.
Sara va cargada de bolsos, bolsas y carteras, cada uno de un bonito color. Entre tanto encargo, Sara se levanta la falda hasta la raíz del muslo, al parecer –viendo la expresión de su cara- para mostrarnos alguna herida, alguna lesión, algo que le preocupa y tiene que enseñarnos. Va sucia de piel y tiene los labios cortados por el sol, la sed o el viento, con la cabeza cefálica protegida por un pañuelo sobre el que se ha encasquetado un sombrero de rafia de ala estrecha, decorado con cintas mexicanas.
Quizá por su duro oficio o por su estilo nómada de vida, esta muchacha tenga que estar o andar mucho tiempo en horas al aire libre de la vida, que la llena de roña y de mugre y le curte la piel a golpes de viento caliente. Quizá sea sólo una hermosa viajera con sujetador de cuero y cinturón de serpiente que va conociendo el mundo y sus disparates con intenciones sanamente turísticas.
En súmula y ultimátum, como sencillo merodeador creo que le conviene, ante todo, un largo baño con jabón y cepillo del que sólo sus inmensos ojos pueden librarse de un rascado a conciencia.
Sara va cargada de bolsos, bolsas y carteras, cada uno de un bonito color. Entre tanto encargo, Sara se levanta la falda hasta la raíz del muslo, al parecer –viendo la expresión de su cara- para mostrarnos alguna herida, alguna lesión, algo que le preocupa y tiene que enseñarnos. Va sucia de piel y tiene los labios cortados por el sol, la sed o el viento, con la cabeza cefálica protegida por un pañuelo sobre el que se ha encasquetado un sombrero de rafia de ala estrecha, decorado con cintas mexicanas.
Quizá por su duro oficio o por su estilo nómada de vida, esta muchacha tenga que estar o andar mucho tiempo en horas al aire libre de la vida, que la llena de roña y de mugre y le curte la piel a golpes de viento caliente. Quizá sea sólo una hermosa viajera con sujetador de cuero y cinturón de serpiente que va conociendo el mundo y sus disparates con intenciones sanamente turísticas.
En súmula y ultimátum, como sencillo merodeador creo que le conviene, ante todo, un largo baño con jabón y cepillo del que sólo sus inmensos ojos pueden librarse de un rascado a conciencia.
.
.
Narciso de
Alfonso
del blog
Don Nar, a veces no puede esconder su perversidad jeje
ResponderEliminarpero me encanta.
La Conchaparis
Don Narciso,
ResponderEliminarSi le hace falta ayuda para quitar a Sara la mugra y la roña...estoy dispuetso : la bañaremos con esponja y voluntad..yo fue "boy scout" : para servir , "toujours pret"...
Para servirle y a Sara
EBernardo el Belga
Pronto me voy a España...a su servicio