lunes, 26 de julio de 2010

Olga Guillot (Antonio Envid)


Barrenando la espesa capa del tiempo, desde una época mítica, ya abolida, nos llega la noticia de que Olga Guillot acaba de fallecer. Hay un tiempo, el nuestro, lleno de minutos, de horas, de meses, de años, que hemos visto transcurrir, y otro, anterior, que es un amalgama de hechos, cosas, sensaciones, que nos resulta incomensurable, que nos ha sido transmitido. A ese magma de tiempo pertenece, para mí, Olga Guillot, aunque me entere, con sorpresa, que en gran medida ha sido mi contemporánea. Procede de una época fascinante en la que triunfaba el bolero y los sones cubanos, en la que el amor o era pasión o pecado o no era nada, en la que la mujer era un objeto inaprensible, lleno de misterio. Entonces un amor podía ser el vicio de la piel, que ya no se podía desprender, era lo prohibido, era la fiebre del ser, una noche de placer y también el castigo. En ese tiempo inmemorial existía el pecado. Hoy solo hay delitos. En él era preferible el beso de la mentira a la ausencia. Mundo de mujeres fatales y de amantes ingratos que desprecian a quienes les han entregado alma y cuerpo, de amores que mueren pero no se olvidan, de desgarro y de pasión.
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En esa época mitológica, alguien podía llegar sutilmente como una tentación y abrirte una puerta a un mundo extraño. Mundo raro, que una vez explorado ya no tenía vuelta atrás y hacía insoportable el vulgar y cotidiano.

Olga Guillot, con su voz grave y profunda, fue y será por siempre la reina del bolero, ese poema que a menudo roza peligrosamente lo cursi para alcanzar cimas de alta sensibilidad y que, como ella misma, nació en Cuba para lograr su plenitud en Méjico y unir luego a toda la hispanidad como la mejor argamasa de nuestra cultura latina.

3 comentarios:

  1. Esta canción de "Tú me acostumbraste" siempre me ha sonado un poco rara y a alguien escuché una vez que tiene un mensaje oculto. ¿Alguien podría aclararme esto?

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  2. Sí suena a un "mundo raro". La ha selecionado Servando y no suele dar puntada sin hilo.
    La canción fue compuesta por el cubano Frank Dominguez y la popularizó Olga Guillot, aunque la han cantado todos los boleristas, empezando por "Bola de Nieve". Según la leyenda quien la compuso, de hábitos heterosexuales, se enamoró de un poeta, quien lo abandonó después. Entonces,el amor de un hombre por otro, el texto cobra todo su significado, pero además, si es cantada por una mujer, aumenta su ambigüedad. Será quizá una leyenda, pero encaja.

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  3. Honradamente: no. La elección de vídeo y canción ha obedecido a criterios estrictamente estéticos. De todos modos, los datos que proporciona Antonio en su comentario son muy interesantes (y en internet no he encontrado nada nuevo que añadir).

    Personalmente la letra tampoco necesita mayores interpretaciones que la puramente literal (poética, claro) del universo extraño que para el que ama supone el objeto/sujeto amado. Entiendo que no tiene por qué ir más allá (y siento frustrar los análisis herméticos siempre tan tentadores): la pasión amorosa se nutre del misterio que el propio enamorado forja. Sin ese misterio (obra exclusivamente nuestra) el sentimiento amoroso no existiría.
    Eso -entiendo- es lo que dice la canción, lo que dicen la mayoría de los poemas amorosos, lo que decía Proust: de las virtudes del ser amado, sólo el 10 por ciento le pertenecen, el resto las ponemos nosotros.
    Y ese es el mundo misterioso -entiendo- a que se refiere la canción. Que al misterio se le añada lo que de distinto pueda tener una relación homosexual, vale, pero tampoco variaría el sentido literal (poético) referido (pienso). Si hay una historia detrás la desconozco.

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