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Camile está sentada en un bonito sillón, grande y de buenos mimbres, con los muslos desnudos desde la raíz hasta las botas, por encima de la rodilla. Para despejar los muslos se ha recogido la falda del todo hacia atrás, y un babero le cae desde arriba, desde el top o el vestido, poniéndole una púdica franja de tela entre piernas.
Camille nos mira mira con la cabeza ladeada, lo que hace que la abundante y larga melena se le vaya hacia un lado y le caiga en vertical haciendo ondas, junto a un trenzón grueso y poco apretado que le llega hasta el muslo.
La misma tarde pasa una y otra vez ante los ojos de Camille, sobre los muslos de Camille, que llena la ventanita entera de cosas de mujer: una flor, una pulsera, una mirada larga, una boca grande. Ay, amarse y persistir, atreverse a cerrar la quinta ventana, ay, los puntos del amor, a veces contra toda corrección, contra las horas y lo indebido, en el gas ilimitado, como un centro que no gira, que nunca gira.
Camille esconde su apretado nudo de sueños sobre el general plumaje grande, y a veces, sólo a veces, necesita y busca la sutura del placer.
Camile está sentada en un bonito sillón, grande y de buenos mimbres, con los muslos desnudos desde la raíz hasta las botas, por encima de la rodilla. Para despejar los muslos se ha recogido la falda del todo hacia atrás, y un babero le cae desde arriba, desde el top o el vestido, poniéndole una púdica franja de tela entre piernas.
Camille nos mira mira con la cabeza ladeada, lo que hace que la abundante y larga melena se le vaya hacia un lado y le caiga en vertical haciendo ondas, junto a un trenzón grueso y poco apretado que le llega hasta el muslo.
La misma tarde pasa una y otra vez ante los ojos de Camille, sobre los muslos de Camille, que llena la ventanita entera de cosas de mujer: una flor, una pulsera, una mirada larga, una boca grande. Ay, amarse y persistir, atreverse a cerrar la quinta ventana, ay, los puntos del amor, a veces contra toda corrección, contra las horas y lo indebido, en el gas ilimitado, como un centro que no gira, que nunca gira.
Camille esconde su apretado nudo de sueños sobre el general plumaje grande, y a veces, sólo a veces, necesita y busca la sutura del placer.
Narciso de
Alfonso
del
blog
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Servidor se queda con la raíz...
ResponderEliminarYo me quedaría -voto- por eliminar las fotos de las señoritas.
ResponderEliminarEstas fotos me dejan al borde de la depresión.¡Cachis!
La Conchaparis.
Es curioso, pero cuando se mira la foto, a la vez que se lee el poema narrado, uno no puede evitar mirar los detalles, obviando la belleza a secas.
ResponderEliminarPienso que la redacción se mantiene a la misma altura que la foto, cuidadosamente. Sin sobrepasarla.
angel
A mí lo que me sigue interesando es "la raíz del asunto"...
ResponderEliminarAnónimo, me parece que usted lo que quiere es "repasar ingles"...
ResponderEliminarangel
Es que soy un "anónimo verde", si bien no muy "viejo"...
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