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En este verticalmente nublado amanecer
a lo lejos, el cielo amarillea sonrosado
trepando el rezagado azul de la noche
y en la solidez de sus colores
me sujeto
y descubro que en los sueños, intangibles
el deseo, es lo único a lo que asirme
Bendito es el paisaje que se impone
como orador silencioso
faro eterno e inalienable
que nos enfrenta a nuestro caos
el que labramos con los bueyes de la memoria
arenas movedizas, en el gigantesco reloj
de nuestras vidas volteadas, que es la mente
Solo los ríos, fluyen de sí mismos
solo ellos conocen la paz de descansar
en el mar de lo acontecido
Ángel Ferrer
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