He abandonado mi puesto
y mi silla está vacía.
Ya no quiero continuar
con este extraño viaje
de paradas permanentes.
Hoy decido que no,
que no quiero ocupar
más vagones de ultratumba
y sólo deseo que me den
el finiquito de lo que me deben.
Dejo una plaza vacante
por si a alguien le interesa.
Vivir me cansa demasiado
y necesito olvidarlo todo,
porque yo ya no soy yo.
Quien decida sustituirme,
si es que a alguien le interesa,
debe ser feliz tanto como pueda.
Mi tristeza es el pan de cada día
con fruto venenoso y estéril.
Dejo una plaza vacante.
Tómela quien desée vivir.
Yo ya estoy cansada
y no me quedan más fuerzas.
Viva quien sepa vivir.
.
ResponderEliminarVamos a ver, Lucia, con mucho afecto
y respeto: ¿quién escribe esto? Si sólo lo
hace una escritora, mal asunto:
¿realmente estas cansada de vivir y comes tristeza
y tal y pascual o es sólo una pose?
Porque no estamos para perder el tiempo, claro:
nos vamos a morir.
Si no puedes respaldar con tu vida lo que
escribes, no lo escribas, por favor,
o puedes poner un cartelito, como el
que ponen en las películas: basado en
hechos ficticios, y así sabremos a qué
atenernos.
Sobra demasiada literatura: no conviene
seguir añadiendo más ruido al ruido;
ahora resulta que levantas una piedra
y salen 5 mártires de la vida: algo falla,
algo falla.
No me he metido contigo (aunque lo
parezca): sólo te he hecho la pregunta
inicial... he dejado tranquilo tu poema
(salvo que me canta ese desée con
un acento tan raro... me importa poco
si está bien o mal puesto, sólo es que canta).
Supongo que sabrás que tu poema se
puede cortar en rodajitas y, la duda
que tengo ahora, es: ¿cuántas rodajitas
de chorizo se salvarían de tu poema?
mmmm...
Gracias por compartirlo con nosotros.
Un saludo cordial.
Narciso
.