miércoles, 25 de enero de 2012

CREPÚSCULO - vuelve Malrencor (Antonio Envid)

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AEM


Baldesca, adormilada, desentumece sus músculos con un felino estiramiento, para volver a arrebujarse en las tibias sábanas, mientras aspira el rastro del olor del cuerpo que acaba de abandonar el lecho. La tarde se desangra en lilas tras las cortinas de cretona. Falta el gato de porcelana y maúlla el amor con dulce ronroneo, pero no falta la media luz, crepúsculo interior de suave terciopelo. Baldesca, en el fondo, es una cursi sentimental sin remedio. Una bandeja, la del almuerzo (mondas de naranja, unos higos, platos con restos de comida, un pequeño búcaro donde han agonizado a lo largo de la tarde las flores) yace abandonada en el suelo con aspiraciones de naturaleza muerta en busca de un Cézanne o un Picasso.


Ibo está en el baño, frente al espejo, rasurándose la barba y preparándose para ir a abrir el club. Es preciso que el dueño llegue el primero, de modo que se garantice la disciplina. Llevar un club no es tarea fácil, se precisa bastante autoridad para dirigir al personal y controlar la clientela. Tras la masacre de la noche de Reyes Ibo se apropió del club y organizó los escasos restos que quedaron de la banda de Malrencor; nada de particular, matoncillos de poca monta que servían para hacer algún recadillo y dar color al establecimiento.


Baldesca odia esta hora crepuscular en que sistemáticamente es abandonada y sueña con que es Kim Bassinger. Ibo está lejos de parecerse a Rusell Crowe, pero ha de reconocer que ella tampoco tiene el atractivo maduro de la prostituta de L. A. Confidential, a pesar de ser más joven. Puestos a soñar, Baldesca quiere ser la atormentada Gilda y hallarse en Buenos Aires, Corrientes 348, segundo piso ascensor, mientras Ibo se viste el esmoquin para abrir el casino. Ibo es Glenn Ford, por supuesto, tan guapo, tan elegante con su esmoquin, tan viril y duro…. y ella, Rita Hayworth que se debate entre el odio y la pasión de amor. El cerebro de Baldesca está poblado en un confuso magma formado por miles de escenas de cine y telenovela con fondo de boleros y tangos, que alivian en algo su oscura vida de mantenida de un chulín de escasa relevancia.


Tras la despedida con un desmayado beso, Baldesca, sonámbula, abre la ventana del apartamento. Ya ha caído la noche. Un abejorro, de pesado volar, peludo y desagradable se cuela con un ronco bisbiseo en la habitación. Tras torpes revoloteos por la pieza se metamorfosea en Malrencor, que una vez corporeizado se dirige a la joven.


-Eres mía, lo sabes. Mira en tu ingle derecha, verás tatuado “belonging to the Malrencor”. Eras mía en el mundo y lo eres ahora en el inframundo donde habito. Tu sangre me pertenece, esa sangre con la dosis justa de hemoglobina, alcohol y coca que tanto preciso. El más sublime coctel que pueda desear. Entrégame tu sangre. Entrégate toda y disfruta.  


La joven languidece, se ofrece y Malrencor con torpes movimientos, patoso, rudo, se abalanza sobre la yugular de la chica y sorbe, en medio de eructos y alaridos de satisfacción. Un rictus de éxtasis se dibuja en la cara de Baldesca trasmutada en Bella, que siente en su cuello el inquietante aliento del apuesto Edward, sumergidos ambos en el morboso y romántico ambiente de “Crepúsculo”.


Ahíto, regoldando, Malrencor se despatarra en un sillón.- Bueno, ya es hora de ir a sentarle la mano a ese imbécil de Ibo. Lo tomo como encargado y el muy mamón se cree el amo…



Antonio Envid.

5 comentarios:

  1. Narciso de Alfonso26 de enero de 2012, 23:30

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    Okis, okis, Antonio, bien escrito y muchos aciertos

    (hallazgos).

    Ya sabes mis problemas con tu poesía, que se vuelven

    del revés con tu prosa, sí.

    A no tardar te nombro maestro (sí, como al

    Maestro Gotor pero con minúscula, que la mayúscula

    es otro grado que exige perseverancia en la labor).

    Gracias

    Narciso

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  2. Estimado Narciso, la obtención del grado de maestro, aunque sea con minúscula y sospecho que no pensionado, haría rebosar mi tarro de vanidad. Aunque, dicho sea sin menosprecio de dicho honor, si se me permite, lo que me gustaría es ser nombrado Callero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, pues acabo de enterarme de que Shakira va a ser promovida al honor de caballero en pocas fechas, y digo yo, entre caballeros habrá cierta fraternidad,y además, discrección, y no me importaría ofrecerme como cabalgadura, caso de que careciera de ella y fuera necesaria para su investidura.
    agradecido y respetuoso. Antonio.

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    Respuestas
    1. Antonio,
      No tengas penas...Claro que Sharika tiene otros encantos que los tuyos...pero menos duraderos

      Bernardo el Belga

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  3. De unos maravillosos quijotes y sanchos son los comentarios anteriores.

    Estamos en el País de las Letras

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  4. Narciso de Alfonso27 de enero de 2012, 19:34

    .
    .
    Estamos (el plural es mayestático, claro) a lo

    que pidas, y lo que pides, según leo, es ser

    Caballo (de la Orden de las Letras y las Artes),

    lo de Francia no poemas arrogárnoslo por ser

    aquel, a lo que dicen, Reino Principal y con

    muchos (demasiados) franceses de visigodo origen.

    Sea pues que cuando llegue el tiempo de ello,

    puedas recibir de nos la merced que te resuena.

    Que cargues sobre tus (secos) lomos el dulce peso

    de la susodicha o de otra dama de no menos portento

    y posición no será ya asunto de nos, que con

    el gran título de Caballo habremos cumplido

    lo que a nuestro cargo corresponde.

    Será directamente en mayúscula, por cierto,

    sin pasar por el grado menor de caballo, que,

    según creemos, podría ser mal valorado por

    amigos y enemigos.

    Hala.

    Gracias, Antonio.

    Narciso

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