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Lecturas hispánicas edita la novela mística de Balzac en una traducción exclusiva de Narciso de Alfonso, en versión digital y en libro de bolsillo (tapa blanda).
De las noventa y cinco obras que componen la monumental
"Comedia humana" de Balzac (1799-1850), Serafita (1835), encuadrada en el apartado de los "Estudios filosóficos",
constituye sin lugar a dudas la novela mística por antonomasia.
Precisamente Honoré de Balzac que, con su magna
obra se proponía, entre otras cosas, retratar la Francia de la Restauración
borbónica creando así un mundo paralelo al real (todo un registro civil que
reflejara exhaustivamente los tipos, clases, costumbres y paisajes de la época), fue
tildado por ello de excesivamente realista, cuando no incluso de
sensualista. En el fondo de todas sus
narraciones, sin embargo, late una espiritualidad que alcanza el misticismo con
la obra que aquí presentamos.
Pero nadie mejor que el propio autor para
defenderse —si es que por ello habría de hacerlo— de semejante suerte de
acusación —si es que de acusación se trata— en un párrafo de la breve
introducción que él mismo hace a su "Comedia humana":
Al referir tal cantidad de hechos
y pintarlos tal y como son, con la pasión por elemento, muchos han pensado,
erróneamente, que pertenecía yo a la escuela sensual o materialista, dos caras
de un mismo fenómeno: el panteísmo. Pero
andan muy equivocados. No comparto la creencia en el progreso ilimitado de la
Sociedad. Creo en el progreso del
hombre. Y se equivocan por tanto quienes ven en mí la intención de tratar al
ser humano como a una criatura finita. Serafita, la doctrina de Buda en versión
cristiana, me parece la respuesta más acertada a esta acusación, tan
superficialmente difundida.
Es Serafita el poema de la transformación
que todo ser humano con ansias de plenitud es capaz de alcanzar hasta
convertirse en un verdadero ser celestial de aquellos que con tanta naturalidad
describió Swedenborg, quien por cierto, según la propia novela, se manifestó en
Jarvis el día que nació Serafita... O
Serafitus, según el género gramatical que le otorguemos, porque en definitiva
se trata de un ser inmortal y, por tanto, asexuado; es decir: carente de la
necesidad de reproducirse para salvar —al menos— su especie.
Contiene esta novela un lirismo tan elevado que
sólo un buen poeta, y Narciso de Alfonso lo es, es capaz de trasladarla a
nuestro idioma con toda su fuerza y frescura, de forma que podamos disfrutarla
en su enorme magnitud.
SERAFITA
"La infancia de esta criatura predestinada siempre estuvo acompañada de extraños fenómenos en nuestro clima. Durante nueve años, nuestros inviernos fueron más suaves y nuestros veranos más largos que de costumbre. Este fenómeno provocó muchas discusiones entre los sabios; pero si sus explicaciones bastaron a los académicos, hicieron sonreír al barón cuando se las comuniqué.
"A Serafita nunca se la vio desnuda como están a veces los niños; nunca fue tocada ni por un hombre ni por una mujer; vivió virgen en el seno de su madre y nunca gritó. El viejo David os lo puede confirmar si le preguntáis por su señora, por la que, además, sentía una adoración similar a la que tenía por el Arca de la Alianza el rey cuyo nombre lleva.
"Desde los nueve años, la niña comenzó a introducirse en estado de oración: la oración es su vida; la habéis visto en nuestra iglesia, en Navidad, único día en que ella viene; está separada de otros cristianos por un espacio considerable. Si este espacio entre ella y los hombres no existe, sufre. Por eso se queda la mayor parte del tiempo en el castillo.
"Los acontecimientos de su vida, por otra parte, son desconocidos ya que apenas se deja ver...
Honoré de Balzac
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