. Repasando este grato recuerdo, me doy cuenta de la universalidad del español, de su importancia, de su repercusión. Y ahora en nuestro país, resulta que la moda es expresarse en lenguas minoritarias en aforos donde todos hablan y conocen el castellano. Hasta donde me llega el conocimiento, nuestra Constitución dice, que el castellano es la lengua oficial del Estado y que todo español tiene el deber de conocerla y el derecho a usarla. Entonces… a qué viene esto de hablar cada uno como le dé gana en una Cámara que representa la soberanía del pueblo español. Me parece sinceramente, que nuestros políticos están sacando las cosas de quicio y que deberíamos ser más universales y menos reduccionistas. Y que seamos los propios españoles los que restemos importancia a nuestro idioma no sé cómo calificarlo, me parece estar pisando el umbral de la pobreza cultural y verbal: así nos va. Menospreciar la grandeza de comunicación que puede abarcar un idioma, me parece sinceramente y con perdón, de auténticos ignorantes.

Una amiga mía, muy catalanista, se enfadó conmigo cuando le dije que los catalanes estaban rebajando a la ciudad de Barcelona a la categoría de aldea. ¿Te parece normal que en un aeropuerto internacional como el de Barcelona me hablen en catalán a la hora de facturar? ¿No te parece que resulta un poco paleto? La dejé sin argumentos y muy cabreada. Hace tiempo que no leo los subtítulos televisivos cuando traducen el catalán, valenciano, gallego o euskera, no será muy importante cuando no lo dicen en castellano. Cuando quieren que todos se enteren de algo echan mano del castellano.

Todo lo que acabo de contar es sólo una reflexión, la humilde opinión de una que se expresa en castellano lo mejor que sabe, lo mejor que puede.

María Jesús Mayoral Roche



Foto.- Claustro del Centro Dante Alighieri (Florencia)

9 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, María Jesús. Además -y esto quizá Antonio Envid lo pueda ratificar- nuestro idioma común es un importante activo económico. Y, desde luego, es el colmo de la imbecilidad, el despilfarro y la inoperancia que en los institutos Cervantes haya ahora también (al menos en algunos, según creo) secciones de catalán, euskera o gallego. Absurdo.
    Dicho sea con todos los respetos a lo que toda lengua significa y la importancia cultural que comporta. Pero cada cosa en su sitio.

    (Al asunto de las otras lenguas españolas también yo le dediqué una columna: "Buscando raíces" - http://servando-mibarricada.blogspot.com/2008/11/buscando-races.html -).

    Besos.

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  2. Lo de la multi-traducción en el Senado es esperpéntico. Dilapidar dinero en algo tan innecesario, cuando hay gente pasándolo mal, en el paro y con el subsidio por desempleo agotado... es sencillamente obsceno. Por favor, dénle ese dinero a una familia necesitada y entiéndanse en la koiné, la lengua común de España.

    ¿Y la que tienen liada entre el catalán y el valenciano, como si fueran lenguas distintas, cuando todo el mundo sabe que son modalidades (con levísimas diferencias) de una misma lengua? Bueno, pues creo que en el Senado había un traductor para catalán y otro para valenciano. ¡ES DE TRACA!

    Si yo fuera política (por suerte no lo soy), se me caería la cara de oprobio y estupor.

    Así nos va, con todas estas sandeces, y mientras tanto el Sr. Camps con sus trajes "gratis total" y su trama Gürtel. Qué vergüenza.

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  3. Soy muy partidario de utilizar cada uno la lengua que le vió nacer, tenemos una experiencia dolorosa de cuando el régimen anterior PROHIBIA TODO QUE NO FUESE ESPAÑOL, !ya está bien! de estos patriotas de "pacotilla". Lo siento, pero me emociona mas el león de la Metro que el himno patrio.

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  4. Se le nota, sr. Anónimo, se le nota. Porque en lugar de hablar parece rugir. Los leones en los tebeos de entonces, recuerdo que decían: "roaarr" (normalmente estaban junto con un señor en taparrabos al que llamaban Tarzán, rey de los monos; luego vendrían segundas, terceras y cuartas partes hasta que "Tarzán y su puta madre" puso fin a la serie).

    Saludos.

    Rooaaaarrrr

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  5. En absoluto me molesta que cualquier deportista español (de los que cobran 48 millones de euros y luego se rien de "maríasantísima")se hurgue en la nariz mientras suena el himno.
    Si que tengo muchisimos reparos de esa cuadrilla de "pijos educados" que no cesan de hablar y comer en las salas de cine, mientras admiran a nuestro Javier Bardem, dicho sea de paso, admirado y premiado por medio mundo.

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  6. Dudo mucho que los "pijos educados" gasten su dinero para admirar el cine que hace Javier Bardem. Además, si son educados supongo que no harán ruido con la boca.

    Casimira Derreojo

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  7. No he dicho que me moleste que los deportistas se toquen las narices cuando escuchan el himno, cada uno está en su derecho de hacer lo quiera, faltaría más. Lo que sí he escrito y si no se ha entendido, lo digo ahora, es que una persona educada y con una buena crianza no se toca las narices, ni el pelo, ni gesticula mientras suena el himno de su país. Es más, es una falta de estética total tocarse las narices cuando se está ocupando un primer plano en la pantalla.

    María Jesús

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  8. Con nuestro idioma me sucede algo curioso. Cuando voy otro país de viaje, aún conociendo otros idiomas -sólo para defenderme, tampoco es que sea políglota- me empeño en hablar en el mío y me enfado mucho cuando no me entienden en un hotel o en una oficina de turismo.

    Y entonces -comprendo que penséis que soy una obtusa completa- sigo hablándoles en español hasta que buscan a alguien que lo entienda.

    Sé que esta actitud denota mi cerrazón mental, o mi cazurrismo, pero me fastidia que en lugares en los que se dice que el personal habla idiomas, -recepción de hotel y centros turísticos- no se hable español.

    Si tengo que preguntar a un parroquiano la hora o donde está algún sitio -no me da para más-, lógicamente lo hago en su idioma.

    Quizás me está sucediendo lo mismo que a los catalanes. espero que no.

    Tengo la sensación de que como los millones que hablamos español somos españoles, nativos de países sudamericanos e inmigrantes en Norteamérica, aunque seamos millones, valemos la mitad que un francés o un inglés...

    Vdm.

    PD: lo de comer en el cine tendría que estar tipificado en el código penal.

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  9. De España vengo, soy española,
    en mis ojos me traigo luz de su cielo
    y en mi cuerpo la gracia de la manola!

    De España vengo, de España soy
    y mi cara serrana lo va diciendo.
    He nacido en España por donde voy.

    A mi lo madrileño, me vuelve loca
    y cuando yo me arranco con una copla
    el acento gitano de mi canción
    toman vida las flores de mi mantón.

    De España vengo, de España soy
    y mi cara serrana lo va diciendo.
    Yo he nacido en España por donde voy.
    Una que pasaba por ahí

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