CRÓNICA DEBATIDA (Por Azulenca)

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MJM

Se ha hablado mucho del debate entre Mariano del PP y Alfredo del PSOE. Fue un debate ortopédico y encorsetado. Acudieron los dos candidatos y en lugar de desafiarse y partirse la cara defendiendo posiciones, lo único que hicieron fue seguir el guión pactado. El que estuvo inmenso fue Manuel Campo Vidal, qué papelón el de este hombrecillo, sólo hizo una cosa: estar de cuerpo presente y vale. Yo propongo que la próxima vez se ahorren el coordinador y que lo sustituyan por un reloj de arena y que los candidatos le vayan dando la vuelta según vayan consumiendo su tiempo de lectura del guión preestablecido. Porque por lo visto el “no debate” debió costar un pastón, podríamos titularlo como el debate del despilfarro en tiempos de crisis. Al final lo más interesante y comentado fue la llegada de los candidatos y el color de la corbata que llevaban, en este país lo único que interesa es el colorín. 

Lo que más me impactó de la puesta en escena del debate fue la llegada de Rubalcaba al plató, parecía un novio llegando al juzgado para casarse. Digo esto porque llevaba detrás a Elena Valenciano con una indumentaria más propia de madrina de boda que de directora de una campaña electoral. Pero dónde iba esta mujer a esas horas de la noche con un floripondio en el ojal, vamos, no estaría de más asesorarse y tener alguna idea en cuestión de protocolo. Vi a la Valenciano muy seria, lo mismo debería tomar de vez en cuando algún Activia, lo digo por aquello de sentirse hinchada. Claro que estos dos, el novio y la madrina, se encontraban en su medio. Allí estaba para arroparles el resto del cortejo, los periodistas. Antiguamente los bufones revoloteaban alrededor de los nobles y ahora los que bufonean son los periodistas alrededor de los políticos. Menuda cúpula de la desinformación estaba allí para retratarse, por cierto, no sé a qué fin vino esa foto de familia haciéndose los importantes; porque los allí congregados se han distinguido exclusivamente por haber ejercido un periodismo partidista, servidores del régimen de turno, preferentemente el socialista que es el que más pasta suelta y mejores cargos da.


El debate resultó aburrido; pero qué se puede esperar de un perdedor llamado Mariano y un perdido llamado Alfredo. Mariano ha perdido dos veces las elecciones y Alfredo, definitivamente, es un caso perdido. A medida que transcurría el debate vi a un Alfredo jibarizado, sobre todo cuando Mariano lo llamó mentiroso. Yo le recomendaría a Rajoy, ahora que va a ser Presidente, que se quitara de la boca la palabra insidias. Y es que Mariano tiene un defecto de dicción y parece que esté bebiendo en porrón cuando habla, más, cuando pronuncia la palabra “insidias”. Por otra parte eché de menos, aunque esté mal la cosa por la crisis, alguna nota de humor. Por ejemplo, cuando Alfredo se dirigía a Mariano como ya Presidente del Gobierno, no hubiese estado mal que Rajoy le hubiese propuesto formar parte del próximo gobierno dejándole la cartera de Interior y que hubiese añadido: Se la asignaré para que siga mareando la perdiz, el faisán o lo que sea, además de continuar como mediador en esa Paz Augusta Vasca con la que tan emocionado está. 

¡Vaya campaña electoral que se está atizando el PSOE! Tal es la desesperación de los socialistas que han tenido que echar mano de Alfonso Guerra y Felipe González, los Gemelos del Sur, por cierto… estos son los que cantaban Una Mentira Piadosa. Y luego está ese spot simulando la película de El Discurso del Rey, sólo que con Alfredo, vamos, casi lo mismito. Y ya para terminarla de coronar del todo está el slogan que se han marcado: Pelea por lo que quieres. ¿Más paro y más despilfarro? Bueno, Alfredo’s del PSOE, cada día te veo más Mortadelo con tu equipo de la agencia TIA.


¿Y Pepiño, el campeón de la gasolinera, cómo lo lleva? Pues Pepiño que en toda la dimensión de su perfil babilónico dijo que no habría caso Dorribo tenía razón: él es un caso.


El miércoles al cine. Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio. Una encantadora recreación del personaje creado Hergé hecha por Spielberg.

 

Azulenca