Sí, ya se, no es fácil seguirme. Es que….mira, yo estoy en el extremo de la campana de Gaus. En el extremo derecho, ¡claro! Me gustaría estar menos a la derecha, en un pequeño montón, digamos... en el noveno decil, es más cómodo, mucho más cómodo, no creas…, porque ser como yo es un poco complicado, es, cómo te diría…. es más difícil ser feliz. No, perdona, la campana no tiene nada que ver con las campanas de la iglesia de tu pueblo, es una metáfora estadística. Es que, sabes, si dibujas la distribución de los coeficientes de inteligencia de una población, pues, te sale un dibujo que tiene el perfil de una campana, precisamente la distribución que estudió Gaus, por eso se conoce como “campana de Gaus”, pero no es ninguna campana. Bueno, a lo que íbamos, pues resulta que solo el diez por ciento de la gente ocupa el último decil, somos los que tenemos un coeficiente de inteligencia más elevado…..Que te tienes que ir ya, ¿qué? como pasa el tiempo….Bueno, tiene gracia eso de que el tiempo es elástico, que ya lo decía Einstein, que se achica para unos y se alarga para otros. Ja, ja... tiene gracia, y que se armaba un lío, el pobre, nunca sabía si era ayer o mañana. Pero qué gracia que tienes. Pero, mujer, si es nuestra primera entrevista, pero si apenas hemos hablado……tenemos que hablar más para conocernos….¡Claro! ¡claro!, lo entiendo. Entiendo que la chica te ha dicho que te cuida los niños hasta las diez. Pero… ¡no sé! pensé que iríamos a cenar, una conversación relajada, continuar esta interesante charla, conocernos un poco más…. Podías, no te molestes por esto, eh! pero podías haberle dicho que se quedara con los chicos toda la noche. No sé….la primera entrevista, siempre hay que charlar más…..en fin, ya quedamos otro día. No, mira, perdona, pero ahí creo que te has pasado, que nos veremos cuando coincidan nuestros respectivos espacio-tiempo, me parece que….
Antonio Envid
(Dedicado a los genios que dice Servando que andan por aquí. ¡Ah! Si está el de la lámpara, que apague al salir. No veas como se ha puesto el recibo de la luz.)
Estos de ciencias... Hombre, yo hablaba de genios no de pitagorines...
ResponderEliminarLo cierto es que me he reído y que... bueno que estoy por plagiarlo también...
;-)
Los de ciencias, sean pitagorines, o lo que sean, presentan algunas ventajas sobre los de ¿letras?
ResponderEliminarPara su descanso personal algunos de ellos cultivan las artes (bajo alguna o varias de sus formas) o se recrean entre otras cosas con arte (exposiciones, lectura, audiciones, cine, teatro...)
Vaya, que según mi opinión son más completicos (algunos de ellos) que los demás.
A los genios los dejamos aparte
En absoluto, don Anónimo, en absoluto. Mi opinión es que los de ciencias presentan unas carencias insalvables.
ResponderEliminarY esto se lo dice servidora de Vd que tiene edad suficiente para haberlo constatado y estar arrepentida de haber hecho un Bachiller de ciencias... y todo por huir del latín y griego. Decisión que, como digo, no he dejado nunca de arrepentirme.
Srta Iletrada y no Pitagorina.
queridos míos, tal como suele salir de la Universidad la gente, me es indiferente de que rama o arbol desciendan. Conozco un filólogo de hispánicas que ha cursado a trompicones un curso de latín; a un alumno de Derecho no se le puede suspender por cometer faltas de ortografía (después se hará llamar "Letrado") De las carreras científicas salen herramientas para "implementar" a un ordenador. Esto no quiere decir, afortunadamente, que no haya gente que piense y tenga una cultura humanística, que la hay y la habrá, y bastantes, pero la habrá
ResponderEliminarobtenido al margen de la Universidad, incluso, en contra de ella.
La disyuntiva entre Ciencias y Letras no debería existir.
ResponderEliminarNo deberíamos tener que elegir sino cursar todas las asignaturas. Con lo vagos que somos en general, -hablo más por mí que por vosostros-, nos llevaría más tiempo, pero seguramente no sería tiempo perdido.
Vdm
Sus comentarios son bonitos, sobre todo los de Antonio.
ResponderEliminarPara el genio de la lámpara, si molesta, yo propongo hacer algo similar a lo que hizo el Gato con Botas con el Ogro, en el cuento.
Primero se le alaba su poderío, comparándolo con animales poderosos, luego suficientemente trabajada su vanidad, se le pide algo que pueda parecerle imposible, convertirse en un simple ratoncillo.
La vanidad es la vanidad, seguro que se convierte en ratoncillo.
Entonces el astuto Gato con Botas se abalanza sobre él y se lo come.
Fin del cuento.
El recibo de la electricidad desciende a toda velocidad.
Ok
Un lector curiosón