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| MJM |
En Villamayor de Gállego, 9 de mayo de 2011
En esta trasnochada, iniciada la campaña electoral, pienso que todo aquel que siente pertenecer a la tierra que lo vio nacer y tiene apego a ella, está dispuesto a salvaguardarla y a cuidarla como si fuera un tesoro. ¿Qué quiero decir con esto? Pues quiero decir que una ciudad o un pueblo es fruto de su pasado y de su presente, y a veces, un ejemplo donde mirarse.
En los últimos años de bonanza económica se han cometido auténticas tropelías urbanísticas y arquitectónicas; tropelías que han consentido con firma la clase política. Vayamos a cualquier pueblo a la redonda gobernado por un alcalde/esa con dotes especuladoras y veamos el perfil que ha dejado en sus dominios. En algunos casos resulta desconcertante el poco sentido y la falta de talento a la hora de desarrollar un plan urbanístico. No es necesario siquiera dar nombres ni citar lugares, basta con echar una ojeada.
Pero me centraré en la ciudad de Zaragoza; una ciudad por la que han pasado los unos y los otros y el resultado cada vez es peor, más horroroso. Al menos en mi opinión. Iré por partes. Yo he crecido viendo el desarrollo, año tras año, del Paseo de Ruiseñores. Un paseo residencial símbolo de de una época dorada, que se han ido cargando poco a poco derribando palacetes, añadiendo edificios modernos hasta sembrar un caos arquitectónico que daña los sentidos. Cualquiera que tenga memoria puede corroborar lo que digo en estas líneas.
Pasemos ahora a la Plaza del Pilar, lugar inhóspito donde los haya a base de cemento, cierzo y bochorno, adornada con una fuente a modo de cascada que hace de recogida de basura. Cuando en Zaragoza caen los cuarenta grados a peso y contemplo los goyescos tendidos sobre el granito acompañando a su insigne pintor, pienso en la estética mental del que los puso de semejante guisa. Y hasta las posaderas se escaldan con sólo verlos. Sigo andando hasta La Seo y los pelos se ponen como escarpias al ver el lujo resquebrajado de toda la plaza: ónice, mármol de Finlandia y travertino. Casi todos los nuevos ricos tienen los recibidores de sus casas revestidos con alguno de estos materiales.
Paseo de la Independencia. Bueno, en la antigüedad, ahora ha quedado reconvertido en un vulgar patio de vecinos. Mucha acera y poca calzada. Y con tanta acera, sólo se les ocurre poner los tilos al borde de la calzada para que machaquen mejor sus ramas los autobuses urbanos. Y qué decir de esas farolas horca que consumen electricidad sin conocimiento. El colofón lo pone la perspectiva de la plaza de España dominada por ese edificio que simula un código de barras, eso va para nota porque además de ser horripilante y antiestético se come por completo el Ángel de Querol.
No quiero extenderme en poner más ejemplos. A todos estos comentarios que ya he hecho, habrá que añadir en breve el de la Gran Vía con el tranvía, que hasta rima y todo.
Y me voy al comienzo de esta trasnochada. Si toda esta gente que gobierna pueblos y ciudades tuvieran algo de sentido común y quisieran un poquito, sólo un poquito el lugar donde viven; si tuvieran algo de apego, sólo algo… Ni que decir tiene que no harían ni consentirían las fechorías urbanísticas y arquitectónicas que se han perpetrado en los últimos tiempos. Pero el poder especulador puede más que todo y no importa destrozar ciudades. Además, el contribuyente paga: cemento y tranvía para todos.
Foto.- Bonita estampa de la Gran Vía con el tranvía acompañado de un ciclomotor.
María Jesús Mayoral
Estos despropósitos se cometen en casi todas las ciudades, excepto en alguns privilegiadas como Logroño y Vitoria. En parte, la culpa de lo que sucede la tenemos los que no nos quejamos ni nos movilizamos. Muchos estamos amuermados y tenemos lo que merecemos. Yo también veo todos los días cosas que me escandalizan pero no me siento legitimada para oponerme una vez consumadas.
ResponderEliminarEsta reflexión me trae a la menete una idea que no me abandona desde que el Tribunal Constitucional decididera que Bildu sí puede presentarse a las elecciones. Ahora sí me siento legitimada para protestar por una decisión vergonzosa y humillante para los españoles.
reconozco que he sido siempre un poco ingenua y que me creí que el Gobierno iba a ahacer lo necesario para que esa gentuza no se presente. Pensé que ese Zapataero que felicita a Obama por cargarse a Bin Laden, no permitiría que los bins ladens españoles camparan a sus anchas por España-y por Venezuela y etc...-.
Hoy cuando he visto en la tele a ese histórico de eta salir de la cárcel y decir: Voy a hacer un poco de campaña mientras desenroollaba la pancarta de Bildu, no me ha cabido ninguna duda de que el gobierno no es tan ingénuo como yo.
Ahora tendremos tranquilidad hasta el 2012 y luego, ¿qué?
V.
Si alguien se creyó que Bildu no iba a ir de cabeza a las elecciones, desde luego es que es un ingenuo. Lo siento Vladimira. Yo no he hecho caso del tema, pues sabía que de una manera u otra Bildu conseguiría ir a los comicios. Vamos, que estaba "cantao", tan "cantao" como el faisán y todo lo que colea. Y Mariano consiente y calla, luego están todos de acuerdo. Si los políticos consienten, los demás nos quedamos en convidados de piedra.
ResponderEliminarAquí la memoria histórica se aplica a la Guerra Civil, para las víctimas del terrorismo queda el olvido histórico.
MJM
Efectivamente soy una ingenua, por no decir una tonta, porque es verdad: esto ya sucedió. No hice caso a esa sensación de dejà vu.
ResponderEliminarY también coincido contigo en lo del sr. Rajoy: es un pan sin sal. Un pánfilo que no defiende sus ideas y que también toma el pelo al ciudadano.
A mí quién me gusta es Esperanza Aguirre. Tiene el carácter y honradez de las que carece el otro. Y lo peor es que parece ser que nos quieren vender que eso juega en su contra.
salud!
Vladimira
A mí me gustaría saber cuánto cuesta el pacto con Bildu, vamos, el precio del pacto: en dinero y concesiones.
ResponderEliminarAzulenca
Lo siento, Vladimira. Ahora toca ir en una listas electorales y estar imputado, ser tonto, mediocre o las dos cosas, tener escasa formación, poco léxico y menos gramática; y como colofón final ser un zote integral, así es como se triunfa en la política en este país. Ahora no toca ser honrado, trabajador, dar soluciones, tener sentido común... Bueno y eso de tener carácter, eso ya no se lleva.
ResponderEliminarHacer las cosas mal es un fallo, pero no hacerlas puede suponer un fracaso. Dejar a un anodino como suplente trae consencuencias. El PP debería tener otro líder y el PSOE debería haber jubilado a Zp cuando este país alcanzó la cifra de tres millones de parados.
MJM
Lo de Zaragoza va para nota. Que salga elegido como alcalde un hombre de la talla de Belloch, dice mucho de los zaragozanos. Cada pueblo tiene lo que se merece.
ResponderEliminarPues espera a que salga elegido Mohamed con el tiempo...ya verás donde vamos a parar.
ResponderEliminarAngel
¡Qué bonita ha dejado el Cochero de Drácula (Belloch) la Gran vía! Los jardines me encantan y el tranvía haciendo el cambio de sentido una maravilla. Si lo viésemos en algún país subdesarrollado nos reiríamos y diríamos qué que se puede esperar del subdesarrollo. Porque vamos el cambio de sentido del tranvía entraña riesgo.
ResponderEliminarPACA PALLÁ QUE PASABA POR ALLÍ.
Los tilos de Independencia, cómo me duelen, verlos sofocarse durante cinco o séis meses al año en un ambiente tan ajeno al suyo habitual, añorando humedades. Así están los pobres, raquíticos, bonsais vulgares. Tanto sufrimiento porque algún torpe arquitecto soñó en una "Unterderlinden" de pueblo.
ResponderEliminarAntonio
Se me ha olvidado. El Paseo Independencia también se ha vuelto peligrosísimo, sobre todo a primera hora; los que van en bicicleta asaetean la acera a toda velocidad y tienes que ir con mil ojos.
ResponderEliminarZaragoza ciudad grandiosa con el tranvía y las bicis.
Paca Pallá que pasaba por aquí.