viernes, 30 de julio de 2010

OUT OF AFRICA (Servando Gotor)

-------------------------------- FOTO: Alfred Eisenstaedt 1945 (*)


"qué hermoso celebrar lo grande con algo tan sencillo y tan enorme como un beso"
Besos, besos. El beso de Johannesburgo. “Yo tenía una granja en África… yo tenía una granja en África al pie de las colinas de Ngong…” Con estas hermosas palabras de Karen Blixen empieza “Memorias de África”, la película de Sydney Pollack.
 

Besos… el beso. Últimamente se ha hablado y escrito mucho de África y de un famoso beso. No me cansaré de repetirlo: jueces y periodistas deben ser objetivos, im-parciales. Políticos y abogados han de ser parc-iales, son part-e y deben tomar part-ido. El fin último en todo caso es hacer bien nuestro trabajo: el magistrado dictando sentencias imparciales, el periodista elaborando noticias objetivas, el político asumiendo el modelo social de sus electores y el abogado defendiendo los intereses de su cliente. Lo malo -y tristemente usual- es cuando uno desconoce la esencia de su profesión y jueces y periodistas se convierten en parte y abogados y políticos descuidan los intereses cuya defensa les ha sido confiada. Por eso toda crítica honrada (im-parcial) debe analizar al profesional sólo por lo que profesionalmente hace. Y, a menudo, el buen resultado es garantía de un buen hacer y de una conducta deontológica irreprochable. Nada más elemental. ¿Con qué fuerza moral puede entonces cuestionarse el trabajo de un deportista (me refiero a Casillas) que en dos años ha contribuido activa y decisivamente en la consecución para España de una Copa de Europa y otra del Mundo –hazaña la primera que sólo se había conseguido una vez hace más de cuarenta años, y la segunda nunca-? ¿Cabe mayor desfachatez? ¿Quién osa semejante crítica? En este caso, además, el trabajo ha sido públicamente difundido: hemos podido verlo. ¿Por qué gritan, pues, esos malditos? Ya, pero el beso… “yo tenía una granja en África…” El beso, el beso: el beso público fue precisamente parte de la celebración del mejor trabajo con el mejor resultado. El beso.

¿Y la periodista? La periodista es una trabajadora a pie de campo cuya labor consiste en informar objetivamente sobre lo que allí acontece. Cierto que según cómo se dé una información puede impregnarse de opinión contaminada y pervertirse. ¿Ocurrió esto? ¿Alguien vio a Sara Carbonero manipular la información favoreciendo a Casillas? ¿Alguien oyó algo parecido? No, ya, pero el beso… El beso fue iniciativa del campeón y ella mantuvo el tipo impecablemente ante las cámaras, el espectador y un emocionado Casillas. Olvidan todos las celebraciones de jugadores y periodistas en los vestuarios cuando la anterior Copa. Nadie objetó nada. ¿Por qué ahora sí?

Oír a periodistas “serios” de información política poner en entredicho a la reportera hasta el punto de decir que su relación con el deportista la inhabilita para su profesión… oír esto referido al ámbito de la información deportiva con la turba de periodistas “serios” y seudoanalistas políticos servilmente partidistas que sufrimos, indigna. Simplemente.

El beso y la Copa. El primero ha supuesto una hermosa celebración de la segunda. La segunda la muestra de un sentir español que parecía muerto pero sólo dormía. Nuestra bandera fue masivamente aireada y no por señoritos de derechas fachas y capitalistas, hijos de papá, sino por jóvenes de todas clases, edades y condiciones: había un proyecto común (como decía Ortega en su “España invertebrada”). Eso, eso necesitamos: proyectos comunes. Cuando los ha habido todo ha ido bien.

Besos, besos. En todas las celebraciones hay besos. Los hubo cuando la caída del muro y acabada la Segunda Guerra Mundial. Siempre. Y qué hermoso celebrar lo grande con algo tan sencillo y tan enorme como un beso. Cuántos más querría ver como éste. Besos, besos… yo tenía una granja en África… Esperaremos, trabajaremos. Pero de momento pervivirán en nuestras memorias la Copa del Mundo y el beso de Johannesburgo. Dos hermosos recuerdos de África.




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(*) EL PAÍS, 23/06/2010: Edith Shain, la enfermera inmortalizada por Alfred Eisenstaedt, fallece a los 91 años

1 comentario:

  1. El beso, el beso, el beso en España
    Lo lleva la hembra muy dentro del alma
    Le puede dar usted un beso en la mano
    O puede darle un beso de hermano
    Asi la besara cuanto quiera
    Pero un beso de amor
    No se lo da a cualquiera

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