Château de Laas (AEM) |
Murió Severo en plena
y gozosa juventud,
mi amigo de la adolescencia.
Pasados muchos años
me visitó una tarde
Por qué irrumpes en la modorra de esta tarde,
descendiendo a nosotros desde el maravilloso archipiélago
donde con ventura reinas.
Dejas tus ínsulas extrañas
para mostrarnos sin pudor tu juventud
en nuestra memoria congelada.
Abandonas confiado tu reino abolido.
(un reino que se estrecha cada vez que muere alguien que te amara)
para contemplar nuestra segura decadencia.
¿Recuerdas cuando paseábamos entre macizos de palabras,
como si lo hiciéramos por entre ramos de jacintos,
mientras la tarde agonizaba en nuestras copas?
No nos dolía la muerte de la tarde.
Era tan largo el collar de nuestros días,
que creíamos poder ser pródigos del tiempo.
Antonio Envid.
Acaba de saltar en mi ordenador 'ELEGÍA A SEVERO'.
ResponderEliminarServando dice de ti o de usted que eras/eres un sabio.
Varias cosas que me sugiere la lectura:
Es preciosa la manera de tratar el recuerdo del amigo.
El amor por las palabras, en este caso con él compartido.
Esa fotografía del Château de Laas, lugar también muy apreciado por otros (hasta puede que viera o vieras entre las muchas exposiciones que allí hacen una sobre perfumes, original y deliciosa, como todo lo que hacen, por no hablar del trato que dispensan a sus visitantes. Mucho le dí la lata sobre el lugar y el carácter de ilustrado de sus primeros propietarios al ¿loco del loquero?).
Y yo que tengo que disculpar errores y erratas de escritura ya que en la mía los hay, el disfrutar de un texto bien escrito ( Sí, en la disculpa que lo importante es entenderse y en el placer disfrutar con lo bien hecho que desde luego no está al alcance de todos.)
Si en otra ocasión coloca alguna fotografía de Salis de Bearn, sería ¿bingo? por esa hermosa y hermana tierra.
Gracias por compartir texto y el recuerdo del amigo.
isabel
Me gustan de este poema, sobre todo, los tres últimos versos.
ResponderEliminarEste amigo, Severo Ventós, miembro de una familia de artistas, habría sido un excelente pintor, ya lo era cuando murió a los 25 años. El buen olfato de Isabel ha intuido largas conversaciones entre nosostros, en las que nos extendíamos, con el ardor y la petulancia de la juventud, en materias de pintura, literatura y también, como no, sobre chicas. Él tenía mucho éxito entre ellas, les hacía dibujos, retratos, caricaturas, en cuanto a mí, no os digo nada, porque nada tengo que decir.
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