“Del Rey abajo ninguno” exclama indignado
García del Castañar en la comedia de Rojas Zorrilla manifestando la idea que se
tenía en el siglo XVII sobre la imputabilidad de las personas por muy
encumbradas que estuviesen. Sin embargo, esa imputabilidad universal era ayer y
hoy más una aspiración de justicia que una realidad.
No deja de ser significativo el inusitado
interés que despertaba el discurso del Rey con motivo de la celebración de la
Navidad, y no porque el españolito de a pie sienta un desbordado interés por su
Monarquía (los índices de audiencia lo ponen de manifiesto), sino por un asunto
bastante menos laudatorio: se esperaban unas palabras de disculpa por los
hechos que se le imputan a un miembro de su familia.
Hoy como en el siglo XVII el Rey es
inimputable penalmente. Quizá esto tenga que ser así, no voy a discutirlo, pero
a mí me parece una anacronismo basado en el origen divino de la Monarquía. Pero
esto no es lo importante. Lo preocupante es que después de treinta y tres años
de democracia uno de los graves problemas de este país, al que necesariamente
ha de referirse el Rey en su mensaje de paz, sea el de la corrupción.
La corrupción es un cáncer que corroe todos
los engranajes de la administración de un país, es la hiedra que se abraza al
árbol sano y vigoroso y lo va asfixiando hasta acabar con él, que se infiltra
en todos los tejidos debilitándolos, que crea una sociedad de sinvergüenzas y
resentidos y quienes no entran en ese juego y no quebrantan sus propios valores
morales, tienen un sentimiento de que están haciendo el papel del idiota frente
a los demás.
Tienen antiguos miembros del partido que está
hoy en el poder, hay que puntualizar: con un poder casi absoluto, varias causas
pendientes con la Justicia, y seguramente otras gentes del PSOE han gozado de
cierta impunidad mientras este partido ha manejado los hilos de la autoridad.
Confío en que se aplicará la política de que “quien la hace la paga”, tanto
entre los suyos, como entre los ajenos, sin afección de personas. La posible
capacidad de España para superar sus problemas económicos está en buena medida
condicionada por la lucha contra la corrupción. En definitiva, que el propio
yerno del Rey sea investigado por posibles malas prácticas ya es un signo de
esperanza sobre el digno futuro de esta sociedad.
No entendía muy bien el título y era que le faltaba una coma. Del Reye bajo, ninguno.
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