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A Stocovick no le gusta la ciudad en coche. Le parece muda, insípida y, sobre todo, o quizá por muda e insípida, le parece irreal. Prefiere las mañanas en que directamente a pie se sumerge en la tormenta de luz y bullicio hartándose de ruidos y colores. Pasear por el supermercado Hermes, comprar anacardos fritos, el magnesio es bueno para los huesos, el anacardo resulta vital para asimilar bien el calcio, y fundirse en el tumulto.
A Stocovick no le gusta la ciudad en coche. Le parece muda, insípida y, sobre todo, o quizá por muda e insípida, le parece irreal. Prefiere las mañanas en que directamente a pie se sumerge en la tormenta de luz y bullicio hartándose de ruidos y colores. Pasear por el supermercado Hermes, comprar anacardos fritos, el magnesio es bueno para los huesos, el anacardo resulta vital para asimilar bien el calcio, y fundirse en el tumulto.
Pero nada como una mañana lluviosa. Si llueve, se refugia en el viejo estanco del caduco Harper, siempre agazapado al mostrador y a la prensa deportiva, bajo el talle sinuoso de Érika, ABSTENERSE ESTUDIANTES, fija presencia ausente, y siempre discutiendo con Lonny Menoyo, el viejo inspector de la comisaría de distrito. Los dos, estanquero y policía, echando humo como locomotoras, Mal juego del Cotswold el domingo, duramente vapuleado por el Taurus. Boby Gay asegura, no obstante, que con un empate contra el Dicon el título estará asegurado.
De vez en cuando Harper asoma la piel desnuda y brillante de su cabeza por entre las tiras de la vieja cortina con cuentas de plástico, azules, amarillas, verdes y rojas, y eleva la mirada taciturna al cielo
¿parará o no parará?
parará, Harper, parará, a las doce siempre escampa
que Dios no te oiga, Menoyo, que el agua siempre es buena.
lo que tú quieras, pero parará, ya verás
y luego fuerza sus pupilas hacia las cejas, constatando que la ausente presencia de Érika, ABSTENERSE ESTUDIANTES, puede saborearse, arriba, por encima del techo del estanco, a sólo unos centímetros de su calva. Pero sin mayor problema, tarde o temprano Érika siempre acaba por materializarse:
hola Harper
qué hay Érika
tres marlboros
(Harper, de pascuas a ramos, pero siempre antes de comer, cerrado ya el estanco, se da alguna vueltecilla por el apartamento de Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES)
Luego, más tarde, toc, toc, toc, toc, toc, aparece Machado, la suerte, para hoy llevo la suerte. Y el Menoyo, como siempre, haciéndose el orejas. ¿La suerte?, se preguntará en voz alta Stocovick. Suerte la que tenemos nosotros de verte todos los días, Machado. Anda, trae, dame dos cupones. Y Machado, qué, qué os pareció ayer el Taurus, ¿eh? Os aguó la fiesta, ¿verdad? Pues a joderse, amigos, a joderse toca, quién coño os creíais que erais, ¿eh? Toma, Alex (Machado le llama siempre Alex), y cuatro hacen diez. Ya os lo dije, ya os lo advertí. (Machado ve el porvenir, como Tiresias; y como Tiresias sus vaticinios suelen cumplirse siempre, pero con lo que no juega es con los cupones que vende, no, no, no, eso es otra cosa –dice-). Y después, una hora más tarde, cuando Machado cree que Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES, no baja ya a por tabaco, seguramente porque se le ha adelantado, toc, toc, toc, toc, toc... cuando Machado cree que Érika ya no baja a por tabaco, Machado se irá.
(Machado casi todas las tardes hace una visita a Érika, ABSTENERSE ESTUDIANTES.
La penumbra que caracteriza siempre al dormitorio de Érika sólo se rompe por la luz de unas velas -a que son románticas- Pero a Machado le da igual, porque Machado es ciego y no ve ni la luz de las velas ni la sonrisa de Érika.
Machado se conforma con oír su voz, acariciar su piel y… poseerla brutalmente. Machado es muy conformado.
A veces, en sus fantasías, cree estar haciendo el amor con la señorita Frieling. Otras incluso cree que las dos tienen idéntica voz. Cuánto daría, cuánto daría Machado por hacer el amor con la señorita Frieling, aunque fuera una sola vez, una sola en la vida. Hasta renunciaría a Érika para siempre. Pero en sus presagios, por más vueltas que le da al asunto, no aparece ese capítulo. Y él sabe que sus presagios nunca fallan. Qué le vamos a hacer. Lo cierto es que sí, renunciaría a Érika para siempre.
Amar, amar a la señorita Frieling y después, morir)
(Lonny Menoyo, el inspector, de vez en cuando, si sus ahorrillos se lo permiten, sube al apartamento de Érika, ABSTENERSE ESTUDIANTES.
El inspector Menoyo, siempre que tiene entre manos un asuntillo morboso, aunque sus ahorros no se lo permitan, sube al apartamento de Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES.
El inspector Menoyo rara vez tiene asuntos que no sean morbosos)
(Alejandro Stocovick, el padre de Trebor, o lo que es lo mismo: Lionel French, una sofocante noche de verano en que la soledad le apretó aún más que de costumbre telefoneó a Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES, pero, mala suerte, a quién se le ocurre, no estaba, porque Érika por las noches trabaja en una barra americana y como al día siguiente el sofoco de Stocovick no sólo no se había calmado sino que arreció, Stocovick consiguió franquear por fin el umbral del apartamento de Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES.
-Ocurrió a la hora violeta-
Érika sólo conoce a Stocovick de vista. Le parece mayor y para sus adentros cuando habla consigo misma le llama “el abuelo”.
Cuando Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES, habla mucho para sus adentros, se cuenta cosas a veces graciosas y entonces se ríe sola.
Los que ven reírse a Érika sin causa aparente porque desconocen sus diálogos internos piensan que Érika está loca, pero no suele importarles: se acuestan, le pagan y luego aquí paz y después gloria.
El día que Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES, vio en el umbral de la entrada a su apartamento a Stocovick, la sorpresa fue tan grande que no pudo evitar que una de sus impresiones internas se escapara entre sus labios y sin querer se oyó a sí misma decir: “anda, el abuelo”.
A Stocovick cuando consiguió franquear por fin el umbral del apartamento de Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES y la oyó decir “anda, el abuelo”, le dio un escalofrío porque Érika es de la edad de Paulina, su nuera, y Paulina también le llama “abuelo”)
(Stocovick, Harper, Lonny Menoyo y Machado nunca han hablado entre ellos de sus visitas a Érika ABSTENERSE ESTUDIANTES, si bien, y por lo que a veces en sus conversaciones se les escapa, todos las conocen. La mayor duda está en Stocovick. Incluso alguna vez Machado le ha lanzado alguna indirecta a Harper:
oye Harper
qué, Machado
y tú no crees que Stocovick...
anda, ciego, cabrón, dame dos cupones y vete a la mierda)
Servando Gotor
de El olor de tu pelo entre la niebla
de El olor de tu pelo entre la niebla
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