Delfine está tomando baños de sol, y tal vez también de agua, entre montañas rocosas, entre las rocas de las montañas, hermosa y lineal y alta como una espiga, quizá porque tiene un color conjunto de cereal, de trigo maduro o de malta de cebada o de pan de centeno.
Tal vez la escasa diferencia entre los colores de su ser y los límites de su figura atenuados por el fondo montañoso y el polvo en suspensión que la luz del sol ilumina en el aire, hacen que veamos a Delfine como filtrada, uniforme, poco diferenciada de partes y elementos, más bien como una forma femenina espigada entre los tímpanos alucinados de las rocas, con el traje de baño de sentir y los zapatos de subirse a sí misma.
Dice la canción que las monjitas de Santa Fe suben y bajan por la pared, lo que hace posible que Delfine suba y baje por las escarpadas rocas que la rodean. Como sencillo merodeador imagino el paso nocturno del agua entre las rocas, libre de puentes, mientras Delfine duerme cerca, junto a las horas y a lo indebido.
Tal vez la escasa diferencia entre los colores de su ser y los límites de su figura atenuados por el fondo montañoso y el polvo en suspensión que la luz del sol ilumina en el aire, hacen que veamos a Delfine como filtrada, uniforme, poco diferenciada de partes y elementos, más bien como una forma femenina espigada entre los tímpanos alucinados de las rocas, con el traje de baño de sentir y los zapatos de subirse a sí misma.
Dice la canción que las monjitas de Santa Fe suben y bajan por la pared, lo que hace posible que Delfine suba y baje por las escarpadas rocas que la rodean. Como sencillo merodeador imagino el paso nocturno del agua entre las rocas, libre de puentes, mientras Delfine duerme cerca, junto a las horas y a lo indebido.
Narciso de Alfonso del
blogEl merodeador
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