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Lo que en España viene
ocurriendo con el terrorismo no tiene nombre: desde las negociaciones del poder
legítimo y democrático con los criminales hasta el trato de favor con los que
están presos, pasando por el desprecio a las víctimas y su utilización
electoral.
En Aragón tenemos una
Ley de medidas a favor de las víctimas desde junio de 2008 que, aunque entró en
vigor el 6 de agosto siguiente, no deja de ser una auténtica momia porque tales medidas sólo podrán materializarse mediante un reglamento que la desarrolle.
Vamos que el gobierno
aragonés del ya olvidado don Marcelino se tiró el pegote con ley de tan hermoso
nombre. Words, words, words… algo huele constantemente a podrido en esta vieja
Europa.
Pero a lo que voy: aun
siendo papel mojado más de tres años después de su entrada en vigor, su
disposición transitoria única –¡alehop!... ¡oh, lalá!- confiere al articulado
carácter retroactivo. Vamos que, después
de más de tres años sin funcionar, encima chulos: los beneficios de esta Ley
también afectarán a las víctimas que lo fueron con anterioridad a su entrada en
vigor. ¡Olé!
Pero, pero... (siempre hay peros), ojo: salvo a aquellas víctimas que lo fueran por atentados
anteriores al 10 de agosto de 1982. Anda, ¡toma fecha! ¿Y eso por qué, por qué regla de tres? Ni en la exposición
de motivos de la Ley ni en su apartado normativo se explica. Hay que echar mano de los diarios y las
discusiones para adivinarlo: el 10 de agosto se aprobó el Estatuto de
Aragón. ¡Ah...! Aa... cabáramos. Ahora ya lo entiendo: esta Ley es de
la Comunidad Autónoma de Aragón y, por tanto, sus normas no pueden ir más atrás
de su propia existencia. ¡Oh, sublime argumento! (Hay casos en que la "memoria histórica no sirve". ¡Remember you!).
Sublime, sublime argumento jurídico. La Ley de Memoria Histórica no lo soportaría. En todo caso, aun siendo la retroactividad de una norma algo excepcional, se vulnera el constitucional derecho a la igualdad. Argumentos haylos para todo y se emplean a gusto no del ciudadano sino de quien gobierna. En todo caso, la atroz discriminación duele. Hace falta ser sinvergüenzas. Ojo,
conste también: esta ley se aprobó por unanimidad (a ver quién tiene bolos de
votar negativamente una Ley electoralmente tan bonita; a
fin de cuentas las víctimas anteriores a esa fecha… bueno, pecata minuta).
Lo cierto es que quedan así desatendidas
y discriminadas víctimas como las del atentado contra el Hotel
Corona de Aragón (12 de julio de 1979), 78 muertos y 114 heridos; la familia
del coronel de Aviación don Luis Constante Acín, vilmente asesinado por el
Grapo en 1980; las de la pareja de
recién casados asesinados en el atentado de la madrileña calle del Correo en
septiembre de 1974 entre muchos otros no por menos conocidos también graves. Por ejemplo, y que yo sepa, mi querido amigo Alfredo Lavilla -54 años hoy-, guardia civil herido en acto servicio.
¡Que los zurzan a todos!
Claro, dirá usted: si
echamos la vista atrás lo menos nos vamos a… ¿los muertos de la Guerra Civil? Mejor que se calle, amigo, que eso sí, eso es
memoria histórica, claro. Y, además, en última
instancia, hombre, por favor, a quién se le ocurre: ¡que lo machaquen a uno
antes de que naciera nuestra bendita Comunidad!
Truhán
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