Fotografía: AEM |
La vista había terminado más tarde de lo acostumbrado. Mañana dictaría la sentencia. Sus sentencias tenían fama de fundadas y razonadas, pero también de severas. Se quitó despacio la toga, que plegó cuidadosamente para guardarla en el armario, se lavó minuciosamente las manos, retocó el peinado pasándose un cepillo por los cabellos, comprobó que la corbata estaba en su sitio y que su atuendo se hallaba en perfecto estado. Todo en su escritorio estaba recogido. Orden y método, ese era su lema. Condujo despacio hacia su casa, respetando todas las señales e indicaciones y crispando el gesto cuando observaba a algún conductor descuidado o que cometiera alguna incorrección.
Ya en su casa, en una de las urbanizaciones de los alrededores de la ciudad, resonaron sus pasos en el silencio de la soledad. Se desvistió lentamente, cepilló y guardó cuidadosamente sus ropas y vistiendo un albornoz bajó al sótano.
Una sensación de humedad y un extraño rumor, un glu-glu sordo. Cuando encendió la luz comprobamos extrañados como un enorme acuario ocupaba la casi totalidad del espacio de la bodega. Una gran masa gelatinosa se movía perezosamente en el tanque de agua, como si se desperezase. El abominable ser se aproximó con movimientos lentos hacia una de las paredes de recio vidrio, sujetándose a él con sus poderosas ventosas. El juez se quitó el albornoz y sujetando una pequeña botella de oxígeno a la espalda se puso la máscara en la boca, descendiendo lentamente al fondo del acuario. Allí, con delectación, se dejó abrazar por los ocho viscosos tentáculos de la bestia, abandonándose a él.
Antonio Envid
Antonio, has elegido muy bien al protagonista, un juez siempre da mucho juego. aunque cada vez menos. La tele ha contribuido demasiado a desposeerlos de ese halo de misterio. Pero lo que más me ha gustado es el factor sorpresa y cómo nos has conducido hacia él. Con gran suspense. Creo que serías, o eres, un gran escritor de novela. si un día cuelgas los números...
ResponderEliminarVladimira
estimada vlad como siempre tus comentarios son estimulantes
ResponderEliminarpara colgar los números y dedicarme a la novela (en alguna ocasión me has aconsejado la novela negra) hace falta algo más que el deseo, pero, en fin, todo puede llegar, te dedicaré mi primer libro
Antonio
Me sigo refiriendo a novela negra. Vladimira
EliminarLo que faltaba : el juez practicando la zoofilia ! o solo es un remedio, una cura a base de ventosas...como siempre, Antonio nos deja "colgados" : abre un camino de cien vías, cada uno a buscar la suya...Si, Vlad, Antonio es un (gran) escritor de cuentos...y de las cuentas (los números) a los cuentos...no se si hay un ápice tan grande como lo que separa la "a" de la "o"...Y que no cuelgue los números : es materia austera, que pega a la realidad, que contrapesa la imaginación...y ademas le da excusas para salir de casa o de otras obligaciones ...Antonio es y buen narrador y muy astuto...Gracias Antonio por tus cuentos....
ResponderEliminarLos tentáculos de la justicia, o incluso el juez maniatado por el orden y las convenciones. Me ha gustado.
EliminarJavier Iribarren
Yo lo que me cuestiono es si le trae suerte el bicho, o lo haría igual sin él.
ResponderEliminar¿Lo tenía ya de joven y lo ha alimentado durante su vida?
O se lo ha comprado en un acuario...
O a lo mejor lo ha cazado y lo ha domesticado, aquella vez que se encontró en el fondo marino con él y al conocerle se hicieron amigos.
Qué intriga Antonio
gracias por compartirlo
Ángel
Si la justicia fuera verdadera, se bebería el mar
EliminarÁngel
El asunto del pulpo es muy confuso, corre el rumor de que se conocieron con ocasión de un viaje que hizo el juez al Caribe, en una comisión rogatoria, y de que se enamoró perdidamente de él, hasta el punto de raptarlo y encerrarlo en el sótano de su casa donde lo tiene esclavizado, aunque hay quien asegura de que el verdadero esclavo es el juez y que satisface hasta el menor de sus caprichos, que el cefalópodo lo tiene bajo su imperio, incuso que no dicta ninguna sentencia sin consultarle previamente.
Eliminarantonio
Yo le recomendaría al Juez que bajase a cojer una ostra, que son mejores compañeras y no manipulan.
EliminarPero seguramente el Leviatan mandó al pulpo y le encomendó la misión de despistarle quedándose con él toda la vida. A lo mejor lo vió demasiado ambicioso.
Ángel
El Leviatán no debía de estar muy lejos.
EliminarLa ilustración de la entrada es un cuadro de Santiago Lagunas, a mí me parece algo así como la rosa mística del dolor, me recuerda a la Santa Teresa de Bernini, no por su estética, sino porque me parece que está en la misma onda de espiritualidad.
Antonio
Mu decepcionada me ha dejao, don Antonio. Pensaba que iba a salir con que el Juez consultaba al pulpo el veredicto del juicio que había celebrado. Vamos, con la que cae, mucho mas creíble esto que su historia que, por otra parte, es un tantillo azquerozita ¿no?
ResponderEliminar¿Como se llamaba el pulpo aquel que vaticinaba el resultado de los mundiales?
La Conchaparis
Si Concha, tambien tienes razón : hay veces que las sentencias de los jueces son tan absurdas o tan acertadas como los pronósticos del pulpo Paul...La justicia puede ser tambien una loteria
Eliminarestimada Concha, a mí, en cambio, me parece una hermosa historia de amor. El amor que salta pore encima de barreras, ya no de razas, sino de especies; esa fuerza que no se detiene ante nada.
ResponderEliminarAunque bien mirado, la historia puede ser una parábola: como también los jueces se hallan dominados por pasiones, que pueden perturbar sus veredictos.
En fin, nunca tan poco ha dado para tanto.
Antonio
Ahora que a lo mejor el causante es Ronnie James Dio, haciéndo bailar el "rock and roll children" al pulpo y al juez, por vanidosos.
ResponderEliminarÁngel