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Hizo la guerra.
Firmó la paz.
Tuvo dos
hijos,
buenos amigos,
mujer y un huerto.
Plantó un nogal.
Dio y
recibió
y poco más.
Tras quince lustros
hoy nadie un duro
da por
el viejo.
Así es la vida:
meta y salida.
Va lo comido
por lo
servido.
Todo da igual.
Una excepción
tiene esta regla:
guarda
este hombre
su atrás muy vivo;
pues no es lo mismo
pasar de todo
que
haber vivido,
seguir amando
y ser querido.
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