Con intenciones confusas y un libro de anatomía humana, voy diciendo en voz alta los nombres más hermosos: trocánter mayor, línea áspera, vómer, astrágalo, divertículo de Meckel, punto de McBurney, válvula de Tebesio, lámina del esfenoides, increíble, es increíble que dentro de mí existan cosas con tan bellos nombres, me siento reconfortado y principal, tríceps, acetábulo, cóndilo, de pronto entiendo las sensaciones de las ostras, su interior de perlas y burbujas, sí, deltoides, plexo solar, triángulo de Scarpa, constrictor superior, pterion, ay, qué mareo de huesos y músculos y corazones, voy lleno de sílabas eléctricas, de palabras que restallan como látigos, de nombres que dan escalofríos de belleza, ay, hemorroides, glándulas sebáceas, articulación trocoide, culo.
Cuescos
Je, lo mejor de todo es que se siente "principal" y lleno de "sílabas eléctricas".
ResponderEliminarBuenísimo...
ah, y el final es contundente.
ResponderEliminar... desde el punto de vista sonoro, quiero decir...
ResponderEliminar(esta narrativa escatológica, seguro que le gusta a Antonio -el del haikú-, digo 8-)
Para ser un 'cuesco' (pedo) realmente no está nada mal.
ResponderEliminarSi va a resultar que hasta hay pedos, perdón cuescos, que no huelen mal
Me ha gustado mucho. Me ha parecido muy "divertículo".
ResponderEliminary el putamen? que me decis del putamen...
ResponderEliminarque curioso
ResponderEliminary sonoro
ResponderEliminarAlma a quien todo un dios prisión ha sido,
ResponderEliminarVenas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:
Su cuerpo dejará no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado