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(en el día de la
tierra)
Ya no, pero hubo un tiempo en que las
cigüeñas eran los heraldos de la primavera. Aparecían puntuales, como turistas
tempraneros, a ocupar su apartamento en el sur. Su llegada, en los pueblos y
pequeñas ciudades, llenaban de gozo al personal, por su inequívoca promesa. Con
las cigüeñas comenzaban a florecer los almendros y los cerezos y a nacer niños.
Cualquier estadístico podría haber aseverado, basándose en pruebas científicas,
que los niños eran traídos por las cigüeñas, dado el alto grado de correlación
entre la llegada de éstas y el alumbramiento de los bebés. Además, en aquella
España en la que solo viajaban algunos adinerados o aventureros, no era difícil
de creer que pudieran venir de Paris. Un París soñado, de plató hollivodiense
pintado de rosa, de gatos y buhardillas y música de fondo de acordeón o de
violines.
Todo ha progresado rápidamente y después los
niños vendrían de cualquier parte, pero preferentemente de la India y la China,
aunque también de lejanos altiplanos andinos y desde sabanas africanas. La
crisis en España y el auge económico de alguno de estos lugares parece estar
poniendo orden en tan extraño caos, y quizá se vuelva a procedimientos más
placenteros, baratos y naturales para la concepción. Los niños volverán a nacer
en España, donde siempre ha sido difícil vivir, pero no nacer. Sin embargo, en
el caso de las cigüeñas, el asunto es irreversible y no hay forma de regresar
al pasado, con el cambio operado en el clima han dejado de ser nómadas, se han
asentado entre nosotros de forma permanente y nada puede convencerlas de lo
bonito que es viajar, conocer otras gentes y otros lugares, lo placentero de
pasar el invierno en África y el verano entre nosotros. Pero, además, cada vez
se vuelven más ciudadanas, incluso cosmopolitas. Qué asombro causaría a mi
abuelo el ver tantas cigüeñas habitando en Zaragoza, y eso que la Zaragoza de
mi abuelo era un poblachón. Hartas de comer ranas y ratoncillos camperos,
parecen mucho más atraídas por la variada gastronomía que les proporcionan los
basureros ciudadanos.
Quizá me equivoque y no sea el tema
alimenticio lo que les subyugue, quizá aborrezcan la soledad de nuestros
despoblados, su aburrimiento, pero también cabe que estén fascinadas por las
nuevas tecnología de la comunicación y pronto las veamos provistas de un iPad y
teniendo que utilizar el GPS para orientarse.
Antonio Envid
Antonio,
ResponderEliminarPor fin me entero porque han nacido mis hijas en la primavera : el retorno de las cigueñas...asi que la leyenda no era falsa, era realidad...Tu y las estadisticas lo comproban
Ahora me pregunto : quien nos trajo la ultima en Octubre ? ya que las primeras eran de la primavera...seguramente el cambio climatico lo puede explicar.
Siempre se aprende contigo...
Un saludo
Bernardo el Belga (poco eufonico)
Saludos, querido amigo.
ResponderEliminarQuizá alguna de tus hijas fue concebida en España, pues tus constumbres son más de grulla, que migran desde el Norte a este cálido Aragón.