domingo, 22 de abril de 2012

CIGÜEÑAS DEL SIGLO XXI (Antonio Envid)

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AEM


(en el día de la tierra)

Ya no, pero hubo un tiempo en que las cigüeñas eran los heraldos de la primavera. Aparecían puntuales, como turistas tempraneros, a ocupar su apartamento en el sur. Su llegada, en los pueblos y pequeñas ciudades, llenaban de gozo al personal, por su inequívoca promesa. Con las cigüeñas comenzaban a florecer los almendros y los cerezos y a nacer niños. Cualquier estadístico podría haber aseverado, basándose en pruebas científicas, que los niños eran traídos por las cigüeñas, dado el alto grado de correlación entre la llegada de éstas y el alumbramiento de los bebés. Además, en aquella España en la que solo viajaban algunos adinerados o aventureros, no era difícil de creer que pudieran venir de Paris. Un París soñado, de plató hollivodiense pintado de rosa, de gatos y buhardillas y música de fondo de acordeón o de violines.

Todo ha progresado rápidamente y después los niños vendrían de cualquier parte, pero preferentemente de la India y la China, aunque también de lejanos altiplanos andinos y desde sabanas africanas. La crisis en España y el auge económico de alguno de estos lugares parece estar poniendo orden en tan extraño caos, y quizá se vuelva a procedimientos más placenteros, baratos y naturales para la concepción. Los niños volverán a nacer en España, donde siempre ha sido difícil vivir, pero no nacer. Sin embargo, en el caso de las cigüeñas, el asunto es irreversible y no hay forma de regresar al pasado, con el cambio operado en el clima han dejado de ser nómadas, se han asentado entre nosotros de forma permanente y nada puede convencerlas de lo bonito que es viajar, conocer otras gentes y otros lugares, lo placentero de pasar el invierno en África y el verano entre nosotros. Pero, además, cada vez se vuelven más ciudadanas, incluso cosmopolitas. Qué asombro causaría a mi abuelo el ver tantas cigüeñas habitando en Zaragoza, y eso que la Zaragoza de mi abuelo era un poblachón. Hartas de comer ranas y ratoncillos camperos, parecen mucho más atraídas por la variada gastronomía que les proporcionan los basureros ciudadanos.

Quizá me equivoque y no sea el tema alimenticio lo que les subyugue, quizá aborrezcan la soledad de nuestros despoblados, su aburrimiento, pero también cabe que estén fascinadas por las nuevas tecnología de la comunicación y pronto las veamos provistas de un iPad y teniendo que utilizar el GPS para orientarse.


Antonio Envid

2 comentarios:

  1. Antonio,

    Por fin me entero porque han nacido mis hijas en la primavera : el retorno de las cigueñas...asi que la leyenda no era falsa, era realidad...Tu y las estadisticas lo comproban
    Ahora me pregunto : quien nos trajo la ultima en Octubre ? ya que las primeras eran de la primavera...seguramente el cambio climatico lo puede explicar.

    Siempre se aprende contigo...

    Un saludo

    Bernardo el Belga (poco eufonico)

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  2. Saludos, querido amigo.
    Quizá alguna de tus hijas fue concebida en España, pues tus constumbres son más de grulla, que migran desde el Norte a este cálido Aragón.

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