Insistentemente mareados de Enrique Larroy (sgs - fragmento manipulado con photoshop) |
Alguien,
Peter Higgs, soñó algo tan sutil como un sueño: una partícula elemental tan
tenue y escurridiza que durante cuarenta años los científicos han estado
sacudiendo violentamente el vacío para conseguir expulsarla y que emergiera a
la realidad, en un proceso parecido a la creación. De le néant a l´être.
Existencialismo puro, hoy que esa religión ha quedado sin adeptos.
Se nos
dice que ese bosón necesita existir para cimentar sobre él toda la construcción
de la realidad: energía y masa. Somos, pues, de la misma materia que los sueños.
En la dictadura de la teoría cuántica, como ocurre en las dictaduras, todo lo
que es permitido es obligatorio, de modo que al bosón no le quedará más
remedio que mostrarse.
Aseguran
que tras el Principio (el Big Bang, o lo que sea) el Universo fue una espesa
sopa de bosones. Luego, al expandirse, esa sopa fue haciéndose cada vez más
clarita, mientras los blosones se arremolinaban alrededor de los electrones
formando la masa –o sea, los tropezones- y la sopa quedaba cada vez más
diluida, como las sopas de las pensiones de antaño.
¿Veremos
el rostro de Dios en el fondo del plato?
Extraña
criatura la humana, que precisa desentrañar la poesía para existir.
Antonio Envid
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