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(Beati hispani, quibus vivere bibere est.
Dichosos
los hispanos, para los que vivir es beber)
Cuando
a principios de nuestra era se les concedió a los legionarios veteranos de la
IV Macedónica, VI Victrix y X Gemina el establecerse en lo que sería la ciudad
inmune de Caesar Augusta, tras su dura lucha contra los cántabros, los
fundadores de la ciudad debieron de sentirse satisfechos por su situación, en
la confluencia de tres ríos, por la fertilidad de su huerta y por la ancha
planicie cerealística que la circundaba. Pero, además, contaban con un río
navegable que los comunicaba directamente con el Mediterráneo, esto es, con
todo el mundo. Así que se afanaron en construir un puerto fluvial, que si no
era tan importante como el de Tarraco, si que era comparable al de Tortosa.
Al
lado del puerto se levantó el foro, al que
dotaron de cierta monumentalidad, a tenor de lo que se adivina en las ruinas
conservadas, que son los restos de la reforma realizada durante la dinastía de
los Julio-Claudio, en tanto que el puerto se rodeo de grandes almacenes para las mercancías a
intercambiar, tiendas y, por supuesto, tabernas, cuya ubicación aun puede
contemplarse. Estas primitivas tabernas zaragozanas gozarían de gran
popularidad, pues allí acudirían los desocupados para contemplar como arribaban,
río arriba, las gráciles naves portando gentes y mercancías exóticas y chismes
de la capital Tarraco y hasta de Roma, y también los mercaderes y los soguillas
y arrumbadores, mano de obra sierva o liberta atenta a ganarse un salario
cargando o descargando la mercancía. También acudirían los funcionarios y
oficiales del vecino foro y los ciudadanos libres para cerrar negocios, tratos,
o, simplemente, para tomar algún alimento y beber el vino indígena o el más
exquisito que pudiera llegar de otras zonas a través de la potente línea fluvial.
¡Quién
pudiera contemplar el espectáculo! En un rincón el pobre esclavo que ha
conseguido una moneda come en éxtasis unas aceitunas mientras bebe unos chatos
de tintorro(1), en otro lugar unos soldados se juegan la paga a los dados
ruidosamente y vacían tazas y tazas de vino, mientras unos ciudadanos
acomodados consumen unos escabeches gaditanos y piden a gritos que les saquen
una jarra del vino traído hoy por un birreme desde aguas abajo del Ebro,
procedente, con seguridad, de la zona que andando el tiempo se llamaría El Penedés
y que ya gozaba fama por sus tánicos vinos, mientras rechazan el de la región
layetana (zona costera de Barcelona y Blanes, de gran producción pero de poco
grado) que trata de venderles el bodeguero.
"Tenemos pollo, pescado, jamón y gallina", reza
en una placa de mármol.
Quizá
nos topemos con Marcial, que haya venido desde su retiro de Bilbilis a recoger
las cartas y algún texto que le envían desde Roma y contemple sin interés la
zafiedad de sus paisanos, él que ha sido mariposa de los jardines de las más
bellas villas romanas y abejorro de sus espléndidos festines. Marcial no se
conformaría con algo menos que una jarra de vino de Falerno, pues “¿Qué te
hicieron de bueno los vinos malos? ¿Qué daño te causaron los vinos buenos?”.
No
nos extrañemos de encontrarnos con Marco Valerio, que había gozado de fama en
Roma, pero que ahora vivía retirado en una pequeña posesión de Bilbilis, pues
si cuando en la gran urbe había añorado la paz de la aldea
Te
admiras Avito:….que desee volver al patrio Jalón, y a los campos mal cultivados
de una casita bien abastada. Me gusta la tierra en que soy rico con poco, y los
recursos pequeños me hacen nadar en la opulencia. (Epigrama, X, 96)
Y había
expresado su gusto por los pequeños placeres
Taberna,
carnicero y baños,
barbero,
dados y mesa de juego;
pocos
libros, pero de mi gusto;
un
compañero no del todo rudo.
y
una tierna muchacha que le agrade.
Dame Rufo, todo esto, aunque sea en
Batunto,
y
guárdate las termas de Nerón.
( Libro II.48.)
Ahora
que vive en su patria añora la vida culta y elegante de Roma, como lo
manifiesta en una carta escita desde su aldea:
En
suma, todas aquellas cosas que por melindre abandoné ahora las echo de menos
como si me las hubieran quitado. A ello se añaden la dentera asquerosa de mis
paisanos y su envidia, puesta en el sitio de la crítica, y algún que otro
malicioso, que por estar en aldea chica vienen a ser muchos.
De
modo, que se acercaría, cuando el tedio le agobiara en su pueblo, a Caesar
Augusta, aunque solo fuera por ver si las naves le traían nuevas de Roma, o, al
menos, algún libro recientemente publicado.
En
fin, Caesar Augusta gozó de buena salud durante más de doscientos años y hay
que pensar que durante este dilatado tiempo sus tabernas estuvieron bien
concurridas. A mediados del siglo III algo debió de perturbar tanta felicidad,
pues los zaragozanos se dedicaron con ahínco a reforzar sus murallas,
utilizando para ello, en gran medida, los sillares del espléndido teatro de la ciudad.
Estos hechos hacen pensar en el endurecimiento de la, hasta entonces, plácida
existencia, pues sugieren la decadencia, incluso abandono, del ocio agradable y
una preocupación por la defensa, prueba de que la seguridad había decaído y
aumentado la violencia. Hasta esta apartada ciudad llegaron las convulsiones
que vivió el Imperio durante este siglo, hasta que Diocleciano comenzó a
restaurar otra vez la paz.
De
modo que si el conocido personaje de Baltasar del Alcázar hubiera mostrado tanto
interés por la historia, como por las morcillas, el aloque de la taberna del
Castillo, el salpicón, los quesos, por el pichel y la taza de trasañejo, no le habría costado mucho
enterarse de que la invención de la taberna no era cosa nueva, sino que sus
comienzos eran parejos a los de la civilización mediterránea y que con Roma
había llegado ya a la plenitud de tan delicada
invención. Aunque entonces, como hoy
Gran
consuelo es tener
la
taberna por vecina.
Antonio Envid
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(1)“chato” procede de la palabra latina “ciato”,un cuarto de litro equivaldría a unos cinco ciato.
-¿Qué va a hacer una si le gustan los cuentos?
ResponderEliminar-Elemental, leerlos y disfrutar con ellos
Gracias por escribirlos
"una incondicional" (así ahorramos interpretaciones, etc., -tiempo-)
isabel
Usted es fotógrafo y se dio una vuelta por allí en el Caballo de Troya...diga la verdad
ResponderEliminarangel