SGS
Hay una mujer más hermosa que un dorado atardecer de Fiésole, perfecta como el despegue de un cohete en el centro de una velocidad que parece detenida, más natural que el agua, más cruel que la verdad; ahora sólo quedamos tú y yo, dos hombres orgullosos que todavía recuerdan los astilleros de Galilea.
Yo soy verde y descuidado, poseo un huerto lleno de margaritas y cebada, y el tiempo me deja jugar. Bajo las nubes nuevas nada me importa; la tierra sostiene mi estatura humana, la luz me oprime contra sus moléculas en un gigantesco claro del bosque. Me llamarán para que me incline a besar las bocas del polvo, lo sé, pero antes de eso pienso retirarme a algún lugar habitable donde me dedicaré a la vulgaridad y, si me queda tiempo, a la contemplación de los universales. Por ejemplo Cambados, costa de Pontevedra, donde no sé si les oiseaux sont ivres pero me da lo mismo.
Susan puede quererme o no quererme; puede irse o quedarse o volver; embriagarse todas las noches y llevar una vida disipada. Pero no se te olvide que lo que ella haga yo lo escribiré y lo leerán los eruditos y los estudiantes del siglo XXV.
Cuescos
Llamamé cuando vayas a ese lugar habitable para dedicarte a la vulgaridad y a contemplar los universales, quizá yo tome el hábito del pastor Carrascón.
ResponderEliminarJe-je, como nos avises a muchos refundamos Cambados y alrededores
ResponderEliminarAunque no me llames no dejes de escribir... y que yo pueda leerte.
ResponderEliminarZ