●REC.
Para ser abogado como para ser juez, es necesario ser culto. Para todo es necesario. Pero especialmente
para determinadas profesiones. La
técnica, los entresijos de la técnica de cada oficio, en este caso la técnica
jurídica, imprescindibles, por supuesto; pero la cultura muy necesaria, tan
imprescindible como aquella. Y esto se
está descuidando. Se piensa que para ser
abogado o para ser juez basta con conocer la técnica jurídica. FALSO. Hay que ser culto porque el trabajo de
uno y otro, es decir la técnica jurídica aplicada, está al servicio de algo y
si no se conoce ese fin, si se ignora la meta se ignora todo: el juez, resolver
un litigio que dos partes le plantean, resolverlo IM-PARCIALMENTE, no con
“justicia” (estamos hablando de humanos no de dioses) sino con arreglo a
Derecho, al Derecho humano ―positivo―, buscando dar solución a la
conflictividad social, nada más (y nada menos); el abogado, hacer suyo el
problema cuya solución le confía el cliente, y para ello ha de ser
PARCIAL. Algún imbécil se piensa que el
abogado debe ser IM-PARCIAL. Falso. El cliente, abrumado con su problema,
necesita alguien (un abogado) que se meta en sus zapatos y defienda sus
parciales intereses. El juez PARCIAL es
un degenerado, como degenerado es el abogado que pretenda ser IM-PARCIAL. Pero para tener claro todo esto y para
situarse bien en tan magnas misiones, respetando la ley, las reglas del juego,
no siempre fácil, es necesario ser culto.
En ambas profesiones la línea divisoria entre el actuar honrado y el
actuar tuerto es sumamente fina. Sólo
siendo culto se vislumbra cierta claridad. Por eso el Ruso es un buen abogado. De hecho, es suya esta reflexión. STOP■
Servando Gotor
La ciudad sin faro
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