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De las últimas elecciones municipales me quedo con dos imágenes que me repugnan y que a cualquier cabeza civilizada y, además, democrática supongo que también repugnarán (por cierto, ¿se puede ser civilizado y no ser democrático o ser democrático y no ser civilizado?).
Las dos imágenes provienen del País Vasco. La primera es la del nuevo alcalde de San Sebastián de Bildu, Juan Karlos Izagirre, bajando las escaleras del consistorio en mangas de camisa seguido de una multitud exaltada y exhibiendo el bastón de mando de la ciudad como si de un trofeo deportivo se tratara o –peor aún- como si esgrimiera un arma. La segunda, la de Carlos García, único concejal del PP en Elorrio, resistiendo estoica y valerosamente la increpación, vejación y coacción en el ejercicio de sus deberes y derechos políticos que como tal edil le han conferido las urnas.
La primera, la del alcalde de Bildu, encierra una insalvable contradicción. No se puede nadar y guardar la ropa. No se puede querer guardar las formas y, al mismo tiempo, no querer guardarlas. Y esto es algo que está calando hondo en nuestra sociedad, hoy irremediablemente abocada a la barbarie: considerar que las formas son una absoluta idiotez de cuatro hijos de papá. Pues no, las formas son la esencia de la convivencia y resultan esenciales si queremos que esto funcione. Cosa distinta es que se caiga en el formalismo estúpido e injustificado (y recuerdo ese elemental adagio: “sí a las formas, no al formalismo”). Pero –especialmente- los ritos que simbolizan el poder como fruto de un pacto y no de la fuerza son sagrados e imprescindibles para una mínima convivencia. Y volviendo al cetro decir que, para empezar, a poco que se indague en su iconografía, resulta prácticamente imposible encontrar una imagen similar. Ni en las culturas occidentales (incluidas las más bárbaras) ni en las antiguas es fácil encontrar la imagen de un líder que blanda el cetro como si fuera una espada o lo empuñe como una lanza o lo eleve como si fuera la Copa del Rey. El cetro, el bastón de mando, es una figura, una forma ancestral que simboliza la entrega del poder al lider. Y cuando el poder “se entrega” o se “concede”, es señal inequívoca de que nos encontramos ante un grupo humano organizado jerárquicamente en el que prima el pacto y no la fuerza. Esta lamentable estampa en la que pocos han reparado, prologada por la del anterior alcalde del PSE, Odón Elorza, que entrega el cetro como quien da un chorizo, y rematada por los ediles y sus seguidores bajando las escaleras del consistorio como hooligans, resulta impresentable. La imagen del líder con el cetro en la mano –e insisto, basta una superficial ojeada por la iconografía para comprobarlo- refleja siempre la serenidad propia de una jerarquía civilizada. Además, digo yo: si no les gustan las formas que no las guarden, que lo digan claro. Pero eso tampoco les interesa porque, además, quieren ir de demócratas. Lo dicho: nadar y guardar la ropa.
La segunda imagen, la de Carlos García, habla por sí sola e igualmente quedará en los anales también para nuestra vergüenza y oprobio. Eso sí, representa la estampa de un hombre con valor defendiendo su libertad y la libertad de los que le han elegido, frente a las hordas abertzales. Es como Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”, pero de verdad. Y no en el Far West sino aquí, en la Europa del siglo XXI. Aprendan, aprendan bien de Carlos García esa cuadrilla de cobardes hoy desgraciadamente imperantes que por una supuesta paz son capaces de vender a su propia madre. Y digo “supuesta paz” porque esa paz que dicen defender es una paz de cartón piedra: la paz sin libertad no es paz.
(El Comarcal del Jiloca
24/06/2011)
El otro día conversaba con una amiga sobre la necesidad de mantener las formas. ella mantenía que sólo debían guardarse ante las personas cercanas o queridas y yo justo al contrario. Le vine a decir que las formas sirven precisamente para mostrar respeto por quienes no sentimos nada, ni siquiera empatía.
ResponderEliminarAsí me educaron y así trato de ir por la vida.
Las formas son respeto y es conveniente observarlas estrictamente.
Lo de Carlos García es heroísmo. Es una víctima viva y eso añade tanto valor a su acto que no tengo palabras para expresar mi admiración y respeto.
Por cierto: ¿San Sebastián capital cultural? adoro esta ciudad pero tengo miedo de la repercusión de esta designación.
Gracias Servando por este artículo. Tú aportas tu granito de arena publicándolo en el Comarcal del Jiloca.
Enhorabuena.
Vladimira
Muchas gracias Vladimira. También yo comparto tu sentimiento positivo por San Sebastián y tu inquietud por ese pintoresco nombramiento como capital cultural.
ResponderEliminar¿se puede ser civilizado y no democrático? Si se trata de una democracia formal, legal, inscrita en la Ley, no tiene nada que ver el régimen político y la civilización. Si se trata de un sentimiento democrático inscrito en la conciencia de la gente, desde luego civilización y democracia caminan juntas.
ResponderEliminar¿se puede ser democrático y no civilizado? Una tribu de antropófagos que deciden democráticamente comerse juntos al prisionero son muy demócratas, pero no parecen civilizados.
¿Se puede ser democrata, civilizado y bestia a la vez? Hitler llegó al poder democráticamente, mientras iba ganando la guerra estoy seguro de que habría ganado todos las elecciones, alemania era un pais civilizado, sin embargo todo ello condujo a uno de los regímenes más inhumanos.
Muchas veces la democracia conduce a la tiranía de la mayoría, que no garantiza la racionalidad y es la más dificil de combatir.
En fin no hay que hacer mucho caso de mis reflexiones. No me gusta el olor de las ovejas, ni la leche, de modo que no puedo comprarme un hato y largarme al monte, que está lleno de repugnanates bichos y donde las perdices vuelan con plumas y los conejos cubiertos de pelos (habrase visto que indecencia).
Aantonio.
La reflexión de Antonio es muy difícil de seguir y comprender con la cabeza. Creo que alguna vez he hablado de lo que es un líder y de lo que mueve a muchas personas a seguirle. Sabemos que no es el más listo ni el más sabio...bueno, no me repito.
ResponderEliminarSigo pensando en tu comentario, me parece un nudo gordiano.
salud!
Vladimira
¿Y qué pasaría si los partidos políticos nacionales se retiraran del mapa vasco y se dejara el gobierno a los dos bandos nacioanalistas?
ResponderEliminarAzulenca
Yo creo que dentro del perfil de un gobernante debería haber ante todo altruísmo.
ResponderEliminarMe parece que ser político, debería ser una dedicación, además de la que de por sí tuviese la persona. Como una especie de voluntariado.
Porque si fuese así, desgastaría y mucho.
No debería ser el poder el motivo de sentarse en esa silla, sino el bien común.
Seguramente será una ingenuidad esto, pero es lo que pienso.
En la tribus manda el consejo de ancianos y les va muy bien...me parece que nuestros gobernantes son demasiado " jóvenes " para el puesto que ocupan.
Angel
Respecto al comentario de Vladimira en cuanto a guardar las formas, estoy de acuerdo totalmente.
ResponderEliminarPero me gustaría añadir una cosa.
Ultimamente me he dado cuenta de que muchas personas, no guardan las formas, no porque no tengan educación, sino por exceso de ímpetu, el cual no pueden controlar.
Es una sensación curiosa que he sentido y os aseguro que resulta dificil controlarlo, ya que impide que distingas en cuanto al trato que requiere quien tienes delante...
Cuando hacía deporte profesionalmente, era muy importante controlar el ímpetu, ya que si aplicabas más fuerza de la debida, perdías el equilibrio.
Creo que con el ser, ocurre lo mismo.
Angel