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Comprobar con alivio que nada importante has hecho
y, por tanto, nada se espera ya de ti.
Preocuparte sólo porque a estas alturas de tu vida
nada cambie, por injusto que sea.
Afrontar una larga decadencia,
-Príncipe de Aquitania en su abolida torre-
con restos de conversaciones y retales de lecturas
que una vez te parecieron inteligentes.
Pensar: solo de vez en cuando.
No leer la prensa.
Encontrarse con algún amigo
para tomar unas copas
pero no incurrir en el error
de inquirir en su intimidad.
Ver correr los instantes del invierno
como las gotas de lluvia por el cristal
e ignorar el descalabro de Wall Street
y la salida a Bolsa del Vaticano.
Comprobar por las mañanas
que ya luce alto el sol del verano
y las calles rebosan de gente
que trajinan con su afán.
Tomar un café despacio
mientras discurre una vida
que cada vez
te es más ajena.
Antonio Envid
Don Antonio, hoy le dió!
ResponderEliminarZitoz
La Conchaparis
algunos lo llamaran "sabidura", "sagesse" en mi idioma materna , los jovenes lo tacharan de "paseismo". (si por tanto conocieran las matices)...
ResponderEliminarComo pasa el tiempo...
Comparto tu nostalgia...pero no me llena..
Brnardo el Belga
Pienso que la idea es que nuestra vida sea cada vez más nuestra, menos ajena.
ResponderEliminarUna vez dibujado el mapa del laberinto conviene buscar la salida.
Un saludo
Si dibujas el laberinto, tienes que saber el camino para la salida...
ResponderEliminarQue mas quisieramos que la vida sea nuestra : nuestra vida real no es asi...sino que la planteamos como el resultado de nuestra volundad...no vivimos solos...
Bernardo
esoliloquio hace una observación muy oportuna, en cuanto a que que tendríamos que tener la inteligencia de hacer la vida cada vez más nuestra y menos ajena.
ResponderEliminarEn esto coincide con nuestro paisano Gracían, cuando dice (más o menos, cito de memoria):
El discreto (o sea, el sabio) ha de dividir su vida en tres partes: la primera, para frecuentar a los muertos (esto es, dedicarse al estudio de los clásicos, los reconocidos por todos, no como ahora que lo que gusta es la novedad); la segunda, para frecuentar a los vivos (o sea, para dedicarse a los negocios a los trabajos, a la realización de lo aprendido); la tercera, para vivir con uno mismo, preparando la muerte, que es cosa que solo se hace una vez y es menester hacerlo bien.
Por cierto que este para mí desconocido comunicante tiene un blogg muy recomendable