LOS REYES DEL CARBÓN: Camina o revienta (Servando Gotor)

-

-

sgs

Oír a un líder sindical decir que la monarquía es una institución obsoleta me lleva, así, a vuela pluma, a las siguientes reflexiones:

1º   Que es verdad. Que tienen razón.

2º  Que tamizada con el adjetivo "constitucional" ya parece que a esta ínclita institución medieval se le haya barnizado la cara con tintes de cierta modernidad.  Lo que por otra parte no pasa de ser mero maquillaje.

3º  Que, mire usted quiénes van a hablar: los sindicatos.  Que, aunque institución mucho más reciente y moderna que la monarquía, se ha anquilosado precisamente en el mismo siglo de su forja: el XIX.

4º  Que en un Estado Social de Derecho como es todo estado democrático occidental actual, con una legislación y jurisdicción sociales "tuitivas" -esto es: protectoras, por naturaleza y definición- los sindicatos realmente no tienen ya razón de ser.  Por muy políticamente incorrecto que esto suene. Me da igual.

5º  Que ante las enérgicas protestas actuales de los mineros (que, no olvidar, cuentan con la aquiescencia de los patronos, cuyo asociacionismo por lo demás es tan pernicioso para la economía como el sindical), sólo me resta concluir que están defendiendo una actividad económica, una empresa y unos puestos de trabajo que no sólo no son productivos sino altamente ruinosos para todos, y cuyo mantenimiento sólo comporta un privilegio insoportable.

6º  Que las extraordinarias condiciones laborables de los mineros son debidas, en efecto,  al enorme riesgo que dicha actividad comporta para su salud.  Razón de más para que oficio tan enormemente peligroso para la salud (tanto o más que el tabaco, que -no olvidar- también es una industria con puestos de trabajo) desaparezca. Y esto, la desaparición de determinados trabajos insalubres, nocivos, peligrosos y, en suma, inhumanos, debería ser en realidad una reivindicación prioritaria, especialmente, para los sindicatos.

Sí, es muy duro lo expuesto y puede sonar mal en una primera lectura.  Tan mal como el panorama que padecemos.  Porque cuesta creer que con cinco millones de parados se pretenda mantener semejante industria, insalubre para el trabajador y ruinosa para todos, al amparo argumental de un mal entendido derecho al trabajo de cuatro mil empleados.  Verdaderamente, y ante la que está cayendo, parece una broma.  Y ver a los mineros tan agresivos al tiempo que tan vacíos de razones objetivas sólo nos lleva a una deducción: o que son demasiado listos y los cinco millones restantes de parados demasiado tontos, o que detrás de todo esto hay gato encerrado. 

¿Por qué los sindicatos defienden más a los mineros que al resto de los trabajadores?  Pues por eso: porque siguen anquilosados en pleno siglo XIX. Cuando lo  que debieran hacer es justo lo que exigen a la monarquía:  modernícense o disuélvanse. Que no es lo mismo que el camina o revienta al que todos parecemos abocados, entre otras muchas cosas, por las prebendas sindicales.

Servando Gotor

Desde mi barricada