Estos
días en que el otoño comienza a mostrar descaradamente su nariz y el verano se
aleja como un recuerdo. En tardes en las que ya comenzamos a reflexionar,
aunque los tópicos se agolpen en nuestro cerebro, pues todavía es pronto para
ponernos seriamente a la fatigosa tarea de pensar. Cuando suena de fondo un
viejo vinilo en el que la cálida voz de Sarah Vaughan nos recuerda que: the leaves of brown
came tumbling down, remember in September, in the rain, sumiéndonos en la melancolía, quiero considerar en que triste
situación nos encontramos y que hubo tiempos, no tan lejanos, en que creímos
ser ricos y dichosos.
Los
miembros del gobierno hace semanas que han dejado sus tareas, aunque todavía la
ministra González Sinde, que deja un listón de incompetencia y un reguero de
dimisiones difícil de superar, ha tenido tiempo de cesar a la Directora de la Biblioteca
Nacional. Como la tripulación que en plena galerna abandonara el barco dejando
al pasaje con un ¡buena suerte, allá se la entiendan ustedes! Todos los mercados
financieros tienen a España en el ojo del huracán, poniendo en duda que seamos
capaces de hacer frente a nuestras cuantiosas deudas, y nos metemos en una
larguísima campaña electoral de casi cuatro meses, desde que el 29 de julio
Zapatero anunciara el adelanto de las elecciones, mientras tanto, sin hacer
ninguno de nuestros deberes, ni siquiera el presupuesto para el próximo año,
sin definir, por tanto, que intenciones tenemos de ahorrar para pagar a nuestros
acreedores, en tanto que Cataluña, en plena insumisión, ya dice que no reducirá
su déficit y se lía en una estúpida batalla sobre si hay que acatar las
decisiones del Tribunal Supermo, suprime la fiesta de los toros y sumerge en el
catalán a tirios y troyanos (senegaleses, castellanos, marroquíes, andaluces y
el numerosos conjunto de tribus que pueblan hoy su territorio) en un alarde de
intolerancia de difícil parangón en el mundo, mientras que el resto de las
comunidades autónomas, a la chita callando, hacen oídos de mercader y siguen
gastando más de lo que ingresan…. o, cuando alguna (Madrid, Castilla) hace
algún gesto para adelgazar el presupuesto de gastos, se le organiza la comuna
Pobre barquilla mía,
entre peñascos rota,
sin velas desvelada,
y entre las olas sola:
¿Adónde vas perdida?
¿Adónde, di, te engolfas?
Que no hay deseos cuerdos
con esperanzas locas.
Parece como si Lope de Vega pensara en la actual situación de nuestro
país cuando así se lamentaba.
Armando Bulla
las canciones de Eva Cassidy de este vídeo no recogen la clasica "September in the rain", que es la que se menciona en el artículo, pero no importa, son esencialmente melancólico-otoñales y muy buenas.
ResponderEliminarCierto, no sé donde tenía la cabeza. Corregido.
ResponderEliminarGracias.
Las hojas secas, se desmoronan
ResponderEliminarrecuerda,
en septiembre, mientras llueve.
Sale el sol, cual moribundo en ascuas,
en septiembre
mientras llueve.
Cada una de las palabras de amor que le oí susurrar.
Las gotas parecen desempeñasr una dulce abstención.
Aunque la primavera llegó, para mí es todavía septiembre.
En septiembre
mientras llueve.