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SGS |
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Cuando todos estábamos
convencidos de que las lecturas de Zapatero no iban más allá de la prensa
deportiva y acaso algún viejo manual de adoctrinamiento socialista, va y nos
sorprende con una cita de Ramón Gómez de
la Serna: “El mejor destino que hay es el de supervisor de nubes, acostado en
una hamaca mirando al cielo.” Una cosa es que él sea una auténtica greguería
viviente y otra que se sumerja en lecturas tan corrosivamente irónicas. Alguien
ha dado en el clavo, seguramente la cosa le suene del último cede de “Seguridad
Social”, que incluye la canción “El supervisor de nubes”, y que le habrán
regalado sus hijas para que combata el tedio de estos últimos Consejos de
Ministros.
¿En que emplearán su
tiempo esta cuadrilla de ministros provisionales y dimisionarios? Porque lo que
hay que hacer lo dictan, por un lado la Merkel desde Berlín y, por otro,
Rubalcaba desde Ferraz. De modo que habrá que ver estos agónicos consejos.
Presa del aburrimiento y aguardando a los nuevos inquilinos de La Moncloa,
mirarán por la ventana con la esperanza de que amaine el temporal financiero,
que cada vez se muestra más negro, para poder despedirse a la luz del día y no
de tapadillo y nocturnamente. Como Macbeth, acariciarán la esperanza de que el
bosque de Birmam no se mueva o parodiarán a la corte de Constantino rezando en
Santa Sofía mientras los otomanos arrasaban a sangre y fuego las calles de
Constantinopla.
Pero volvamos a
Zapatero, dice que ahora hará de supervisor de nubes, o sea que continuará
ejerciendo de lo que ha hecho siempre. ¿Pues qué ha hecho en estos años de
gobierno?, contemplar arrobado como pasaban unas dulces nubecillas de buen
tiempo mientras repartía sonrisas al personal y cuando estas nubecillas se
trocaron en amenazadores nubarrones, negar la mayor y tratar de convencer de
que lucía el sol, pero que todos andábamos ciegos menos él En el primer
gobierno reinstauró la figura del privado, en ese caso privada, la María
Teresa, que por cierto ha tenido el buen gusto de salir discretamente de la
escena y hoy se dedicará a pasar modelitos por el salón de su casa, y él,
mientras sesteaba enviaba al pobre Moratinos a que
persiguiera a Bhus para darle la mano (se hacían porras sobre si lo conseguiría
o no). En el segundo, ya lo hemos visto, las circunstancias le obligaron a
quitarse la mandria y ponerse a trabajar algo, lo que ha resultado muchísimo
peor. O sea, que me congratulo de que de ahora en adelante reasuma el cargo de
supervisor de nubes.
Armando Bulla
Hay que agradecer a Servando la magnífica foto que ha puesto a mi entrada.
ResponderEliminarA.Bulla
De nada, don Antonio, usted y su columna lo merecían.
ResponderEliminarPor cierto, merece la pena ampliarla clickeando sobre ella (otro día la pondré en color).
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